Porto Alegre, Brasil: la capital de la cultura gaucha en Brasil

 

Estuvimos a punto de no ir a Porto Alegre porque nos habían comentado que tenía mucha delincuencia y que no estaba muy bonito, pero afortunadamente el autobús a Montevideo, Uruguay salía de Porto Alegre así que no tuvimos más remedio que ir. Y digo afortunadamente porque sí valió la pena conocer la ciudad y su cultura gaucha además de que en general las ciudades construidas a un lado de un lago son bonitas y ésta no fue la excepción. El primer día nos pusimos a buscar farmacia tras farmacia vacunas de hepatitis de refuerzo que Alfred y yo necesitábamos después de 6 meses de la primera dosis, pero por más que preguntábamos nadie tenía las dichosas vacunas, ni siquiera el centro de salud público donde por cierto sí nos registraron en su base de datos nacional no sé para qué, tal vez de algo nos llegue a servir en un futuro. Y mientras estuvimos en nuestra exitosa búsqueda, fue exitosa porque buscamos muy bien aunque no hayamos encontrado nada, también estuvimos paseando por las calles del centro de la ciudad, una ciudad muy ecléctica con una casona del siglo XVIII seguida de un edificio de oficinas de los años 60s y una farmacia totalmente moderna abajo de un edificio art deco, algo muy curioso que no acababa de ser hermoso por esa falta de armonía entre todas las construcciones.

Pasamos por el Mercado Público que estaba llenísimo de gente vendiendo y comprando pescado fresco, ¡Wow! Qué cantidad de pescado se vende aquí... Ah es que es Viernes Santo y todo mundo come pescado el día de hoy. Como turistas permanentes se nos olvidan ese tipo de fechas, pero para no perder la tradición también comimos un excelente pescado. Después fuimos al museo del Memorial de Rio Grande do Sul en donde aprendimos toda la historia del estado y básicamente de toda la región gaucha que comprende el sur de Sudamérica que se estuvieron peleando Portugal y España durante años y años hasta que las fronteras quedaron como están el día de hoy. No tenía ni idea de que lo gaucho fuera toda esta región, yo pensaba que sólo era Argentina y Uruguay, pero tiene sentido, las culturas no conocen fronteras hasta que se las ponen.


Al día siguiente fuimos al Museo de Arte a ver las exposiciones de arte moderno y contemporáneo que más nos han gustado de todo Brasil y eso que visitamos muchas exposiciones de este tipo de arte especialmente en Sao Paulo. Pero en este museo desde la primer obra que vimos cautivó nuestra mirada, una fotografía de colores y composición impactantes, desde ahí empezaba muy bien. Obra tras obra nos parecieron interesantes, únicas, divertidas, atrevidas, todo lo que para nosotros el arte moderno y contemporáneo debería de ser y que a veces se les olvida a los que ponen una cubeta tirada y le llaman arte.

Además ese día hicimos un paseo en barco por uno de los ríos que desemboca en el lago Río Guaíba, así es, no es error de dedo, es un lago que se llama río, es como la gente que tiene un perro y le pone Gato por nombre, igual de confuso. El paseo en barco fue ultra agradable para nosotros, no sabemos qué tiene el agua que siempre es tan atractiva para los humanos pero esa hora de paseo fue muy relajante y también fue interesante ver el antiguo puerto de Porto Alegre que preservan como parte de su historia.

Al día siguiente nos levantamos a correr por un parque lineal llamado Orla do Guaíba, o Borde del Guaíba en español. No puedo decir que fue temprano y Christian, el amigo con el que corremos en México se burlaría de nosotros por estar corriendo a las 11 de la mañana, pero lo que cuenta es que lo hicimos. El parque nos pareció espectacular porque tenía poco tiempo de ser renovado y pudimos correr a todo lo largo del parque que recorre una buena parte de la orilla del lago que es gigante. Además, era sábado y algunas calles que recorrían la orilla del parque estaban cerradas para peatones y ciclistas. Nos cayó como anillo al dedo, pudimos disfrutar muchísimo el paseo que terminamos con una caminata de otros tantos kilómetros para conocer sitios culturales e históricos como el Museo Militar con una exposición de tanques militares y la gigantesca Catedral de estilo totalmente barroco.

Al otro día hicimos un recorrido para visitar un par de parques, ese día caminamos y caminamos todo el día, visitamos el Parque de la Redención de casi 100 años desde su construcción y se nos hizo súper bonito para pasear cualquier día y a cualquier hora, además pasamos a comprar un postre típico de la región que vendían muy cerca. También fuimos a la Hidráulica Molinos de Viento que es una planta recicladora de agua con un jardín muy bonito y por el Parque Molinos de Viento en el que vimos el único molino de viento del siglo XVIII de Porto Alegre que todavía estaba en pie aunque ya no está funcionando, nosotros nunca habíamos visto un molino de viento tan antiguo, verdaderamente nos transportó a esas épocas.

Al día siguiente tuvimos que salir a correr porque Alfred se había comido el día anterior un postre que se le antojaba muchísimo, sí además del típico de la región, y obvio él ya había cubierto su cuota de postres de la semana. Si hacemos está ruta hasta donde vamos a desayunar van a ser en total 5 kms, está perfecto para quemar el postre extra que me comí hoy. Bien animados empezamos a correr y correr pero no llegábamos al primer parque que teníamos que cruzar, nos detuvimos a revisar la ruta en el celular ¡No! Nos equivocamos, nos fuimos para otro lado, vamos a tener que correr 2 kms más. Y cuando llegamos resultó que nos habíamos equivocado otra vez, ahora en el destino y nuevamente nos pusimos a correr para llegar al destino correcto haciendo al final 8 kms en lugar delos 5 kms originales, todo eso para que al llegar el restaurante donde íbamos a desayunar estuviera cerrado. Al menos no quedó duda de haber quemado el postre de ayer.

En el último día en Porto Alegre antes de tener que hacer el check out que nos dieron chance de que fuera un poco más tarde, fuimos al Museo Julio de Castilhos que fue donde vivió este personaje quien fue presidente del estado en 1891. También fuimos a una visita guiada por el impresionante palacio de gobierno del estado llamado Palacio Piratini, residencia y oficina actual del gobernador. Estuvo bien interesante la visita, recorrimos los principales salones del palacio y la historia alrededor de éste, para este punto ya gran parte de los personajes de la historia de Brasil y del estado Rio Grande do Sul ya nos conocíamos así que todavía fue más interesante para nosotros.


La opinión del viajero Alfred sobre Porto Alegre:

Lo mejor: Los postres de Porto Alegre estaban deliciosos, parece que todos los restaurantes de la ciudad están especializados en postres aunque no sea así. Me gusto la tapioca con vino tinto y el banoffee.

Lo peor: Nada, la verdad todo me gustó, iba con muy bajas expectativas y las superó todas.

La anécdota más chistosa: Casi perdemos nuestra ropa en la lavandería porque nos equivocamos en el día en que nos íbamos de Porto Alegre. Nos íbamos un día antes del día en que quedamos de recoger la ropa. Lo bueno es que nos dimos cuenta, fuimos a la lavandería a pedir que nos la dieran antes si podían y sí pudieron.

La mayor inconformidad: Nos hospedamos en unos departamentos muy bonitos bien equipados y bien ubicados. El problema fue que una noche al parecer nuestros vecinos de arriba tuvieron una pelea que terminó la relación, oímos pasos de un lado para el otro, movimiento de cosas, gente que subía y bajaba escaleras con cosas, luego una chica llorando y llorando sin parar, luego la chica hablando con otra, luego otro vez llorando. Todo el drama lo escuchamos y casi no pudimos dormir.









Comentarios