Colonia y Bremen, Alemania: origen del agua de colonia y las callecitas más lindas

 


17 de julio de 2022. ¡Cómo olvidar nuestro hermoso viaje de Bruselas a nuestro hospedaje en Wuppertal a las afueras de Bremen! Tan emocionante, lleno de acción y aventura. Después de ver el Atomium en Bruselas tomamos el tren a las 2 de la tarde con la esperanza de tomar dos trenes y llegar a las 4 de la tarde a Wuppertal para descansar un poco. No podíamos estar más equivocados. Todo empezó bien, tomamos el tren de las dos de la tarde, bajamos en la estación Bruselas Norte para la conexión al siguiente tren de las 3pm y de pronto que no los cancelan, tuvimos que tomar otro tren un poco más tarde para Lieja que estaba llenísimo y nos tuvimos que ir parados durante una hora de viaje, llegamos a Lieja para la conexión al siguiente tren y de pronto que nos lo cancelan también. Tuvimos que esperar al tren de las 7 pm, para después tomar otros 3 trenes e ir llegando a Wuppertal, nuestra ciudad de hospedaje a las 10 de la noche, por supuesto como un montón de personas traían el mismo problema que nosotros varios de esos trenes iban hasta el gorro y tuvimos que irnos parados. Llegamos seis horas después de la hora prevista. Llegamos inmediatamente a cenar y dormir.

Al día siguiente ya descansados nos fuimos a conocer Colonia. Famosa sobre todo por su Catedral donde están los supuestos huesos de los Tres Reyes Magos ¿en serio? ¿de los Tres Reyes Magos? ¿Y cómo saben que eran de ellos? Eso dicen... Llegamos en el tren pasando por un puente que atraviesa el Río Rhin, construido para todos los peregrinos que iban a visitar la Catedral. Salimos de la estación de trenes y si, ahí estaba una imponente y enorme Catedral, la más alta de Europa con unas torres majestuosas que tardó 600 años en su construcción pero que finalmente abrió a finales del siglo XIX. 

Hoy en día muchísima gente sigue visitando la catedral. Nosotros entramos para disfrutar de su impresionante arquitectura, vimos el famoso relicario con los huesos de los Reyes Magos y escuchamos algunas piezas que justo empezaron a tocar en el órgano cuando nosotros estábamos ahí.

Después nos animamos a subir una de las torres de 500 y pico de escalones que Luis estuvo contando en voz alta toda la subida por escaleras de caracol, eso estuvo muy bien para saber cuánto faltaba y lo hizo más fácil. Al llegar a la cima contemplamos la espectacular vista de la ciudad desde los 170 metros de altura de la torre. ¡Se ve increíble, qué buena vista! Además es la primera vez que veo de cerca los adornos de una catedral, se nota el color original de la piedra y cómo se ha manchado por la contaminación.


Bajamos de la torre, fuimos a conocer un poco la ciudad, pasamos a ver la torre del Ayuntamiento llena de esculturas de personajes importantes de la ciudad, comimos la tradicional salchicha alemana y fuimos a caminar por el puente de trenes bajo un sol mortal que nos hubiera achicharrado si no hubiera sido por el bloqueador. En el puente nos sorprendió los cientos de miles de candados de todos colores colgados en uno de los barandales. Imposible de contarlos, sería como querer contar confeti.

¿Sabían que el agua de colonia tuvo su origen en Colonia, Alemania? Nosotros no teníamos ni idea y cuando lo supimos no pudimos dejar de pasar la oportunidad para visitar la empresa Farina, donde empezó todo, que ahora además de tienda también es un museo. Aprendimos que el agua de colonia era un perfume muy exclusivo y caro que sólo la alta sociedad lo usaba para ocultar sus horribles olores. Napoleón I usaba una botella de este perfume al día, supongo que no solía bañarse pero al menos se preocupaba por sus olores. Con el tiempo, el nombre de "agua de colonia" lo empezaron a usar empresas que vendían el producto con menor calidad y barato, y se convirtió en lo que conocemos hoy, pero la botella esa típica del agua de colonia tiene la misma forma que inventó Farina en el siglo XIX. Datos curiosos que se aprenden en este blog.

Al día siguiente fue día de movernos a Bremen y de nuevo fue un caos con los trenes, ya pan de cada día. Al parecer parte del problema era por la ola de calor, en esos días estábamos alcanzando temperaturas de más de 35 grades ocasionando sobre calentamientos en trenes y rieles. Finalmente llegamos a un pueblo residencial muy bonito donde nos hospedamos en la habitación del sótano de la casa de una familia. Ahí sólo teníamos horno de microondas y hornito eléctrico pero nos la arreglamos para comer bien de todos modos. Ese día quedamos de vernos en Bremen con Bere, una amiga mexicana que se casó con un alemán y vive en Hamburgo desde hace 13 años. Los trenes tanto de ella como de nosotros para llegar a Bremen se retrasaron y nosotros acabamos llegando una hora tarde pero llegamos, fuimos a cenar típica comida alemana bien rica y a platicar y platicar muy a gusto. Fue bien entretenido saber lo que era para un mexicano adaptarse a la cultura alemana que es bastante diferente a la mexicana.

El siguiente día lo aprovechamos para turistear por la lindísima ciudad de Bremen, llena de encanto e historia. Desde que salimos por la mañana notamos mucho calor, el sol ya quemaba. Llegamos a Bremen, pasamos por un jardín de flores de colores vibrantes a los pies de un molino, se veía hermoso. El día anterior ya lo habíamos visto pero ahora nos pudimos dar el tiempo de caminar tranquilamente por el jardín, contemplar las flores y el molino.

Después fuimos a una zona de la ciudad llamada Schnoor que afortunadamente sobrevivió de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y se mantiene casi tal y como estaba hace siglos, con sus casitas típicas a dos aguas, callecitas angostas, empedradas y sinuosas. Que lindo! Todas las callecitas son demasiado lindas! Esta zona es tradicionalmente de talleres de artesanos, ahora además de artesanías vimos muchos souvenirs, restaurantes y cafeterías muy bonitos en donde uno fácilmente podría estar horas tranquilamente tomando café. Esta zona nos encantó, estaba hermosa.

Después seguimos caminando huyendo siempre que podíamos del sol asesino. Nos encontramos con la Catedral, el Ayuntamiento y otros edificios alrededor de la plaza central, todos en conjunto haciendo lucir la plaza verdaderamente bella.

De ahí seguimos por la calle Botcher, una calle museo que fue toda diseñada por un empresario cafetero excéntrico, edificios de ladrillo con esculturas por aquí y por allá, de pronto un par de peceras,  de pronto unos arcos, de pronto una estructura con campanas de cerámica que tocan melodías 3 veces al día. Toda la callecita en sí es un museo. Nos encantó ir caminando por ahí y descubriendo esos detalles y sorpresas que sólo veíamos si nos fijábamos. Casi todo eso fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial pero lo reconstruyendo casi tal y como estaba antes y qué bueno porque es una experiencia única caminar por esa calle.

Ahí mismo aprovechamos para entrar al primer museo en el mundo dedicado a una pintora mujer en el año 1921, entramos por eso y porque adentro estaba el aire acondicionado prendido, ya necesitábamos refrescarnos un poco. La pintora era Paula Bocker quien murió a los 31 años por complicaciones de parto. Era una impresionista muy prolífica y también impulsora del expresionismo alemán. Como dato curioso Hilter odiaba su pintura por no considerarlo realmente arte, lo que le pasó a todos los impresionistas al principio que eran rechazados por su extraña manera de pintar. A nosotros varias de sus pinturas nos parecieron muy buenas Siempre que veo pinturas impresionistas me pregunto cómo le hacen para pintar de un solo brochazo a una persona. Tienen tan poco detalle pero a la vez es suficiente para entender perfectamente las formas.

Anexo a este museo estaba la que fuera la casa precisamente del excéntrico del que había hablado antes y que ahora también era museo exhibiendo objetos ultra valiosos de su colección, muebles de la época, relojes antiguos, pinturas y demás.

Saliendo de ahí fuimos a visitar la Catedral por dentro y nos encontramos con que por dentro todo lo que parecía piedra en verdad estaba pintada. Era un trabajo impresionante que si no te fijabas no te dabas cuenta de que todo lo que parecía piedra era pintura. Entramos también a su museo donde vimos la Biblia de Lutero y vestimentas encontradas en excavaciones de tumbas de arzobispos del siglo XIII al siglo XV.

La opinión del viajero Luis sobre Colonia y Bremen.

Lo mejor: Me gustó más Colonia que Bremen por la Catedral que estaba inmensa.

Lo peor: El calor de Bremen, te querías sentar en todos lados literal.

Lo más chistoso: Que la colonia de Sanborns de inicio no era barata.
Otra es que en Bremen Lu estaba comprando unos tickets de entrada, el señor de la taquilla le dijo el precio, Lu no lo escuchó bien y le pidió repetirlo y el señor le gritó 12 EUROOOOOOS! Lu se asustó y se echó a reír.












 

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