Florencia, Italia: el nacimiento del Renacimiento

 


1 de octubre de 2022. Después de 10 años regresé a Florencia y me emocionó muchísimo. La vez pasada, conocí muy poco porque fui de trabajo y sólo vi suficiente para enamorarme y saber que algún día tenía que volver para recorrer esa hermosa ciudad museo. Además, esta vez Alfred y yo llegamos sabiendo sobre la historia de los Medicis, esa familia de comerciantes y banqueros que se hicieron ultra millonarios, fueron los patrocinadores de los que iniciaron el Renacimiento y acabaron gobernando Florencia por casi 400 años. Así que con más contexto e información pudimos disfrutar muchísimo de la ciudad.

Empezamos el tour visitando una curiosidad porque no todos los turistas la visita. Era la farmacia/perfumería de Santa Maria Novella, la más antigua del mundo que sigue siendo perfumería desde 1221 cuando frailes dominicos cultivaban hierbas para producir medicamentos, pomadas y fragancias. Por fuera, la entrada nos pareció como de una cafetería muy lujosa o un hotel o algo así pero al entrar vimos que estábamos en el antiguo convento donde todavía se conservan frescos originales, el recetario que usaban los monjes y un montón de instrumentos con los que hacían sus creaciones. También pasamos a la bellísima tienda toda de madera de súper lujo donde sólo tomamos fotos y olimos algunas de las fragancias naturales y aguas de colonia que producen para las carteras más generosas.

Pasamos por la Iglesia de Santa Maria Novella anexa al convento de los frailes dominicos y desde ahí empezamos a apreciar la arquitectura florentina. Nos acercamos a la fachada para ver toda la decoración hecha de mármol blanco, verde y rosa usado casi como pintura para formar las distintas figuras en la fachada sin importar lo caprichosas que sean.

Nuestra siguiente parada fue la iglesia que para mí es la más bonita que conozco en el mundo mundial: la Basílica de Santa Maria de Fiore, por fuera es una hermosura con su decoración de mármoles de colores predominando el blanco en toda la decoración de la iglesia. Yo podría haberme quedado horas y horas analizando y admirando cada detalle de su delicada decoración, de lejos de cerca, de todos lados. Simplemente me fascina.

Hicimos la fila para entrar a la Basílica y apreciar esa cúpula monumental que cientos de años estuvo sin construirse porque no se sabía cómo hacerla hasta que los Medicis se propusieron encontrar a alguien con la solución, ese alguien fue Brunelleschi quien viajando a ver la impresionante cúpula del Panteón de Roma sacó ideas para construir la mayor cúpula construida en mil años. Su labor fue titánica y tuvo muchos problemas pero después de décadas lo logró para consolidar el poderío de los Medicis, consagrar a Florencia como la ciudad del progreso y comenzar con la era del Renacimiento. Qué raro que Brunelleschi siendo tan importante para el Renacimiento no sea tan famoso como Rafael o Miguel Ángel, me tengo que aprender su nombre y que nunca se me olvide. Brunelleschi.

Entramos a la iglesia en donde vimos que prácticamente lo único decorado era la cúpula pero ¡qué decoración! Una gran obra de diferentes autores en donde personajes bíblicos, personalidades de la iglesia y los Medicis compartían un lugar. Nos quedamos viendo la cúpula no sé cuánto tiempo, ya nos dolía el cuello de tanto ver hacia arriba pero no podíamos dejar de admirar esa obra tan importante y complicada de la época.

Saliendo pasamos por la escultura de Brunelleschi con la mirada hacia su cúpula, pasamos por la casa donde nació el mismísimo Dante Alighieri, comimos unos típicos y deliciosísimos paninis junto al Río Arno con vista al único y lindísimo puente medieval habitado, el Puente Vecchio.

Cruzamos el río por uno de los puentes de Arno a pesar de que Google Maps nos decía que podíamos atravesarlo nadando. Seguimos nuestro camino cuesta arriba, cruzamos las antiguas murallas de la ciudad, pasamos por un jardín de rosas y llegamos a la cima de la montaña a la Plaza Michelangelo llamada así porque tiene escultura del David de Miguel Angel en bronce. Desde donde admiramos una vista de todo Florencia con la Basílica Santa María del Fiore dominando el paisaje junto con la torre del Palazzo Vecchio. ¡Qué linda es Florencia! Me encanta ¿no nos podemos ya quedar aquí?

De bajada del mirador pasamos por unas fuentes muy lindas, una de las torres de vigilancia y de la ciudad y caminamos por todo lo largo del río admirando la vista al Puente Vecchio, ese puente que parece sacado de un cuento con muchas pequeñas construcciones encima, pero antes de pasar por ese puente fuimos a ver el enorme Palacio Pitti que durante años fue la residencia de los gobernantes de la ciudad, o sea los Medicis. Desde ahí se construyó un paso elevado y techado para conectar el Palacio Pitti que era la residencia, el Puente Vecchio para pasar por arriba del Río Arno y el Palacio Vecchio que eran sus oficinas. De esa manera no se tenían que preocupar por el clima ni se tenían que mezclar con la chusma.

Después caminamos por la calle para pasar por el Puente Vecchio entre tiendas de joyería y relojería y mucha gente. Para cuando nos dimos cuenta ya íbamos a la mitad del puente, no nos habíamos dado cuenta ¿De verdad ya estamos en el puente? ¡Ni me había dado cuenta! ¡Qué loco! Esa es la magia de ese puente, las construcciones que tiene encima hacen que parezca que sigues en la calle porque no puede ver el río sino hasta que ya vas a la mitad.

Cruzamos hasta llegar a la plaza de la Señoría, la plaza museo más impresionante. Ahí vimos la réplica de la escultura del David de Miguel Ángel en el exacto lugar donde en 1504 se instaló por primera vez la original, y un sinfín de otras esculturas expuestas como un museo al aire libre único en el mundo. ¡Ay! ¡Lástima que nos tocaron varias esculturas en restauración! Europa siempre está en restauración. Pero aún así la plaza es espectacular y es muy fácil disfrutarla caminando sin rumbo admirando las esculturas y edificios a tu alrededor.

Al día siguiente era domingo primero de mes ¡día de museos gratuitos! Y por supuesto que aprovechamos para ir a los museos más caros. Suponíamos que iban a hablar colas gigantescas así que desde el día anterior compramos el desayuno para salir rápido, nos levantamos temprano, nos subimos al tren, llegamos a Florencia, nos dirigimos a la entrada de la Galería degli Uffizi y sí, en efecto ya había una fila enorme de cientos de personas a las 8:30 de la mañana. Ya íbamos preparados así que nos formamos y nos comimos nuestro desayuno. Después de 40 minutos ya estábamos dentro de la Galería, nada mal. 

Unos alemanes que conocimos en el Airbnb nos recomendaron una app para visitas guiadas que se llama Rick Steves Audio Europe y resultó ser una maravilla. Nos ahorramos por completo la compra audioguía del museo y con ésta recorrimos todo lo más importante del museo viendo obras de autores italianos en orden cronológico entendiendo cómo iban descubriendo el realismo, la tridimensionalidad hasta llegar a los maestros del Renacimiento que hacían unas obras espectaculares después de que la ciencia, la cultura y las artes estuvieron sumergidas en una decadencia horrorosa de mil años. 

Saliendo de esta Galería fuimos a otra más ¿por qué no? Eran gratuitas ese día, teníamos que aprovechar. ¿Y a cuál decidimos ir? Pues ni más ni menos que a la Galería de la Academia donde hicimos fila también pero mucho más pequeña y en 15 minutos ya estábamos dentro viendo a la obra más famosa del Renacimiento: El David de Miguel Ángel que nos pareció sorprendente aún cuando ya la habíamos visto tanta veces en fotos y videos. Realmente no se compara con verla físicamente, una verdadera belleza esa escultura que uno de quiere dejar de observar desde todo ángulo posible.


La opinión de Alfred sobre Florencia:

Lo mejor: La cúpula de la Basílica por su historia. Vimos un documental sobre su construcción y que la catedral estuvo décadas sin domo y le llovía adentro hasta que Brunelleschi pudo construirla.

Lo peor: La comida está hecha completamente para turistas y ni siquiera siguen las recetas italianas en los restaurantes de turistas, hay que buscar bien para comer auténtica comida italiana.

Lo más chistoso: En un lugar de paninis que nos recomendaron comer vimos que habían varias filas y nos formamos detrás de la que se veía más corta. Después de 20 minutos nos dimos cuenta de que nos habíamos metido a lo grande en la fila porque en verdad había una única fila que el staff iba repartiendo en filas más pequeñas. 
















Comentarios