Luxemburgo: chiquito pero bonito

 

12 de agosto de 2022. Vamos súper bien en el viaje de Stuttgart a Luxemburgo, ahora sí ningún tren se ha atrasado. Pero obviamente uno no puede decir algo así y que el camino siga sin problema. Una hora antes de llegar a Luxemburgo el tren se detuvo y nos anunciaron que había sucedido un accidente en las vías, había intervención policiaca y estaban completamente bloqueadas. ¿Y ahora qué hacemos? Esperar hasta que nos den solución. La solución vino dos horas después en forma de autobús que nos llevó a Luis, Alfred y a mí hasta Luxemburgo cerca del departamento de Edder y Caro, amigos mexicanos que se fueron a vivir a Luxemburgo y que súper amablemente nos recibieron para pasar con ellos el fin de semana y que gracias a eso conocimos este pequeñito pero lindo país donde sus habitantes tienen una calidad de vida altísima, una de las más altas del mundo.

Al día siguiente de nuestra llegada Edder y Caro nos llevaron a conocer el Castillo de Vianden, una fortaleza casi en la frontera con Alemania que fue construido en el siglo XI por los Condes de Vianden, pasó por varios cambios en su arquitectura y en el siglo XVI fue abandonado, en el siglo XIX fue vendido y desmantelado casi por completo pero unos años más tarde el Duque de Luxemburgo empezó su restauración y ya fue en el siglo XX después de la Segunda Guerra Mundial en la que fue utilizado por los nazis, que el gobierno de Luxemburgo lo rescató y restauró de manera magistral para el turismo casi tal y como era en el siglo XVI. Así es que pudimos visitar sus habitaciones, cocinas, el salón del trono, capilla y demás, y disfrutamos muchísimo de la vista al pueblo y el río que podíamos apreciar desde el castillo.

Después fuimos a visitar la ciudad de Luxemburgo, algo envidiable ahí es que el transporte público es excelente y es gratuito, sí, 100% gratuito para todos. Tengo que aceptar que eso sí le ganó a México y sus 5 pesitos del metro. Luxemburgo era una fortaleza natural en forma de un risco en la que construyeron una muralla de la que todavía hay partes para proteger a la ciudad y un castillo del que ya no existen más que unos pocos vestigios que sirven para dar un idea de lo que alguna vez fue. Caminamos los cinco, Luis, Alfred, Caro, Edder y yo por toda la parte histórica de la ciudad, en la parte superior entramos a la impresionante Catedral, nos encantaron las decoraciones en sus columnas, y ahí mismo bajamos a las catacumbas para ver la tumba de la familia real. Pasamos también por el Palacio Real donde actualmente son las oficinas de la monarquía luxemburguese y otras casonas que alguna vez pertenecieron a ricos comerciantes.

Bajamos después a la parte inferior de la ciudad, pero en el camino nos quedamos impactados con lo que vimos Ahí hay un lavabo tirado, así como si nada en la banqueta. Esto no es posible ¡qué desorden! Fue lo único que llegamos a ver fuera de lugar en Luxemburgo, todo estaba tan en orden y perfecto que un lavabo tirado era verdaderamente llamativo. Edder por supuesto nos ofreció una disculpa por el penoso incidente, algo inaudito para Luxemburgo. Digo, uno no viaja desde México para ver esas cosas. Atravesamos un río y llegamos a la zona de las casitas pequeñas clásicas de madera y adobe o de piedra que me encantan y que pertenecían a la clase trabajadora pero que ahora son carísimas como el resto del país. Caminamos por callecitas sinuosas, nos detuvimos en una fuente de agua donde nos pusimos a platicar con unos colombianos que estaban trabajando ahí, y como buenos latinos no pudimos evitar hacer plática.

Después fuimos a visitar un fuerte que mantienen en muy buen estado desde donde se veía toda la preciosa ciudad de Luxemburgo, vimos que evidentemente ese lugar había sido una  excelente decisión para defender la ciudad, su rango de visión era total.

Cenamos bien a gusto esa noche con Edder y Caro, y nos preparamos para nuestra partida al día siguiente hacia nuestro último destino antes del regreso de Luis a México, y no podía ser otro que París .


Lo mejor: El transporte público gratuito de primerísima calidad y que a pesar de que es diminuto y no esperas mucho por eso sí es extremadamente bonito

Lo peor: Quitando los turistas se siente un poco vacía la ciudad a pesar de que sí son muchos habitantes concentrados, como que se siente falta de actividad humana fuera de los lugares más turísticos.

Lo más chistoso: Vimos como noticia nacional que alguien había derribado un radar en la carretera, no lo había reportado y por eso había toda una investigación en proceso. Nada más faltó que el primer ministro diera un mensaje a la nación de unidad en esos momentos de dificultad hasta que se resolviera el caso.









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