El Cairo, Egipto: las pirámides más grandes y antiguas del mundo

22 de noviembre de 2022. Ocho de la noche salió el avión de Tel Aviv hacia El Cairo con escala en Atenas. En esta aventura dándole la vuelta al mundo no se nos hizo conocer Grecia así que por ahora nos conformamos con conocer el aeropuerto de Atenas y tratar de adivinar cuál de todas las lucecitas que veíamos en el avión desde las alturas era el Partenón. ¡Creo que es eso! ¡Eh! ¡Ya vimos el Partenón! En el vuelo una señora bien agradable nos empezó a hacer plática porque ha ido a México varias veces y le encanta, nos contaba que es su país favorito y eso que conoce muchos. Ella era Polaca y vivía en Grecia, le encantaba viajar por todo el mundo y nos empezó a recomendar muchos lugares Tienen que visitar Uzbekistán, les va a encantar. También Georgia y Azerbayán. ¡Cuántas ganas de ir a esos lugares también! El mundo es verdaderamente una maravilla, para donde voltees hay algún país o ciudad increíble pero por el momento esos países tendrán que esperar.

Llegamos al Cairo a las 3 de la mañana y a nuestro alojamiento como a las 4. Y a pesar de la hora bien buena gente nuestro anfitrión nos recibió y se aseguró de que tuviéramos todo para una buena estancia. Hasta salió a comprar unas cosas ¿A las 4 de la mañana? Sí, a las 4 de la mañana habían tienditas abiertas, quién lo hubiera imaginado. A la mañana siguiente aún en cama empecé a oír el ruido de la calle, gente gritando y claxonazos de coches en una calle supuestamente tranquila y poco transitada. Y entonces me acordé de que estaba en una de las ciudades más pobladas y caóticas del mundo. Sí, mucho más caótico que México, en comparación México es bien ordenadito, créanme, ahí hasta encontrar el medidor de gas de tu departamento es toda una aventura.

Salimos por la tarde a comer el platillo nacional de Egipto, una mezcla extraña pero sabrosa entre pasta, garbanzos, lentejas, ajo y salsa de jitomate con chile. ¡Eh! ¡Picante, qué rico! Alfred confiado se puso picante de más y la sufrió para terminarse el platillo, ¿no que muy mexicano? Uno se desacostumbra después de tanto tiempo fuera del país. Salimos a pasear por las calles comerciales del centro de la ciudad, por primera vez en nuestra vida vimos un oblisco egipcio en su lugar de origen: Egipto. ¿Y aquí cómo se cruza la calle? ¡Como puedas! Arriesgando tu vida si es necesario. No sé bien si los coches esquivaban a los peatones o los peatones esquivaban a los coches pero al final todos lograban su objetivo. Aprovechamos ese día para ver documentales sobre la historia del Antiguo Egipto pero sobre todo de las pirámides que íbamos a ver en los próximos días. Fue información mega útil para nuestros siguientes días.

Al día siguiente nos levantamos para ir a visitar las Pirámides de Guiza, lo más famoso de lo más famoso de Egipto. Nos fuimos en un taxi que con cortos claxonazos, como todos los demás, advertía a los coches vecinos de su presencia y aunque sí había carriles pintados era como si no lo estuvieran, cada coche hacía su propio carril sin la más mínima intención de seguir al coche de adelante, cada quien por su lado como cardumen de peces. Eso de que quien maneja en México maneja en todo el mundo no es cierto. Aquí no podríamos manejar. Casi una hora de camino, todavía no salíamos de la ciudad pero ya podíamos ver una de las gigantescas pirámides que parecía una montaña enorme a lo lejos. No me imaginaba que las pirámides estuvieran tan cerca de la ciudad. Casi casi que estaban en la ciudad.

Entramos al sitio arqueológico, nos acercamos a la primera pirámide que era enorme, como una montaña tan grande que al acercarnos perdíamos todo sentido de proporción y dejaba de parecer tan grande como era. Alguna vez, cuando se construyó hace 4500 años, estuvo toda recubierta de piedra caliza blanca con la punta dorada para reflejar el sol y que los dioses la vieran sin duda. Ahora del revestimiento no queda nada porque se empezaron a desprender y los árabes cuando llegaron en el siglo XIV usaron parte de esas piedras para construir algunos de sus edificios en El Cairo. Hoy sólo podemos ver la estructura pero ya no lo maravillosa que se veía terminada con su diseño original. Esta pirámide de Keops fue construida en un periodo aproximado de 20 años con turnos de decenas de miles de obreros a la vez y más de 2 millones de bloques de piedra que pesan entre 2 y 60 toneladas. ¡Impresionante de verdad!

Fuimos a ver la segunda pirámide, igualmente impresionante aunque un poco más pequeña pero en la que afortunadamente todavía podíamos ver hasta arriba parte de su recubrimiento. A esta pirámide entramos para ver la cámara funeraria. ¡Uy! ¿Y cómo entra uno ahí? Sólo para enanos. Entramos por unos pequeños pasadizos hasta la cámara funeraria, un espacio prácticamente vacío excepto por la tumba donde hace miles de años los restos del faraón al morir fueron depositados para viajar al más allá. A los faraones se les enterraba con verdaderos tesoros además de objetos útiles que podía necesitar en el más allá. Pero dado que las pirámides casi no llamaban la atención y que literalmente miles de personas sabían que se enterraban con riquezas impresionantes todas fueron saqueadas por locales o extranjeros.

La tercera pirámide, más pequeña, nos llamó la atención por un hueco hecho en una de sus caras, parecía producto de un acto de vandalismo o algo así. Resulta que en el siglo XII fue la intención de los kurdos cuando Egipto quedó en su poder destruir las pirámides pero era tan costosa su destrucción que abandonó esa tarea. ¡Qué suerte! ¡Y qué horror la necesidad de esos extremistas de estar destruyendo cosas maravillosas!

A pesar de todos los esfuerzos de los tenaces, insistentes y necios señores que rentan caballos y camellos para que rentáramos el paseo con ellos logramos llegar caminando hasta el mirador para la foto típica de las Pirámides de Guiza donde teníamos la vista increíble de esas fabulosas tumbas construidas hace tanto tiempo y que afortunadamente siguen en pie. En ese mirador nos encontramos con una exhibición de arte contemporáneo, algunas interesantes esculturas que le daban un aspecto diferente al paisaje.

Seguimos caminando encontrándonos con un montón de botellas de agua tiradas por todos lados ¡Qué absurdo eso de las botellas de agua! No tiene ningún sentido su producción, la mayoría de ellas en el mundo quedan tiradas en el suelo, en vertederos a cielo abierto o en los ríos y océanos, además de que ahora se sabe que nunca se degradan. Todos los viajeros deberían de usar filtros portátiles. Tratando de contribuir con nuestro granito de arena a que el paisaje no se viera tan horrendo con tantas botellas nos pusimos a recoger unas cuantas botellas y depositarlas en un bote de basura aunque sabíamos que era un intento de solución sólo estético y que realmente esas botellas de plástico ya producidas irían a parar a otro lugar en el mundo donde contaminarían también.

Por último en nuestro recorrido por Guiza fuimos a ver la famosa esfinge que era parte de todo un complejo funerario. De lejos se veía bien chiquita pero conforme fuimos avanzando la esfinge iba creciendo hasta que la vimos de cerca, magnífica, en todo su esplendor. Su construcción fue hace 4500 años durante el reinado de Kefrén, el mismo de la segunda pirámide. Lo curioso es que al parecer primero era un león completo y después el faraón Kefrén mandó a cambiar la cara del león por la suya. Me encantan esos caprichos de los súper poderosos, son como niños chiquitos.

El siguiente día visitamos el Museo de las Civilizaciones Egipcias, un museo la verdad no muy grande, incluso podría decir que pequeño comparado con otros museos importantes pero que nos tomó como cinco horas recorrerlo porque simplemente nos fascinó. Empezamos por una excelente exhibición de momias de faraones de toda una dinastía en orden cronológico en donde a cada uno le daban un espacio especial explicando quién había sido ese personaje y presentando su cuerpo momificado y su féretro. Maravilloso. En esa exhibición no permitían las fotos así que nos dedicamos sólo a observar los detalles. 

Después seguimos con el resto del museo que trataba de civilizaciones de Egipto desde los primeros asentamientos hace 40 mil años hasta el siglo XX. Vimos objetos de lo más curiosos como figuritas representando diferentes trabajos cotidianos de los egipcios, instrumentos básicos que los ingenieros usaban para sus construcciones como el nivel y la escuadra, carruajes de guerra y hasta parte de la cubierta que alguna vez adornó la Kaaba Esto es lo más cercano que llegaremos a La Mecca.

Al día siguiente un conductor y su compañero nos llevaron a visitar algunos sitios arqueológicos cercanos a El Cairo. Hola, quieren ir a Saqqara, ¿verdad? Para mí también es la primera vez que voy. Nunca he ido, y tampoco he ido a Guiza ¿por qué habría de ir? No me interesa. Esto nos dijo Eslam, uno de los egipcios que nos estaba llevando. No sabíamos qué contestarle, para nosotros era inaudito que viviendo en El Cairo nunca hubiera ido a las Pirámides de Guiza pero todavía peor que no le interesara ir. Nos contó que a los egipcios no les interesan esas cosas del Antiguo Egipto, que todo es para extranjeros, no para ellos. Y sí, nos fijamos que en todos los sitios a donde fuimos por lo menos ese día no había egipcios, todos eran extranjeros. Al parecer los egipcios actuales no se identifican con ese pasado.

Llegamos a Saqqara, la primera pirámide construida en el mundo, la que lo empezó todo. Normalmente a los faraones egipcios se enterraba en construcciones de un solo piso pero hace 4700 años a uno de ellos le pareció buena idea ponerle más pisos a su tumba ¿por qué no? Eso iba a hacer que se notara su poder y que los dioses seguro lo voltearan a ver tras su muerte. Llegamos al complejo, la pirámide era mucho más grande de lo que imaginábamos. Y ésta a diferencia de las de Guiza era escalonada. 

La entrada a la necrópolis era impresionante, unos muros enormes y columnas bien bonitas con formas naturales para que todos los que visitaran la necrópolis supieran que ahí estaban enterradas sólo personas importantes. Entramos por un pequeño pasillo a una de las tumbas y nos encontramos con jeroglíficos adornando todas las paredes de la cámara funeraria. Ésta es la primer tumba que adornaron por dentro. Ésta fue la que empezó con esa costumbre. Estaba increíble, daban ganas de saber interpretar esos jeroglíficos para entender todo lo que decían.

Fuimos a otras tumbas, éstas ahora adornadas con imágenes principalmente de egipcios preparando todas las provisiones necesarias para la siguiente vida del muerto.

Después visitamos otras pirámides que fueron las primeras en hacerse sin escalones. El primer intento se derrumbó, el segundo intento no quedó muy piramidal sino más bien con forma de tienda de campaña y el tercer intento finalmente quedó como una pirámide egipcia, la primera en su tipo. Ya me imagino el faraón ha de haber estado furioso con los primeros dos intentos, algunas cabezas probablemente rodaron por tales fallas. De hecho esos primeros dos intentos de pirámides nunca se usaron, por si a alguien le interesa todavía están vacantes.

Por último ese día visitamos Memphis, la antigua capital del imperio egipcio, y que alguna vez durante el reinado de Ramsés II fue una ciudad espectacular sin embargo prácticamente nada de la ciudad se conservó ¿Y entonces a qué fuimos? A lo único que hay, un museo de esculturas que se han encontrado. Entramos a un pequeño edificio que resguarda una nada pequeña escultura de Ramsés II hecha magistralmente de una sola pieza de granito que nos sorprendió muchísimo por lo grande y bonita. La encontraron en 1830 boca abajo en un pantano y fue hasta 60 años después que pudieron levantarla y voltearla para su exhibición. Los ingleses tuvieron la intención de llevársela como souvenir a su hermoso país pero afortunadamente no encontraron cómo hacerlo por el peso y dimensiones, si no ya estaría en el British Museum entre las otras miles de esculturas egipcias.

Fuimos a ver el resto de las piezas exhibidas en un museo a cielo abierto donde el pedacerío nos daba una idea de la cantidad de cosas, palacios, templos y tumbas que había en Memphis y que se habían perdido para siempre.

El último día en El Cairo fuimos al Museo Egipcio a ver en exposición una cantidad enorme de objetos del Antiguo Egipto que nos emocionaron muchísimo porque ya traíamos un montón de información de lo que habíamos visto en documentales y lo que habíamos aprendido visitando los sitios arqueológicos. Este museo definitivamente hay que visitarlo ya teniendo información previa, si no solamente estaríamos viendo objetos bonitos. Lo más impresionante de ese museo fue ver el riquísimo tesoro encontrado en los 20s en la famosísima tumba te Tutankamón, una cosa maravillosa y muy especial. Los collares, amuletos, brazaletes, la máscara, los féretros, todo, absolutamente todo nos sorprendía. Eran unos trabajos hermosos de oro, lapislázuli, turquesa, coral, vidrio pintado que se te caía la baba. Ahí dentro estaba prohibido tomar fotos y qué bueno porque seguro se harían filas más grandes de gente, así todos podíamos observar con calma esos tesoros maravillosos.

Seguimos viendo el resto del museo con objetos de toda la historia del Antiguo Egipto, incluso hasta objetos ya de mezcla griega y egipcia, de cuando Alejandro Magno expandió su imperio hasta Egipto pero en lugar de imponer el arte y arquitectura griega se adaptó a lo egipcio creando esculturas de él estilo egipcio y continuando con la momificación de los muertos al puro estilo egipcio aunque ya un poco mezclado con el arte griego. ¡Muy curioso!


La opinión de Alfred sobre El Cairo:

Lo mejor: Obviamente están las Pirámides de Guiza que es una obviedad decir que es lo más padre por todo lo que significan para la humanidad en cuanto al nacimiento de la civilización, pero debo decir que algo de lo que más me gustó fue el Museo de las Civilización Egipcias la exposición de las momias, espectacular ver la colecciones de momias, sarcófagos y todo en un solo lugar.

Lo peor: Cómo manejan. Es verdaderamente de terror. Después de unos días ya te acostumbras pero al principio sientes que vas a morir. Hay rayas pintadas pero como si no estuvieran. Cruzar la calle es toda una aventura pero Lulú como está loca me agarra de la mano y me cruza como niño chiquito.

Lo más chistoso. En las Pirámides de Guiza los niños se arremolinaban alrededor de Lulú para tomarse selfies con ella. Cualquiera hubiera pensado que era una artista famosa.
















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