Glasgow, Escocia: whisky, historia, vacas peludas y parques increíbles

Cambiamos de país a Escocia, parte del Reino Unido pero otro país al fin y al cabo. Para nosotros fue muy evidente que habíamos llegado a otro país cuando llegamos a la estación de trenes y nos recibió un escocés que nos dijo muchas cosas en lo que debía de ser inglés pero no le entendimos ni una sola palabra. ¡Uy! Ahora sí ya valimos con el inglés. Nuestro hospedaje a las afueras de Glasgow estaba súper bien, una habitación en una casa sólo compartida con el dueño de la casa quien casi nunca estaba, una maravilla, era casi como tener la casa solo para nosotros.

Al día siguiente empezamos con los paseos para conocer Glasgow, pasamos primero por la plaza central llamada George Square, pasamos a conocer el edificio de los City Chambers en el que desafortunadamente no estaban haciendo visitas guiadas y por lo tanto sólo pudimos conocer la impresionante planta baja del edificio.

Después fuimos a la Catedral de Glasgow bien gótica y tétrica por el color oscuro que han tomado las piedras con el tiempo nos resultó muy ilustrativa. Contratamos la audioguía, las 3 libras mejor invertidas del viaje, que nos contó que ese preciso punto fue donde se fundó la ciudad además de muchísimos datos ultra interesantes de la historia que también aparecen en la famosísima película Braveheart y en la no tan famosa pero buenísima Outlaw King. Nosotros nos pusimos a ver ésta última para entender más de la historia de este verde y borregoso país.

Saliendo de la Catedral visitamos la Necrópolis de Glasgow, el primer cementerio multi religión en el mundo con tumbas de personalidades súper importantes de Escocia. Recorrimos el cerro viendo y admirando las tumbas de los diferentes personajes. De ahí visitamos el museo People's Palace que nos gustó mucho porque hacía un recorrido por la historia reciente de Glasgow pero desde un aspecto social y nos dimos cuenta de que la casa donde nos estábamos hospedando había sido una de tantas construidas por el gobierno a las afueras de Glasgow para resolver el hacinamiento que ya existía en la ciudad y que hacía de Glasgow un lugar sucio y muy insalubre, ya se imaginarán la cantidad de enfermedades que se propagaban. También algo importante es la fuente frente al palacio, la más grande de terracota del mundo y la única tan bien conservada. 

Al día siguiente empezamos a alcoholizarnos bien temprano por la mañana pero por una buena razón: fuimos a visitar una destilería de whisky llamada Clydeside Distillery, y también para aguantar el maratón de museos que haríamos ese día. Llegamos guiados por el olor tan característico y delicioso que desprenden las productoras de cerveza y whisky. El tour empezó a las 10 de la mañana, nos explicaron la reciente historia de la destilería que a penas había cumplido 5 años, el proceso de elaboración del whisky y nos dieron a probar diferentes tipos de whisky, Alfred estaba súper feliz, me decía Me encanta poder estar haciendo esto porque la vez pasada que vine a Escocia sólo fui al museo del whisky y no estuvo tan padre.

Salimos bien felices y fuimos al museo Riverside con arquitectura hiper vanguardista de la afamada arquitecta Zaha Hadid en donde vimos una exhibición bien creativa de casi todo tipo de medios de transporte haciendo honor a Glasgow como una de las ciudades más importantes en la industria del transporte en el siglo XIX y XX. Ahí se construyeron grandes locomotoras, barcos como el famoso Lusitania, autos, etc. El museo estaba increíble para niños y adultos, y casi que le podríamos haber dedicado todo un día pero otros museos nos llamaban a su encuentro.

La siguiente parada fue el museo y galería de arte Kelvingrove en un edificio más que espectacular construido junto con un parque y otros edificios para The Great Exhibition que Glasgow hizo en julio de 1888 por primera vez y que hasta la fecha se celebra un festival en el mes de julio, y nos consta porque ya estaban montando todo lo necesario en el parque. Al entrar al museo nos quedamos impresionados con el órgano que adorna el hall principal, y por suerte 10 minutos después empezó un concierto que nos quedamos a escuchar un rato antes de ir a ver exhibiciones sobre pintores escoceses y cultura escocesa que nos gustaron mucho al ayudarnos conocer y entender un poco más de este país.

Saliendo de este museo visitamos la galería de arte Hunterian y después el museo Hunterian dentro de las magníficas instalaciones de la Universidad de Glasgow. Había una ceremonia de graduación de estudiantes chinos llevándose a cabo que Alfred se puso a chismear por la ranura de las puertas de la entrada ¿Y si nos colamos en el brindis? Estaría bien pero todos son chinos y nosotros no nos vemos como chinos. Sí lo estábamos discutiendo seriamente pero mejor nos pusimos a ver la exposición que incluía partes del Muro de Adriano que los romanos construyeron hace 2000 años para proteger sus territorios. 

Seguimos explorando la universidad y acabamos entrando a un vestíbulo muy bonito con una estatua de John Adams, ese economista que nos enseñan en la escuela, pues él era escocés y fue alumno y rector de la Universidad de Glasgow.

Saliendo recorrimos el lindo Parque Kelvingrove, un excelente espacio para caminar, correr, andar en bicicleta, pasear, romancear, leer, meditar, lo que sea. Nosotros simplemente lo recorrimos caminando tranquilamente, disfrutando del paisaje.

Ya que estábamos en Escocia Afred moría de ganas de conocer las llamadas highlands escocesas al norte de este país nórdico todavía pero sin coche la verdad era un poco complicado y tampoco teníamos tantos días, Podríamos ir a Oban ida y vuelta en un solo día, nos vamos temprano, comemos allá y regresamos. Y si, así lo hicimos. Salimos a las 7:30 de la mañana para tomar el tren al norte y disfrutar del paisaje que se nos aparecía a ambos lados del tren, lagos larguísimos, praderas de un verde ultra intenso con muchos puntitos blancos llamados borregos, o sea la típica imagen que viene a la cabeza sobre Escocia, sólo nos faltaba el escocés tocando la gaita. Llegamos a Oban a las 11:30 de la mañana, un pueblo costero y pesquero bien bonito, fuimos directo a lo mero bueno que son los mariscos y ahí, en unos puestitos comimos las mejores ostras y escalopas que habíamos comido y que tal vez comeremos jamás.

Pero no se imaginen que comimos sentaditos, cómodos, observando el mar tranquilamente. Nada de eso, comimos parados esperando a que nos dieran acceso a la estación de tren para nuestro regreso a las 12 del día ¿Cómo? Pero si acababan de llegar, ¿no? Fue exactamente lo mismo que yo dije pero la huelga de trenes nos hacía imposible el regreso más tarde y las ganas de Alfred de ver los highlands nos había hecho imposible no ir, así de simple. El niño Alfredo al final fue muy feliz de haber visto los paisajes y haber comido esos exquisitos mariscos.

A nuestro regreso a Glasgow a las 3 de la tarde me tocó la revancha porque eso de andar tantas horas en tren no es lo mío, ya hasta me dolía un poco la cabeza, así que fuimos al parque Pollok súper mega increíble donde yo fui muy pero muy feliz. En el parque había de todo, partes de puro bosque, laguitos con patos, vacas peludas, jardines de flores, un antiguo castillo, praderas enormes, y por todos lados senderos que nos llevaban a un lado y al otro. Un lugar perfecto para mí, la niña que ama los parques. Ese parque junto con su castillo era privado y en 1966 fue donado con la condición de que fuera un parque público ¡Gracias Anne Maxwell por la donación!

La opinión del viajero Alfred sobre Glasgow:

Lo mejor: La visita a una destilería pero sobre todo me gustó que es una destilería nueva y que fue un acercamiento diferente en el sentido de ver qué están haciendo las nuevas generaciones con el whisky y creo que van por buen camino según lo que probé, y lo digo siendo bastante conocedor del whisky.

Lo peor: A la gente no se le entiende cuando habla. Yo pensaba que yo hablaba inglés, ahora ya no estoy tan seguro. Llegando con el primer guardia con el que hablamos nosotros sólo asentamos con la cabeza pero no entendimos nada.

La anécdota más chistosa: En la Universidad de Glasgow coincidimos con una graduación de puros estudiantes chinos y me puse a ver por el espacio que quedaba entre las portones cerrados la entrega de diplomas que se me hizo muy harrypotiana. Lulú me tomó una foto infraganti.

La mayor inconformidad: La huelga de trenes otra vez que no nos permitió ir a la Isla Skye y nos permitió estar sólo 30 minutos en Oban. Así ya tenemos pretexto para regresar a Escocia. 












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