Empezamos el recorrido en teleférico subiendo, subiendo, subiendo, subiendo y subiendo la montaña. Cuando ya no podíamos subir más ya sólo nos quedaba bajar, esta vez en un circuito de 7 tirolesas de hasta 750 metros de largo y 100 metros de alto. En la primera tirolesa me acomodé pésimamente mal a pesar de que era realmente fácil acomodarse bien y me atoré antes de llegar al final, sonaron la alarma, llegaron los bomberos con helicópteros y equipo especial y me rescataron ¿o eso lo soñé? Ah sí, lo que en verdad pasó es que yo me fui jalando solita con mis brazos hasta llegar al final donde amablemente me hicieron la observación de que mi torpeza estaba retrasando al enorme grupo de 7 personas. Las siguientes veces por supuesto que ya lo hice bien. Fue maravillosa la sensación de ir volando tan alto observando los árboles debajo, las montañas alrededor totalmente verdes y las nubes a los lados. Al final de las tirolesas teníamos la opción de hacer salto al vacío con una bajada controlada al final o hacer rappel. Alfred y yo decidimos hacer caída libre para darle más emoción, yo bien valiente me puse hasta delante de la fila, prepararon mi arnés con mis cables de seguridad, me puse en la orilla para saltar para atrás al vacío. Tres, dos, uno ¡salta! Al mismo tiempo que estaba yo saltando estaba gritando ¡No! ¡Ya no quiero! Para cuando me di cuenta ya estaba hasta abajo como si nada.
Para terminar la aventura en Monteverde hicimos senderismo guiado para observar como se debe todo nuestro alrededor, arriba y abajo, porque en ese sendero pasamos por 5 puentes colgantes de hasta 236 metros de largo y 70 metros de alto. Algo espectacular. Vimos hongos, honguitos y hongotes, tarántulas en sus cuevitas, cinco especies de colibríes súper bonitos, caminos por donde pasan chanchos de monte que es la comida preferida del jaguar y un montón de árboles, flores y lianas. Regla número uno es no salirse del sendero, regla número dos es no tocar nada porque puede ser venenoso, regla número tres los hongos aquí no son comestibles. No hubo problema en seguir esas reglas aunque los hongos se veían muy sabrosos. Al guía fue al que se le olvidó una de las reglas y casi le pica una arañota al estar explicándonos cómo algunas hojas están enrolladas cuando son jóvenes, afortunadamente reaccionó a tiempo y pudimos huir despavoridamente del peligro.
Salimos del parque totalmente emocionados y totalmente secos, de nuevo no llovió nada, 0% de la lluvia pronosticada. Estamos seguros de que la predicción del clima en Costa Rica la hace algún oso perezoso.
Subiendo a la cima en teleférico con increíbles vistas
El sendero con puentes colgantes
Hermosas fotografías y muy divertidas narraciones Lu
ResponderBorrarGraciaaaaaaas!! Nos encanta compartir nuestras experiencas.
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