Copenhague, Dinamarca: tierra de los legendarios vikingos

 


21 de julio de 2022. Luis, Alfred y yo nos preparamos para salir temprano hacia el siguiente destino que sería Copenhague, Dinamarca, uno de los 5 países más caros del mundo al que no hubiéramos ido si no hubiera sido por un ángel danés llamado Sarah que nos recibió en su casa. A ver, revisemos el estatus de los trenes... ¡Oh no! Ya tenemos uno cancelado. Así empezamos el día, sólo por esa cancelación todo nuestro itinerario se retrasó dos horas, tomamos un tren, otro tren, otra cancelación, tomamos otra ruta y al final hicimos casi 12 horas de camino en lugar de las 7 que teníamos planeadas. Los trenes en Europa este verano han sido un verdadero caos, no me imagino lo que ha de ser para la gente que necesita llegar a alguna hora en particular, debe de ser horroroso el estrés, para nosotros sólo es una pequeña molestia. Llegamos a quedarnos en el departamento de Sarah, hija de Mette quien nos había hospedado en Bélgica, y maravillosamente resultó que su depa estaba justo en el centro de Copenhague. Nos recibió con una cena deliciosa y unas buenas cervezas incluso son alcohol para Luis.

Al día siguiente nos levantamos un poco tarde, nos tomamos nuestro tiempo para desayunar tranquilos disfrutando del panecito delicioso recién salido del horno que Sarah nos preparó y salimos a conocer la soleada ciudad con toda la energía y actitud.


Llegamos al Museo Nacional de Dinamarca a una exposición espectacular sobre los famosísimos vikingos originarios de esta región de Dinamarca, esos hombres salvajes con cuernos en sus cascos. ¿Que no tenían cuernos, que no eran solo hombres y que no eran tan salvajes? ¡Ah caray! ¿Entonces de quiénes estamos hablando? Eso de los cuernos se le ocurrió a Wagner para la ópera El Anillo del Nivelungo y de ahí se quedó esa imagen del vikingo. Tampoco eran sólo hombres guerreros, se ha descubierto evidencia de que las mujeres y los hombres cumplían prácticamente los mismos roles en la sociedad, ambos sexos eran guerreros, ambos podían ser gobernantes, ambos se podían dedicar al campo y ambos podían hilar y confeccionar telas.

Tampoco eran tan salvajes, esta imagen la tenemos porque quienes los describían de esa manera eran los pueblos europeos que sufrían con sus invasiones. Lo que sí es verdad es que eran excelentes navegantes y guerreros y que su cultura era rica en mitología como el ahora famoso dios Thor, Loki y su reino de Asgard gracias a Marvel sus cómics y películas.


Ese recorrido que hicimos por el museo  con la visita guiada, un interesante video sobre los intentos de los vikingos de encontrar Roma y la gran cantidad de información y de objetos vikingos me hizo interesarme en esa cultura que para mí era hasta ese momento bastante desconocida. Valió la pena visitar Copenhague sólo por esa exposición, increíble.

Saliendo del museo fuimos a caminar por una calle peatonal muy agradable, llena de gente y de tiendas que para los daneses seguro que eran tiendas comunes y corrientes pero para nosotros eran tiendas de súper lujo. No nos atrevimos ni a entrar por miedo a que nos cobraran la entrada ¡no vaya a ser! Nada más estuvimos curioseando por las ventanas y lo que más nos gustó fueron unos vikingos de Lego que estaban geniales, que por cierto Lego es una empresa de Dinamarca así que no podían faltar sus tiendas.

Seguimos caminando por una ciudad súper agradable, pasamos por el Palacio de Christianborg  que mandó a construir  el Rey Christian IV en 1740 pero después de daños y reconstrucciones quedó como ahora desde 1928. Un dato interesante es que es el único edificio en el mundo que alberga el poder ejecutivo, legislativo y judicial en un solo lugar, sí, no hay ningún otro edificio que tenga los tres poderes juntos.

Un poco más adelante seguimos encontrando palacios enormes y singulares como uno con una torre en forma de colas de lagartos enrolladas o una iglesia con unas escaleras externas en espiral hasta la punta. Mucho de eso construido durante el siglo XVII cuando Dinamarca tuvo un gran crecimiento y era un reino muy poderoso y rico, siendo Copenhague uno de los puertos más importantes de Europa.

Llegamos hasta el puerto de Copenhague con barquitos sobre el agua, restaurantes y cafeterías en las orillas y construcciones todas muy parecidos pero de todos colores que le daban un aspecto muy lindo.

Al día siguiente visitamos el Castillo de Rosenborg construido en el siglo XVII por la monarquía danesa como su modesta casita de verano. El castillo tenía muchas curiosidades solicitadas por el simpático y ocurrente rey de esa época Christian IV como un salón de fiestas y reuniones donde al quitarse el sombrero empezaba música de ambientación de una orquesta que nadie podía ver y era muy desconcertante para los invitados. La orquesta en verdad estaba en el sótano y la música se podía escuchar debido a unos canales secretos que transmitían el sonido desde el sótano hasta el salón ¡muy ingenioso! También tenía una silla que cuando invitados se sentaban en ella quedaban atrapados al mismo tiempo que los llenaba de agua ¡ya me imagino la cara de las víctimas de esta pequeña broma y las risas de todos los demás!

Lo más impresionante del castillo, la joya de la corona fue literalmente las joyas de la corona que vimos en exhibición. Unas cosas verdaderamente impresionantes. Vimos tres coronas de los monarcas con una cantidad de piedras preciosas impresionantes. Creo que nunca había visto nada semejante y me sorprendió muchísimo que nos dejaran tomar fotos, normalmente en esos lugares con cosas tan valiosas se ponen muy estrictos pero aquí no, tal vez sea que Dinamarca es tan tranquilo y seguro que no se preocupan tanto por esas cosas. 



La opinión de los viajeros Luis y Alfred sobre Copenhague:

Lo que más les gustó: La exposición de los vikingos me gustó mucho porque me cambió la imagen hollywoodense que yo tenía de bárbaros con cuernos y aprendí que sí eran bárbaros pero sin cuernos, pero que además era una sociedad muy avanzada donde los bárbaros solo eran los piratas y no todos.

Lo que menos les gustó: Los precios, no puedes creer lo caro que es todo.

Lo más chistoso: En la realeza danesa todos se llaman Christian o Federico. Un Christian empeñó su corona para pagar su guerras y su hijo tuvo que ir a pagar por ella para que lo pudieran coronar, fue una vergüenza para toda la realeza.















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