Bogotá, Colombia

 

¡Llegamos a Colombia! Nuestro segundo destino. ¿Colombia? ¿Qué pasó con Panamá? ¿No tenían hasta su boleto de autobús? Resulta que Panamá de pronto metió a Costa Rica en la lista de los países con alto riesgo de contagio Covid y además no toma como buena la vacuna Sputnik V porque la OMS no la ha aprobado todavía. Todos los que viajen desde Costa Rica y que no estén vacunados con una vacuna que les guste tienen que pasar 3 días de cuarentena en un hotel de lujo que no estábamos dispuestos a pagar. Preferimos perder el boleto de autobús que habíamos comprado y viajar directo a Colombia. Panamá se la pierde y nosotros nos la ahorramos literal.

Ahora sí ¡llegamos a Colombia! Nuestro segundo destino. La primera parada en Colombia fue la bonita y sorprendente capital, Bogotá. A diferencia de Costa Rica, en Colombia ya no se siente que haya Covid, excepto porque había que usar cubrebocas todo el tiempo, como en todos lados, pero la gente ya estaba activa, prácticamente todo abierto y sin restricciones de horario, o esa era la impresión que nos dio. Lo primero que hicimos fue ver la película de Simón Bolivar para entender gran parte de la historia de Colombia y de toda la región, y tomamos un tour caminando por el centro de la ciudad que nos ayudó a entender un poco más de la historia del país y a ubicar los puntos turísticos más importantes de la ciudad. Diría que entendimos todo y pusimos muchísima atención pero estábamos distraídos porque teníamos que pagar en el banco un tour que íbamos a tomar unos días después por el Eje Cafetero, pero era sábado y no habían bancos abiertos, y los de los tours no nos contestaban para darnos otro medio de pago. Pueden hacer el pago en un Corresponsal ¿un qué? Son negocios donde se pueden hacer transacciones bancarias ¡Ah! ¡Como un Oxxo! pues ya, encontramos un bendito Corresponsal, fuimos a sacar el efectivo no sin antes tener problemas con el cajero y pagamos nuestro tour justo a tiempo.

¡Bendito Colombia que gran parte de los museos son gratuitos o te cobran muy poco! Aprovechamos para visitar el Museo del Oro ¡increíble! Estábamos tan embobados en todas las piezas que veíamos que ni si quiera nos dimos cuenta que ya era la hora de cierre del museo y todavía no acabábamos, tuvimos que sacrificarnos y regresar otro día a terminar de ver maravilla tras maravilla. Visitamos también el museo Botero y entendimos que Botero no hace cosas y gente obesa como hasta ese momento pensábamos, sino que juega con las proporciones: ojos, nariz y boca muy pequeños, brazos muy cortos, etc. Es por eso que todos parecen estar obesos pero no, sólo están desproporcionados. No sé que preferiría yo, si estar obesa o desproporcionada.

También visitamos la Catedral de Sal en Zipaquirá, a las afueras de Bogotá. Es una cosa enorme enorme enorme, una mina de sal subterránea en la que construyeron una iglesia que realmente funciona como iglesia, lo cual es único en el mundo, tiene también todo un vía crucis y al final varias tiendas y hasta una cafetería, todo eso subterráneo. Cuando hicimos la visita a la Catedral fue con nuestras backpacks encima, éramos las personas más estorbosas del grupo de la visita guiada, estamos seguros de que los demás nos odiaban por estorbosos o nos compadecían por andar cargando nuestros bultos, de cualquier manera no pasamos desapercibidos. Saliendo de Zipaquirá nos fuimos en transporte público con rumbo a Chía para vernos con nuestros amigos Cris y Luis en Andrés Carne de Res, parada obligada si estás en Bogotá. Alfred y yo traíamos prisa porque ya íbamos tarde para la comida, pero el chofer del camión probablemente iba con diarrea y de la mala porque no pasaba oportunidad para acelerar a todo, gracias a eso llegamos sólo una hora tarde, podría haber sido peor. Nos invitaron un surtido delicioso de la comida típica de la región y más tarde nos llevaron a una reunión con amigos suyos donde tomamos tequila para no extrañar.

Nos fuimos a Cartagena, que contaremos en otra publicación, y regresando a Bogotá fuimos con Caro y Jaime, amigos de Ana Pau mi prima, que sin conocernos nos dedicaron casi todo un día y nos consintieron muchísimo. El plan original era subir con ellos a Monserrate, una iglesia que está hasta arriba de la montaña, pero había tal cantidad de gente que preferimos no ser víctimas del Covid y hacer un cambio de planes. Nos llevaron a las afueras de Bogotá por una ruta muy linda de montaña y campo, paramos en Calera para comer unas arepas de maíz blanco rellenas de queso extraordinariamente deliciosas, las mejores que hemos comido. Después nos llevaron a Guatavita a conocer un pueblo hermoso a un lado de una presa cuyas construcciones son todas blancas con teja roja y donde comimos un surtido de postres típicos en La Plaza del Postre.

¿Y entonces ya no fueron a Monserrate? Sí fuimos, teníamos que ir forzosamente, todas las personas a las que les decíamos que éramos primerizos en Bogotá nos preguntaban ¿ya fueron a Monserrate? No íbamos a poder dormir tranquilos si salíamos del país sin haber conocido Monserrate. Nuestro último día en Bogotá salimos a las 7:00 am del Airbnb, tomamos el funicular y subimos para admirar la ciudad a una altura de 500 metros sobre Bogotá, desayunamos en una de las fondas y bajamos para visitar la Quinta de Simón Bolívar donde nos llamó la atención que a pesar de la importancia tan grande del personaje y el poder que tenía, todo el decorado de la casa era bastante modesta, con todas las comodidades de la época pero con pocos lujos. Un personaje admirable de principio a fin.

La opinión del viajero Alfred sobre Bogotá:

Lo mejor: La visita al Museo del Oro

Lo peor: Los trancones (o también llamados asentamientos vehiculares)

La anécdota más chistosa: Llegamos de noche a un hostal de baño compartido, la dueña del hostal nos dijo que el baño estaba a un lado de nuestro cuarto puesto que ni los cuartos ni los baños tenían letreros en las puertas. Lulú intentó abrir la puerta del baño que resultó ser el cuarto de una chica que pegó un grito como si la fueran a matar.

La mayor inconformidad: En Colombia al parecer las tarjetas bancarias extranjeras no funcionan muy bien. Batallamos muchísimo para sacar dinero de cajeros, estuvimos 4 días tratando de comprar boletos de avión en línea con 4 aerolíneas y 5 tarjetas diferentes y nunca pudimos, nos tuvieron que ayudar unos amigos con una tarjeta colombiana.

Centro de Bogotá




















El Museo del Oro
























La Catedral de Sal de Zipaquirá 











Monserrate y la Quinta de Bolívar
















Comida que probamos en Bogotá (probamos casi toda la de estas fotos)
























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