Guayaquil y Cuenca, Ecuador


19 de noviembre de 2021. ¡Llegamos a Ecuador! El tercer país que visitamos en esta aventura que no tiene cuarentenas obligatorias y sí acepta nuestras vacunas. Nuestra primera parada fue Guayaquil, una de las dos ciudades más importantes de Ecuador. Ahí nos encontramos con un amigo y tocayo de Alfred que vive en Guayaquil y que como todo un guía turístico profesional nos armó un día completo de experiencia guayaquileña empezando por el desayuno en uno de los restaurantes típicos de la ciudad. Nos llevó después a una zona muy linda de Guayaquil, a visitar pequeños museos en un edificio a los que nosotros solos jamás hubiéramos llegado, ahí conocimos el museo del equipo de futbol Barcelona, y del Emelet, también el Museo de la Música, de la Cerveza y del Café, así de variado el recorrido. Fuimos después al Cerro de Santa Ana, uno de los principales atractivos de la ciudad en donde hay que subir 444 escalones para llegar a la cima. Las autoridades de Guayaquil son muy consideradas porque los escalones ya están numerados y sólo nos tuvimos que concentrar en subir y sudar, y no en contar. ¡Lo logramos! ¡Llegamos hasta arriba! Nos encontramos con una pequeña iglesia que sirvió para agradecer que no morimos en el intento de subir y con un farol al que subimos no sé cuántos escalones más, esos no estaban numerados, para tener la mejor vista de la ciudad. Nos contaron que en ese cerro de Santa Ana nació Guayaquil y que a penas hace unos años fue remodelado para convertirlo en sitio turístico con casas bien pintadas, tiendas, restaurantes y bares. Nos quedamos con la boca abierta cuando vimos las fotografías del "antes", de un lugar prácticamente abandonado ahora es un destino para pasear, comer o tomar. Ahí tomamos una cerveza que nos refrescó el alma y en la tarde la pasamos en casa del tocayo donde nos dio de comer hasta morir y conocimos a otros guayaquileños muy pero muy chéveres, como dicen en esos rumbos.

Al día siguiente complementamos la visita a la ciudad con un tour caminando por otros lugares importantes como el centro histórico que es muy curioso porque tiene edificios espectaculares de principios de 1900 mezclados con unos horrendos de los 70s, parecería que cuando llegó la llamada modernidad se pusieron a reemplazar edificios antiguos con la nueva arquitectura, algo muy desafortunado para la ciudad. Como parte del tour visitamos el museo del bombero que nos encantó porque, además de que tiene carros de bomberos viejísimos a los que nos pudimos subir y tomar fotos como niños, nos contaron que Guayaquil sufrió 3 grandes incendios a finales de 1800 y principios de 1900 que destruyeron más de la mitad de la ciudad y en el que  murieron miles de personas y desde ese momento los bomberos son obviamente muy importantes y reconocidos en la ciudad. Para terminar el tour nos subimos en el primer teleférico en América Latina que atraviesa un río, como buenos turistas compramos nuestros tickets, nos subimos, nos emocionamos, nos bajamos al otro lado del río,  nos subimos de nuevo en el teleférico, nos emocionamos de nuevo y nos bajamos en el lugar original.

El último día que nos quedaba en Guayaquil lo aprovechamos para ir al Parque Histórico Guayaquil que nos encantó, tiene un zoológico, un mirador al río y una parte, que para nosotros fue la más bonita, con casonas que originalmente fueron construidas en el centro de Guayaquil pero cuyas fachadas fueron rescatadas de la demolición y reubicadas en este parque, qué raro, no?. Ahora forman parte de un lindo pueblito turístico con iglesia, hoteles, restaurantes y tiendas, todo muy lindo. La última noche en Guayaquil cerramos con broche de oro cenando delicioso con el tocayo y banda guayaquileña unos cangrejos que nos supieron tan ricos como el tiempo que nos tardamos en romperlos, sacarles el relleno y comerlos. Es muy entretenido pero definitivamente no los recomiendo para comer con prisa.

Después de despedirnos de Guayaquil nos fuimos a Cuenca, conocida como la ciudad más


bonita de Ecuador. Llegamos en la noche y desde lejos lo primero que vimos fueron unas cúpulas iluminadas bellísimas, pintadas de azul y blanco. ¡Wow! ¡Si eso se ve a lo lejos ya quiero verlo de cerca! Por supuesto que al día siguiente hicimos nuestro tour caminando por una ciudad extremadamente bonita y bien cuidada, tanto que Alfred ya estaba buscando propiedades en venta. Bueno, ya se acabó el viaje, lo disfrutamos mucho, nos quedamos a vivir en Cuenca. Y es que la verdad sí dan ganas de quedarse a vivir ahí, es muy linda, edificio tras edificio es una belleza, la catedral y alrededores son lo mejor, y a pesar de que las torres de la catedral nunca fueron terminadas las cúpulas son las estrellas de la construcción. Ahí en Cuenca también visitamos la catedral vieja que es muy bonita por dentro y que ahora sólo funciona como un museo que afortunadamente rescataron porque la habían dejado completamente abandonada al construir la nueva, y el museo de sombrero de paja toquilla o también conocido como "panama hat" porque ese tipo de sombrero lo usaron los trabajadores cuando construyeron el Canal de Panamá, sin embargo era producido en Ecuador.

Al otro día nos fuimos a Ingapirca, un importante sitio arqueológico Inca cerca de Cuenca al que podíamos ir en autobús. Llegamos a la terminal de autobuses y resulta que ese día no salían autobuses directos, tuvimos que viajar a otro pueblo para tomar otro autobús que nos llevó a Ingapirca, el viaje que en teoría debía ser corto duró 3 horas y ni siquiera estábamos seguros que podríamos entrar al sitio arqueológico porque en algunas páginas de internet decía que se tenía que hacer reservación con 72 horas de anticipación y en otras no. Al final llegamos y sí pudimos entrar sin ningún problema, el resto de los turistas que estaban ahí tenían la misma confusión que nosotros, todos llegaban sin saber si podrían entrar. Empezó el recorrido con el guía, todo muy interesante y de pronto que se suelta la lluvia, que sacamos los impermeables, que nos vamos a resguardar, que vamos rápido a sacar fotos a los más importante, que se acaba el recorrido y que nos tenemos que salir. Hasta eso que el guía pudo explicar gran parte del sitio pero no pudo terminar todo el recorrido que hubiera querido. Nosotros aunque un poco mojados nos quedamos satisfechos del recorrido que hicimos porque todo lo que nos pudo explicar fue muy interesante. Al salir aprovechamos para comer y descansar un poco antes de las otras 3 horas en autobús para regresar a Cuenca y partir al día siguiente a nuestro recorrido de volcanes.

La opinión del viajero Alfred sobre Guayaquil y Cuenca:

Lo mejor: De Guayaquil lo mejor es el faro del cerro de Santa Ana y su teleférico sobre el río, lástima que sólo sirva para turistear y no como transporte público que es su objetivo. Y comer cangrejo es toda una experiencia. Y de Cuenca lo mejor es todo Cuenca.

Lo peor: Guayaquil es poco turisteable, no hay mucha infraestructura para el turista. De Cuenca lo peor es no poder quedarme a vivir ahí.

La anécdota más chistosa: En Cuenca llegamos de noche a buscar un lugar donde comer y el gerente del hostal nos recomendó comer chaulafán que pensamos que iba a ser un platillo ecuatoriano muy elaborado pero cuando llegamos al lugar recomendado resulta que era un restaurante chino al que le dicen "chifa" temático de Dragon Ball Z llamado el Broster de Goku, y el chaulafán es arroz frito estilo chino con cerdo, pollo y camarón. Delicioso pero poco ecuatoriano.

La mayor inconformidad: En Guayaquil llevamos ropa a la lavandería y regresó con tres calzones y un calcetín menos de Lulú, tuvo que ponerse a lavar los dos calzones que le quedaban en lo que compraba otros. Lulú guardó el calcetín que no tiene par para cuando se pierda otro.

Comiendo cangrejos

Parque Histórico Guayaquil
Puertas de Catedral de Cuenca
Museo del Sombrero de Paja Toquilla en Cuenca
Escultura de iguana gigante en Guayaquil
Museo del Bombero
Cena con amigos en Guayaquil












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