Viena, Austria: el penacho de Moctezuma y el origen de Maximiliano de Habsburgo

 

3 de agosto de 2022. Luis, Alfred y yo viajamos a Viena, la capital de Austria, la ciudad de la música clásica y de los Habsburgo, esos que en algún momento gobernaron casi toda Europa e incluso México, ese Maximiliano de Habsburgo fue hermano de Francisco José I, emperador de Austria.

Íbamos súper bien en el camino en tren de Praga a Viena, todo en tiempo como era de debido pero como las últimas veces habíamos tenido viajes muy tranquilos sin contratiempos esta vez tenía que cambiar, no se podía una racha de buena suerte tan larga así que el tren decidió descomponerse y dejarnos parados por más de una hora sin aire acondicionado ni ventilación en el vagón Podríamos bajarnos e irnos en otro tren... ¡Ah! Pero estamos en medio de dos vías de tren ¡no vamos a poder bajarnos! Ni modo, tuvimos que esperar asándonos dentro del vagón haciendo changuitos para que pronto quedara el reemplazo de la locomotora y podernos mover. Al final llegamos casi dos horas tarde a nuestro hospedaje a las afueras de Viena donde nos recibió en su casa un austriaco muy amable y sus dos gatos llamados Frida y Kahlo, por si alguien dudaba de la popularidad de la pintora en el extranjero. En esa casa también se estaban hospedando unos refugiados ucranianos y unos turistas rusos, todos bien amables viviendo bajo el mismo techo, algo curioso que estuvieran conviviendo justo de esas dos nacionalidades pero al final ellos no eran los que estaban en guerra sino sus gobiernos que dicen representarlos y velar por sus intereses.

Al día siguiente, empezó nuestro recorrido por Viena, al caminar por la ciudad recorriendo palacio tras palacio tras palacio no nos quedó ninguna duda de que los Habsburgo habían sido ultra poderosos y ultra millonarios, no puedo imaginar para qué querían y usaban tanto palacio, lo que me queda claro es que dejaban a cualquiera con la boca abierta. Caminamos por los jardines del impresionante palacio Belvedere, la iglesia Karlskirche. Pasamos por otro palacio que ahora es un museo donde Austria tiene el famoso penacho de Moctezuma ¿Dejarán pasar a los mexicanos gratis a ver el penacho? Deberían, ¿no? Vamos a preguntar. No creíamos que nos fueran a dejar pasar pero resulta que llevando nuestro pasaporte mexicano nos dejaron entrar gratis al museo con un boleto especial para ciudadanos mexicanos casi casi con una disculpa por no querer regresar el penacho. Sorprendidos entramos y justo en la primera sala de la exhibición ahí estaba el penacho rodeado por un montón de mexicanos admirando la magnífica obra de arte que deberíamos de tener en México pero que sigue estando en Viena siendo al estrella de ese museo Bueno, si no la tenemos en México al menos pudimos entrar a verla gratis. Pero ojalá que algún día sí lo regresen.

Seguimos recorriendo palacios y jardines que parecían no tener fin, justo cuando creíamos que ya no podían ser más grandes o más lujosos el siguiente palacio nos sorprendía de nuevo. Insisto en que no puedo imaginar para qué querían tanto palacio.

Seguimos caminando y caminando por toda la ciudad, admirando sus calles, sus hermosos edificios, mucho de alrededor del siglo XVIII cuando María Teresa era la reina y decidió embellecer la ciudad y sí que le quedó, tanto que 300 años después es una de las ciudades más visitadas de Europa.

Al día siguiente fuimos a visitar una pequeña y humilde casita de los Habsburgo a las afueras de Viena llamada Schonbrunn, una pequeña casita de campo de verano donde la familia real gustaba de pasar algunos días dedicados sólo para ellos en un ambiente familiar y modesto. ¿Se lo creyeron? Por supuesto que no había nada de pequeño, familiar y modesto, lo que vimos fue primero un palacio gigantesco para recibir a los invitados, pasar a los jardines reales de impactantes fuentes de diferentes estilos, visitar el zoológico, subir una colina llegar a una magnífica fuente que inspiraría a cualquiera y subir un poco más hasta un salón donde a la realeza le gustaba desayunar o tomar el café o hacer fiestas con la mejor vista hacia los jardines, el palacio y ¿por qué no? Hacia Viena también. Esta gente sabía hacer palacios maravillosos.

Ahí nos quedamos un ratito a descansar, probar un típico postre y café vienés y ocultarnos del abrasador sol de ese día que nos estaba sofocando. No sé quién siga pensando que el calentamiento global es un mito pero Europa sí lo está sufriendo en serio, los veranos son sin duda cada año más y más calurosos.

Después de horas paseando y admirando Schonbrunn fuimos de regreso al centro de Viena , pasamos por un monumento que hicieron por la plaga que azotó Viena en el siglo XIX y que mató a un buen porcentaje de la población, entramos a la imponente y bellísima Catedral  y por curiosidad nos metimos a una iglesia griega ortodoxa de arquitectura morisca muy bonita en donde pudimos escuchar un poco de una ceremonia que estaban celebrando con cánticos griegos. Muy bonito e interesante.

Finalmente y porque no podía faltar estando en Viena fuimos a un concierto con música de Mozart que nos gustó mucho porque era muy diferente a los conciertos de música clásica en los que habíamos estado antes, éste lo hicieron completamente para turistas curiosos, los músicos estaban disfrazados con sus trajes típicos de la aristocracia del siglo XVIII, tocaron puros grandes éxitos de Mozart y el director de orquesta invitó a participar a la audiencia con aplausos, algo inaudito en otro tipo de conciertos y que estoy segura que varios desaprobarían pero que en este caso para nosotros estuvo genial porque lo hizo muy divertido y ligero después del día tan pesado que tuvimos caminando bajo el sol, agradecimos un concierto tan ameno.

La opinión de los viajeros Alfred y Luis sobre Viena:

Lo mejor: Una ciudad construida por, para y con los Habsburgo, todo tiene que ver los Habsburgo. Me gustó porque todo se ve súper imperial y se ven todas las extravagancias que los reyes pedían.

Lo peor: Que el museo de Viena no quiere devolver nuestra corona, el penacho de Moctezuma. Seguro con la tecnología de hoy se podría hacer sin el supuesto daño que dice Austria que tendría el penacho.

Lo más chistoso: El museo de Viena está atascado de mexicanos yendo nada más a ver la corona, y de paseo visitan el resto del museo, pero realmente sólo van a ver el penacho.
Algo también muy curioso es que México y Austria tengan tanta relación en la historia como Maximiliano de Habsburgo y lo del penacho.









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