Santiago, Chile: el centro de la historia del país

No puedo creer que ya estemos en nuestra última parada en Sudamérica, lo voy a extrañar. Habíamos llegado a Chile, ese país del que todos los mexicanos nos aprendimos bien rápido su nombre porque tiene forma de un chile aunque en verdad su nombre quiere decir frío en la lengua de la cultura Aymara. Para cruzar la frontera desde Mendoza, Argentina hasta Santiago, Chile nos fuimos en autobús, unas 10 horas de camino de las cuales 3 horas fueron para cruzar las aduanas más espectaculares que jamás hubiéramos visto, no por las construcciones humanas que eran simplemente funcionales sino porque la frontera entre ambos países está determinada por la majestuosa cordillera de Los Andes. No podíamos creer los paisajes que estábamos viendo en el camino, cientos de montañas nevadas una tras otra mostrándonos su imponente belleza.

En cuanto llegamos hicimos un walking tour de 3 horas junto con otros turistas gringos quienes estaban en shock porque la bandera de Chile y la de Texas son casi iguales pero investigando descubrimos que la historia de las dos banderas son independientes y al parecer es sólo coincidencia, una muy sospechosa pero coincidencia al fin y al cabo. El guía la verdad no era muy bueno y lo que nos explicaba era bastante dudoso pero en esas 3 horas de tour conocimos básicamente de su historia hasta la revolución del 2019, todo el centro y los lugares más turísticos e importantes de la ciudad como el Cerro de Santa Lucía donde se fundó la ciudad. Al día siguiente nos fuimos a Pucón y a Valparaíso y regresamos unos días después para seguir conociendo.

Cuando regresamos a Santiago teníamos muy claro que que la prioridad número uno era que Alfred tuviera su muela arreglada porque no se puede turistear bien con dolor de muelas y la número dos era conocer cuantas atracciones de Santiago pudiéramos. Fuimos a la cita de Alfred con el dentista para que le arreglara la muela, en ese momento la arregló parcialmente y quedó cita para 3 días después para arreglarla bien. Después nos fuimos a conocer la Catedral que por fuera no se veía tan grande pero por dentro nos pareció enorme y muy bonita. Fuimos también al Museo Histórico Nacional en el que entendimos súper bien toda la historia de Chile desde los pueblos prehispánicos como los Mapuches, la colonia, la independencia con el héroe nacional O'Higgins, la modernización y el principio de la lamentable dictadura. ¡Qué impresionante que el museo termina justo cuando empieza la dictadura! Deja muy claro que de ese periodo no están nada orgullosos.

Después fuimos al extraordinario Museo de Arte Precolombino dedicado a toda América pero sólo mostrando piezas maravillosas, cada una de ellas exhibidas dentro de una cápsula que hacía notar que cada una era importante y cada una tenía su propia historia que contar. Yo estaba fascinada observando pieza por pieza. La última sala estaba dedicada sólo a culturas del territorio chileno, la famosa Rapa Nui o Isla de Pascua donde están las esculturas gigantes, por supuesto los Mapuches que nunca ni los incas no los españoles pudieron vencer, y la cultura Chinchorro de la que se exhiben las momias más antiguas del mundo con 7000 años ¡son más viejas que las de Egipto y Guanajuato!


Al día siguiente fuimos al Museo de Bellas Artes cuyo edifico curiosamente siempre ha sido Museo de Bellas Artes del que, cuando empezó la dictadura, México tuvo que rescatar una exposición de obras de Siqueiros y otros artistas mexicanos, antes de que fueran dañadas o destruidas. Una de las exposiciones que vimos en este museo nos sorprendió y gustó mucho porque usaron como tema principal el arte como reflejo de la política y la sociedad del momento.

Después visitamos una casa que fue de Pablo Neruda y que le llamó La Chascona porque a todo le gustaba ponerle un nombre y porque así le decía a su amante con quien después se casó hasta su muerte. ¿No habían ya visitado una casa de Neruda en Valparaíso? Sí, y nos gustó tanto lo que esa casa tuvo que contarnos que decidimos visitar ésta también. A través de esta casa también pudimos conocer un poco más de Neruda pero su mayor importancia es que él estaba en contra de la dictadura y cuando él murió su esposa hizo su funeral dentro de esa casa siendo el primer acto de protesta en contra de la dictadura.

Hicimos una visita a los viñedos de Concha y Toro no porque nos guste tomar vino sino porque queríamos aprender a detalle el proceso productivo que lleva a cabo esta importante empresa, de hecho yo no recuerdo haber tomado nada de vino, sólo recuerdo que llegamos, nos llevaron a dar un recorrido por los jardines y exterior de la que era la impresionante casa de la familia de Don Melchor Concha y Toro ¡Hasta un lago artificial tenían! ¡Wow! ¡Si tuviera mucho dinero así me gustaría tener un jardín! Después fuimos a ver un jardín de diferentes variedades de vides de muestra- Este jardín es para que ustedes recolecten y prueben las uvas. Todos los turistas buscando uvas buenas como buscando huevitos de Pascua para probarlas y ver si encontrábamos diferencias entre ellas. Después pasamos a las bodegas a ver los barriles de madera con vino tomando cuerpo y sabor, nos llevaron a ver el famoso Casillero del Diablo que es la zona donde la familia conserva sus mejores vinos y que Don Melchor corrió el rumor de que ahí se aparecía el diablo para que no se los robaran. Muy inteligente. Salimos de ahí y ya, después de eso sólo recuerdo estar de vuelta en nuestro hospedaje. ¡Ah no! Que dice Alfred que sí hicimos una pequeña degustación, ya hasta fotos me enseñó,  dice que la degustación básica era de 4 copas pero que yo por borracha compré la de 7 copas para los dos y dice que me acabé todas mis copas y la tabla de quesos que nos dieron con la degustación y que me puse bien sonriente y sociable. Eso dice, pero a mí no me consta.

Al día siguiente entramos a un tour guiado por el Palacio de Moneda, al que solicitamos acceso con 10 días de anticipación y por suerte nos dió tiempo de ir antes de la cita de la endodoncia de Alfred. El edificio primero sirvió como la fábrica nacional de moneda y después se convirtió en palacio de gobierno hasta el día de hoy. Fue impresionante estar en el edificio en el que en 1971 se dio un golpe de estado por el que el palacio fue bombardeado y el entonces presidente Salvador Allende fue asesinado. El palacio posteriormente fue reconstruido y hoy funciona como oficinas de la presidencia y de otros importantes ministerios del país. Saliendo a Alfred por fin le arreglaron su muela y mientras a Alfred le taladraban le taladraban la boca yo estuve caminando por el centro sin rumbo fijo, dejando que me atrajeran las calles y edificios bonitos que veía. Entré a ver una iglesia, me detuve a escuchar a un cantante callejero de tango muy bueno, estuve admirando edificios, viendo artesanías, viviendo el centro tranquilamente y sin prisas.

Otro día fuimos al Museo de la Memoria y los Derechos ¡qué exposición tan impresionante! Nos dieron una visita guiada de cerca de 2 horas empezando por el golpe de estado de 1971 para imponer la dictadura de Pinochet hasta el fin de ésta. En todo el recorrido nos hablaron de los exilios, desapariciones, torturas, asesinatos con el fin de que no se olvide esa parte de la historia para que no se repita nunca. Por fin en este año con un nuevo presidente de 35 años de edad está por votarse una nueva constitución en Chile para reemplazar esa constitución que impuso la dictadura y además darle un giro a las leyes que rigen el país. Vamos a ver ahora qué pasa, ojalá que logren aprobar la nueva constitución, que ya no haya más levantamientos sociales y que los chilenos perciban una mejora en su vida.

Saliendo del museo nos encontramos con una copia de la Iglesia de Lourdes de Francia e incluso con una curiosa réplica de la gruta donde vimos que también había una misa. Ya estuvo, ya nos ahorramos el dinerito y las multitudes para visitar la original.


Aprovechando que Alfred ya tenía su dentadura completa y como se debe nos levantamos a correr, hubiera sido imperdonable irnos de Santiago y no haber corrido ahí, para nuestra sorpresa y nuestra suerte por ser domingo nos encontramos con calles cerradas para ciclistas y peatones. ¡Sí que hay mucha contaminación! ¡Casi no se ven los edificios y eso que no están lejos! Completamos 13 kms y nos fuimos por nuestro merecido desayuno para despedirnos de Sudamérica: pastel de choclo, o sea de pastel de maíz con carne de cerdo, y humitas, o sea tamales de maíz amarillo. Vamos a extrañar a Sudamérica y vamos a extrañar el maíz. Sobre todo yo, porque para quien no lo sepa soy fan de todo alimento derivado del maíz, especialmente del maíz blanco.


La opinión del viajero Alfred:

Lo mejor: La Viña Concha y Toro, era por lo que estaba yo más emocionado para ir y tomar un buen vino. Cumplió mis expectativas por completo aunque tal vez nos pasamos un poco al tomar cada quien 600 ml de vino en una hora.

Lo peor: La contaminación. Los Andes no dejan salir el aire y se hace una espesa niebla de contaminación y sí da un poco de ansiedad sobre todo a los que venimos de ciudades ya contaminadas pero no tanto.

La anécdota más chistosa: En la viña nos pusieron quesos para degustar y entre ellos estaba el brie que es el favorito de Lulú. A un turista de enfrente se le ocurrió decir que ese queso no le gustaba. Lulú saltó a la mesa y gritó "¡Si no lo quieres yo me lo como!" Y sí se lo comió.

La mayor inconformidad. ¡Mi muela! Tuvimos que desperdiciar más de dos días de nuestra visita de Santiago para que me arreglaran la muela, uno para la consulta, otro para la endodoncia y otro de reposo. Pero bueno, son cosas que sabíamos que en algún momento iban a pasar y afortunadamente el seguro lo pagó todo.

















Comentarios

  1. Así es esto de los viajes. A veces la salud y las muelas cambian un poco la dinámica de los viajes. Abrazos, Ceci

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