Capadocia, Turquía: los paisajes más bonitos de Turquía

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19 de octubre de 2022. En Ankara tuvimos una semana súper relajada, le bajamos un poco el ritmo al viaje para reponer fuerzas y poder seguir con todas las ganas porque eso de viajar cansado no está padre. Ahora era momento de seguir hacia la región de Capadocia, uno de los lugares más famosos de Turquía por eso de los protectores de pantalla. Tomamos un autobús desde Ankara hasta la ciudad de Goreme: 4 horas de camino viendo colinas desérticas adornadas de un espectacular atardecer rojizo.


Llegamos ya de noche pero aún así podíamos ver mini colinas cónicas con orificios del tamaño de puertas y ventanas. ¡Mira, mira! Ya llegamos a Capadocia. Una famosa zona en Turquía donde los pobladores encontraron que podían construir sus viviendas e iglesias tallando las rocas y las montañas y no sólo eso sino que un grupo cristianos bizantinos excavaron bajo tierra para esconderse de los romanos quienes en esa época no toleraban el cristianismo. Estábamos ahí para ir a ver todo eso. Esa noche llegando fuimos a cenar lo más típico de la región: estofado de cordero cocinado al fuego dentro de una vasija de barro.

El primer día en Goreme hubo lluvia todo el día, no mucha pero suficiente para que ningún plan fuera atractivo porque casi todos son al aire libre así que simplemente paseamos por la pequeña ciudad de Goreme y fuimos a comer a un típico restaurante de la región que según decían era bueno, bonito y barato. Callejoneamos entre evitando charcos y lodo hasta que llegamos al restaurante, entramos, bajamos unas escaleras y nos encontramos dentro de una cueva. Hola, si quieren en el suelo se tienen que quitar los zapatos, si quieren en mesa se los pueden dejar. ¡En el suelo por supuesto! Nos quitamos los zapatos y nos sentamos en una de las típicas mesas turcas con cojines y telas por todas partes. Estábamos fascinados con el lugar y no sé si por eso la comida nos supo mejor pero estaba buenísima.

Al día siguiente ya hubo buen clima así que nos fuimos en un tour a visitar la región. Íbamos tres colombianos, una peruana, una chilena, una alemna, dos chinos, un canadiense, dos indonesias y dos mexicanos, un grupo muy variado e interesante. Las primeras paradas fueron en unos miradores impresionantes desde donde podíamos ver el paisaje extraterrestre de Capadocia con las montañitas excavadas por el humano para él mismo y para las palomas.

La siguiente parada fue una tienda joyas Siempre que pueden los tours te llevan a joyerías, eso es típico. Nosotros por supuesto sólo vimos pero no compramos nada, ni el precio preguntamos. Después nos llevaron a un cañón a hacer una caminata corta y tranquila al lado del río donde disfrutamos de paisajes de otoño lindísimos mientras platicábamos con los demás turistas. Pasamos por una curiosa cafetería que nos encantó a todos cuyas mesitas estaban construidas sobre el río. Se nos antojaba quedarnos ahí pero en eso de los tours es mejor apurarse para que nos diera tiempo de todo.

Hicimos una parada a comer y estuvimos platicando bien a gusto el grupo. Nos llevaron después al llamado muy antiguo Monasterio de Selime tallado en las montañas. No sabíamos muy bien qué esperar de esa visita porque con esa descripción es difícil de imaginarlo pero cuando llegamos fue algo impresionante para todos. Nos encontramos con uno de esos cerros cónicos con todo un complejo dentro: cocina, iglesia, vinatería, habitaciones y habitaciones hechas dentro de la montaña. Increíble pensar que todo eso realmente era donde personas vivían hace 1200 años para estar alejados de la civilización y sólo dedicarse a rezar.

Pero si lo anterior nos había impresionado lo que seguía iba a ser mega ultra impresionante: la ciudad subterránea. Llegamos a lo que por fuera parecía un museo como cualquier otro, pasamos los torniquetes y llegamos a un túnel amplio y moderno hasta la primera caverna, ya en ese punto estábamos bajo una pequeña montaña Aquí los pobladores vivían en casas arriba de este terreno y solamente cuando había peligro usaban estás habitaciones y túneles para vivir durante meses, incluso hasta un año. Data del 1,400 aC en tiempos de los Hititas que excavaron los primeros pasadizos como protección contra ataques invasores y que posteriormente lo usaron y ampliaron los cristianos bizantinos para protegerse de los romanos que los perseguían.

Era impresionante lo que estábamos recorriendo, nos sentíamos dentro de un hormiguero lleno de pequeñas cámaras que eran las habitaciones, comedores, cocina, establos, y túneles en los que cabía una sola persona. Recorrimos 4 niveles de los 8 que están abiertos al público pero eso sólo era el 10% de todo lo que existe. De hecho hay más ciudades como esa pero al parecer esa es la más grande, al menos de la que se tenga conocimiento. No podíamos creerlo, toda una gran ciudad subterránea con capacidad para miles de personas.

Al día siguiente hacía frío por ser otoño pero con un sol espectacular ¡Día de trekking! ¡Mi actividad favorita! Eso de caminar por senderos entre la naturaleza siempre es lo que más me gusta, simplemente me encanta. Salimos caminando de Goreme para pasar primero por una iglesia del siglo IX excavada dentro de una montaña, al parecer la más antigua de la época llena de frescos que hasta la fecha se conservan claramente, increíble. Después entramos al llamado Museo a Cielo Abierto en donde visitamos varias iglesias, comedores, cocinas, etc dentro de montañas del siglo XI y XII. Era muy curioso ir entrando a las aberturas que los habitantes habían formado en cada montañita y encontrar esas excavaciones. Algunas iglesias tenían pinturas verdaderamente interesantes sobre la vida de Cristo incluyendo a Constantino y su mamá quienes hicieron oficial el cristianismo en Roma. Las pinturas eran unas joyas que daba gusto verlas tan bien conservadas.

Saliendo del museo seguimos caminando por la carretera hasta llegar al inicio de un cañón con paisajes rarísimos llamado el Valle de Meskendir que era como estar casi en otro planeta, excepto por los árboles que se veían muy terrenales. Pero si quitaras los árboles y dejaras sólo las formaciones rocosas con las casi misteriosas excavaciones en las montañas podrías pensar que estás en otro planeta. Caminamos varios kilómetros por el sendero formado en el fondo del cañón pasando por túneles, quizás algunos formados naturalmente y otros excavados artesanalmente por los antiguos pobladores. Íbamos fascinados admirando el paisaje, sin poder contenernos de tomar fotos a cada rato ¡Mira eso! ¡Mira para allá! ¡Esto es algo muy raro! ¡No nos había tocado caminar por un lugar como éste!

Al día siguiente el despertador sonó 5:30 de la mañana ¡Buenos días! ¡Hora de levantarse y abrigarse para ir a ver los globos! Una de las típicas imágenes de Capadocia es justamente el paisaje con globos aerostáticos pero cuando nos dijeron que hacer el ascenso en globo costaba 220 euros nos asustamos y decidimos dejar que otros lo pagaran para nosotros sólo ver el espectáculo desde un privilegiado mirador al que nos costó 6 pesitos acceder. Llegamos caminando al mirador un poco congelados antes del amanecer justo cuando empezaban a subir los primeros globos y poco a poco con el paso de los minutos más y más globos iban subiendo, el cielo se iba aclarando y los turistas en el mirador iban aumentando. Logramos encontrar un excelente punto casi solos para admirar los más de 150 globos volando en el cielo con la luz del sol a penas empezando a pegarles haciendo un espectáculo maravilloso.

A las 7:30 decidimos regresar al hotel y meternos otro ratito a la cama calientita esperando a que diera la hora del desayuno en el hotel. Más tarde nos levantamos, desayunamos, nos bañamos, salimos de Goreme y empezamos nuestro segundo trekking por las maravillas naturales de Capadocia. Recorrimos senderos entre vegetación y muros de roca enormes hasta que una hora después llegamos a otra ciudad en las faldas de un monte que ya habíamos visto desde lejos el primer día de tour, pero lo que pensábamos que eran casitas resultaron ser hoteles y restaurantes de lujo. Sólo pasamos caminando por las callecitas que nos llevaban hacia la cima del monte en donde pudimos admirar El Castillo Uchisar, una formación rocosa natural a la que los romanos construyeron una fortaleza excavando en la piedra porosa entre el siglo XV y XVI. Era sin duda un excelente punto estratégico para la defensa del territorio, el punto más alto de la región.

Bajamos del monte para caminar de regreso a Goreme por el Valle del Amor ¿Y por qué le llamarán así? No nos vayan a salir con que en este valle se meten dos y salen tres. Los paisajes que nos encontramos eran bellísimos, yo no podía de la emoción por estar caminando por lugares tan lindos, era toda una experiencia. Y llegamos hasta una parte con unas columnas gigantes formadas naturalmente. ¡Ah ya entendí! Por estas formaciones le llaman el Valle del Amor. Ahora todo tiene sentido.

Seguimos nuestro camino ahora un poco más rápido porque ya nos había alcanzado el atardecer y teníamos que llegar a Goreme antes de que anocheciera, pero todo el paisaje era tan bonito que no podíamos evitar pararnos a cada rato a apreciarlo. Finalmente llegamos a Goreme justo a punto de anochecer. Lo logramos.

Al día siguiente hicimos nuestro último día de trekking y en mi opinión fue el mejor de todos. Ese día nos tocaba recorrer el Valle Rosa y el Valle Rojo, nombres no muy emocionantes para recorridos súper emocionantes. Yo les hubiera puesto Valle Rosa de la Diversión y Valle Rojo de la Aventura. Caminamos, caminamos y caminamos por paisajes que parecían sacados de la imaginación de algún loco. Formaciones rocosas caprichosas que parecían dunas más que roca sólida de diferentes colores mostrando evidentemente las etapas geológicas de su formación con colores como el verde, rojo, rosa y blanco. Era impresionante. De pronto vimos un puentecito de madera que llevaba a la entrada de una caverna excavada por manos humanas, pasamos el puente, entramos, pasamos un pequeño túnel y nos encontramos con una iglesia excavada y tallada dentro de la montaña. ¡Wow! Lo que uno se encuentra por curioso. Siento que somos todos unos exploradores.

Seguimos el camino y en esa ruta, a diferencia de las de los días pasados sí nos encontramos con muchos turistas en el camino, algunos a pie como nosotros y otros que se veían muy divertidos en bicis de montaña. Mira. Ya no estamos tan lejos de la cima de esa montaña, la de la bandera que vimos ayer. ¿Vamos a subirla? No, esta vez no la vamos a subir. Pero igual  acabamos subiéndola porque no me quedé quieta, seguí caminando y encontré una ruta fácil rodeando la montaña, y como Alfred no me detuvo acabamos llegando hasta la bandera.

Seguimos caminando un rato por la cima de la montaña, bajamos y nos adentramos de nuevo en el cañón para tomar otras rutas llenas de subidas, bajadas, vueltas y más vueltas por las que pasábamos divertidos y fascinados con el camino, con el paisaje y con la oportunidad de estar viviendo la experiencia de caminar entre esas maravillas naturales. Fue toda una experiencia.



La opinión de Alfred sobre Capadocia:

Lo mejor: ¡Híjole! ¡Los gatos! Bueno, los trails por lo fascinante extraterrestre del paisaje que es una combinación entre formaciones naturales únicas y la intervención humana única también.

Lo peor: En algunas partes del trekking pasan cuatrimotos o camionetas 4x4 por la ruta que es toda de terracería y te empanizan todo. Uno que va tan tranquilamente caminando y acabas empanizado.

Lo más chistoso: Estábamos comiendo tranquilamente en un restaurante deliciosísimo y en eso, como en todo Turquía, llegó un gatito a la mesa. De repente vimos cómo unas orejitas y cabecita se asomaba para ver qué estaba servido en nuestra mesa. Desapareció tantito y luego volvió a aparecer junto con una patita lista para robarse un pedazo de pollo. Entonces Lulú que le aplaude para espantarlo y le dice "¡No, gato!" Y todo el restaurante la volteó a ver feo porque acá todos los gatos son casi sagrados, nadie les pone un alto y los dejan hacer lo que quieran.



















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