Potosí, Bolivia: aventura en la antigua mina de plata más importante del mundo


Llegamos a Potosí, ciudad del Cerro Rico del que durante la colonia se extraía la mayoría de la plata que circulaba en el mundo, y por este Potosí es que San Luis Potosí en México se llama así. La ciudad en su momento fue tan importante que llegó a tener una población comparable a la de París y Londres, y en gran parte debido a esta mina el territorio de Bolivia acabó siendo un país independiente. En nuestro primer día en Potosí fuimos a la espectacular Casa de Moneda de 8 mil metros cuadrados, una construcción realmente impresionante no sólo por el tamaño sino por lo bonito del lugar y la importancia de su historia. Esta casa de moneda conserva maquinaria y herramienta que se usaba en 1700 y 1800 para la fabricación de las monedas, maquinaria que está en tan buen estado que hace unos años la pudieron poner en funcionamiento.

Fuimos a pasear por el centro que es muy bonito, una ciudad que se nota que en su época era muy importante, llena de riquezas y de construcciones muy bonitas. Wow, esta plaza está tan limpia que parece que la trapean, deslumbra de lo blanco

Fuimos a visitar la Catedral que nos dijeron que estaba abierta por atrás para visitas y Alfred y yo fuimos las únicas visitas así que ese tour fue totalmente para nosotros solitos. Entramos en una Catedral sencilla y bonita, casi totalmente blanca con algunos toques de azul, rojo, rosa y dorado. Nos subieron a ver de cerca el órgano que aunque no era muy grande, comparado con otros que hemos visto, la guía nos explicó que su importancia radica en que a éste le pusieron unos cuadrados de madera en lugar de tubos para imitar sonidos de música quechua y que en el mundo sólo hay dos órganos con esa característica. Por último subimos al campanario para tener una linda vista de la ciudad.

Fuimos al tour de la mina y negociamos para que por un buen precio nos dieran también una visita a un ingenio y poder ver el proceso completo de la obtención de la plata. En México habíamos ido varias minas pero ninguna en funcionamiento y por lo que había leído era toda una aventura adentrarse en la mina, platicar con los mineros y verlos hacer su trabajo. Al alistarnos Alfred escogió para los dos las gorras que tenemos con luces incluidas pensando que nos servirían para alumbrar dentro de la mina, creo que él no sabía lo que nos esperaba. Nos recogieron en nuestro hospedaje en un cochecito medio destartalado, nuestro guía apodado Chapulín por el Chapulín Colorado, por ocurrente y un poco crazy, en palabras de él, nos llevó primero a cambiarnos, nos entregaron botas, pantalones, camisola y casco. Desde ahí la cosa se iba poniendo interesante, en ninguna visita a una mina nos habían disfrazado tanto. 

Regresamos al coche, subimos un poco por la montaña, se estacionó el coche, bajamos Amigos, miren, acá es donde se cambian los mineros. ¡Buenos días! Y se arrancó platicando con los mineros que ahí estaban, preguntando en español y en quechua la edad, cuánto tiempo llevaban trabajando en la mina, cuántas horas diarias trabajan, etc, también con una señora que tenía construida su casa ahí en la montaña de la mina, esposa de un minero cuyo trabajo era cuidar quién entra y quién sale, y que no entren ladrones a robar la herramienta. Listo jóvenes vamos a entrar a la mina. Entramos a un túnel pequeño con medidas exactas para que entrara una persona con la herramienta y saliera el carro con el mineral, totalmente oscuro y solamente alumbrado por nuestras luces aunque la mía no funcionaba muy bien y no podía ver claramente el interior. 

Al principio, sobre todo porque no veía bien tenía miedo de tropezarme con el piso totalmente irregular y con los rieles y caerme sobre el lodo que cubría todo el piso. Si viene un carro vamos a tener que ir rápido rápido para dejarlo pasar, los carros pesan hasta 2 toneladas y no se pueden detener, así que si yo les digo rápido, ustedes corren rápido. Chapulín nos estuvo guiando por la mina, cuidado con la cabeza, cuidado con el hoyo, no toquen los cables, pasen por la izquierda y nosotros hacíamos caso en todo sin dudar, de eso dependía nuestra vida. Cada vez que nos encontrábamos a un minero haciendo un trabajo Chapulín le empezaba a hacer preguntas y nos incentivaba a platicar con ellos. Traigo amigos mexicanos, de donde son Los Ángeles Azules, y a todos los mineros les encantaba saber eso, es un país muy querido y respetado en América Latina en general. 

La vida del minero es muy difícil, tienen muchos riesgos pero trabajan en eso porque ganan mejor que en otros empleos, uno de los mineros estaba ahorrando para después poder poner una tienda, otro de los mineros, de los mayores, llevaba trabajando ahí 50 años y seguía para enseñarles a los nuevos, y cada minero tenía su historia que contar. Al final, ya para salir seguimos todo el camino de uno de los carros cargado de material hasta la salida donde vimos dónde descargan el material para su carga en camiones y envío a los ingenios para su procesamiento.

Para completar el tour fuimos a un ingenio en donde vimos todos el proceso desde que se recibe la roca de la mina, se machaca en piedras pequeñas, se procesa con diferentes químicos como arsénico y otros peligrosos hasta que se hace una espuma que retiran y que es lo que contiene el polvo de plata. Después dejan secar la plata, la meten en costales y así la venden para exportación. De ese ingenio en particular no se queda en Bolivia nada de plata.


Lo mejor: La mina es probablemente uno de las pocas minas en el mundo donde se puede ingresar como turista. Si da miedito en algunos momentos aunque los mineros siempre te hacen sentir seguro porque están con muy buena actitud, lo cual no lo hace menos "peligroso".

Lo peor: Hay mucha caca de perro por todos lados, tienes que estar muy pendiente de no pisarla, aunque lo bueno es que no hay basura.

La anécdota más chistosa: Cuando reservamos el tour de la mina yo pensaba que íbamos al de la mina fresa como las de México con barandales, luces, maniquíes vestidos de mineros y tienda de souvenirs. Pero en cuanto me pusieron botas, overol y casco sospeché que mi idea estaba muy errada.

La mayor inconformidad: El airbnb donde nos quedamos tenía el baño afuera y a media noche tenías que estar saliendo al frío de 5 grados para hacer pipí. 










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