París, Francia: una de las ciudades más bonitas del mundo


14 de agosto de 2022. Dejamos para el final del viaje de Luis por nosotros a la ciudad de París, en donde todo Europa empieza o acaba. Desde que llegamos a Europa cada ciudad que visitamos hacía referencia a París, ya sea porque el famoso pintor había estudiado en París o porque el palacio visitado se había basado en Versalles, de una u otra manera en todo Europa se mencionaba París. Para Luis era la primera vez que la visitaba, Alfred la había visitado hace poco más de 10 años y yo ya tenía más de 20 años de haber estado ahí. Nos hospedamos en Fontainebleau, una pequeña ciudad mucho más barata que París y además con un palacio importante, pero habiendo tantas cosas que ver en París no nos hicimos el tiempo de visitar Fontainebleau. Ya tenemos pretexto para regresar.

Al día siguiente empezamos a recorrer la ciudad empezando por el Palacio de Louvre. No alcanzamos a comprar boletos en línea, todos estaban agotados pero íbamos a probar suerte comprando en el lugar. Vamos a ver dónde compramos los boletos. Disculpe ¿ésta es la fila para comprar boletos? Sí, pero hay una espera de 4 horas para los que llegaron a formarse desde las 8 de la mañana. Nosotros no teníamos tanto tiempo como para estar ahí horas formados, mejor bajamos a ver la pirámide de cristal por abajo que es muy bonita y seguimos nuestro rumbo por París.

Caminamos recorriendo por fuera y admirando el palacio de Louvre, ese edificio gigantesco que parece no tener fin que alguna vez fue el palacio real más grande y ahora era el museo más famoso del mundo. Observando el palacio me parecía impresionante cómo la realeza podía siquiera imaginar residencias tan grandes, tantas habitaciones y que con razón hubo tantas protestas y al final se acabó derrocando la monarquía. 

Seguimos caminando rumbo a la terminal de Montparnasse para de ahí tomar el tren a Versalles y de camino pasamos por algunos puntos interesantes. La Abadía de Saint Germain des Pres, la primera iglesia de París que era parte de un monasterio gigantesco, la Iglesia de Saint Sulpice, llegamos al súper bonito Jardín del Palacio de Luxemburgo construido en el siglo XVII para María de Medici. Atravesamos el jardín para admirar las flores y su fuente que estaba llena de barquitos de juguete que la gente renta para entretenerse un rato.

Pasamos también a ver la tumba de Porfirio Díaz, una curiosidad para todo los mexicanos que viajan a París y que no es nada fácil encontrar. Es una tumba más bien común que si nosotros no la hubiéramos buscado específicamente jamás la hubiéramos encontrado. ¡Qué triste que a la historia haya pasado como villano y ni siquiera queramos sus restos de regreso! Eso siempre les pasa a los que se quieren perpetuar en el poder, ni modo.

Tomamos el tren y llegamos a Versalles para visitar esos jardines de los que todo el mundo habla. No sabíamos muy bien qué esperar porque ya habíamos visto jardines increíbles de otros palacios y pensábamos que tal vez estos no iban a ser realmente tan sorprendentes como decían. Llegamos al palacio, enorme e impresionante con puertas doradas con referencias a Luis XIV el Rey Sol por todos lados. Habían muchos turistas en las puertas pero nos la arreglamos para que no saliera en nuestras fotos.

Pagamos nuestra entrada para visitar los jardines, pasamos y sí se veía una extensión considerable de jardines con flores y fuentes muy bonitas, seguimos caminando hasta unas escaleras ¡Wow! ¡Qué grande! Este jardín va hasta el lago que es enorme. Qué impresionante. Se veía enorme, pero en realidad todavía no habíamos visto nada. Seguimos los mapas que nos decían que teníamos visitar varias partes del jardín, o más bien dicho varios jardines. Pasamos por incontables jardines, la verdad ya ni recuerdo cuántos fueron y varios de ellos eran una cosa espectacular por sí mismo, cada uno como si fuera un jardín de un palacio, era verdaderamente impresionante. 

No tenemos ni idea de cuántos kilómetros habremos caminado dentro de esos jardines, no por nada muchos turistas rentan carritos de golf para recorrerlos. Y en cada uno de los jardines nos sorprendíamos más y más, y cuando pensábamos que ya habíamos visto todo llegábamos a otro jardín más. Ahora entiendo por qué son tan famosos los Jardines de Versalles, no habíamos visto nada como esto. Un palacio enorme y unos jardines gigantescos.

Al día siguiente seguimos nuestro recorrido por París. Visitamos la casa de Víctor Hugo que ahora es un museo en uno de los conjuntos condominales más emblemáticos y bonitos de París. Paseamos por las orillas del Río Sena hasta llegar a la Isla de la Cité, la isla donde se empezó a construir París en el siglo III dC por la tribu celta de los Parisii, y que desde ese entonces se le quedó el nombre de París. Visitamos sólo por fuera la Catedral de Notre Dame que empezó su construcción en el siglo XII ¡Uy! Pues todavía no la acaban, sigue en obras. Hace unos años sufrió un terrible incendio y por eso nos tocó en reconstrucción. Ni modo, no se puede todo pero tampoco podíamos dejar de visitarla por su importancia en la historia como la coronación de Napoleón como emperador y la beatificación de Juana de Arco.

Después fuimos a visitar la tumba de uno de los personajes más famosos del mundo, amado por Francia y odiado por el resto de Europa: Napoleón. Un genio militar y el terror para todos sus enemigos. Entre su legado está el código civil que puso un orden en las leyes y reglamentaciones que tenemos hasta el día de hoy ¡Gracias Napoleón! No quiero ni pensar cómo era consultar alguna ley antes de él, qué pesadilla. Entramos en el Palacio de los Inválidos que fue construido por orden de Luis XIV para darle atención y hospedaje a los militares lesionados y retirados, y fue hasta el siglo XIX cuando se construyó la monumental tumba a Napoleón. El edificio desde el inicio nos pareció extraordinario pero la tumba ¿¡qué onda con esa mega tumba de mármol rojo!? 

También vimos en esa misma impresionante construcción con uno de las cúpulas más emblemáticas de París las tumbas de José Bonaparte, Jerónimo Bonaparte y algunos mariscales importantes en las campañas de Napoléon que también estaban muy bonitas. Digamos que yo no me quejaría si me hacen alguna de esas tumbas, no tiene que ser como la de Napoleón, cualquiera de las otras están bien.

Vámonos a otro lugar emblemáticos de París, tomemos el metro porque sí está lejos. Nos bajamos del metro y con unas buenas crepas para apaciguar el hambre empezamos la caminata para pasar por el famoso Moulin Rouge y cuesta arriba. Conforme íbamos subiendo las calles se hacían más angostas y la densidad humana aumentaba, eso quería decir que íbamos por buen camino hacia Montmartre. La zona que para mí es la más pintoresca y bonita de París y aunque es cierto que el gentío le quita un poco el encanto yo creo que sigue siendo una de las mejores zonas que visitar. Nos encontramos con un montón de tienditas de souvenirs típicos franceses como postales de pintores como Toulouse Lautrec que me encantan, con muchísimos cafés y restaurantes con sus mesitas en la calle, dibujantes y pintores vendiendo su arte ¡es tan lindo!

Llegamos hasta el mirador donde casi pudimos ver todo París, entramos a la Basílica del Sagrado Corazón junto con cientos de turistas curiosos por ver el interior de esa iglesia que se puede ver desde cualquier parte de París como el punto más alto de la ciudad.

El último día de Luis en París fuimos a la Torre Eiffel ya que por ahí dicen que es pecado ir a París y no visitar su monumento más famoso. Luis subió mientras Alfred y yo nos quedamos abajo tomándonos fotos junto con una bola interminable de turistas de todo el mundo. Después fuimos a ver el Arco del Triunfo, éste es muy famoso por estar en la avenida más emblemática de París pero por todo Europa vimos muchos arcos del triunfo que los romanos fueron los primeros en construir para celebrar victorias militares.

Para celebrar el cumple de Alfred nos fuimos a comer a un restaurante francés a donde nos alcanzó Marisol mi prima quien viajó desde Londres sólo para pasar un par de días con nosotros en París ¡detallazo de su parte!. Así que estuvo genial pasar la tarde los cuatro juntos, algo muy especial para nosotros poder compartir con otras dos personas lo que normalmente hemos estado viviendo solos nosotros dos. 

Desde el restaurante nos pusimos a caminar por París para conocer la Iglesia a Maria Magdalena con una arquitectura igualita a un templo romano, caminamos por las orillas del Río Sena disfrutando de las vistas de los edificios típicos parisinos, llegamos a ver Notre Dame de París, seguimos hasta el museo del Louvre.

Al día siguiente salimos temprano para ir al aeropuerto de París. Luis iba un poco triste porque ya se le había acabado el viaje pero esperábamos que a la vez hubiera estado tan contento como nosotros estuvimos con él. Nos encantó pasar esas 5 semanas en su compañía aprendiendo muchísimo de su conocimiento en historia. Estuvo padrísimo todo lo que vivimos con él. Llegamos al aeropuerto y nos despedimos de Luis que se alejaba para ir a su sala de abordaje. 

De ahí regresamos a París para vernos con Marisol en la Torre Eiffel y la encontramos cómodamente acostada en el pasto ¡Hola! ¡No nos veíamos desde Brasil! ¡Qué cool que nos vuelves a visitar! Marisol en Brasil nos acompañó a las Cataratas de Iguazú, y ahora que estaba en Londres nos fue a visitar a París ¡detallazo de su parte! 

A pesar de que Marisol traía un pie lesionado todavía en proceso de recuperación caminamos desde la Torre Eiffel al Arco del Triunfo, después caminamos por todo Campos Elíseos hasta Las Tullerías y de ahí al Palacio de los Inválidos para que Marisol entrara a ver la tumba de Napoleón aunque fuera cojeando. Mientras Alfred y yo nos fuimos a relajar a un restaurancito cercano a comer un delicioso profiterol de cumpleaños. Marisol nos alcanzó para comerse unos típicos escargots y también su buen profiterol ¡había que aprovechar el poco tiempo en París!

Lo mejor: El profiterol, delicioso, el mejor regalo de cumpleaños en un restaurante especializado en profiteroles en París con delicioso chocolate oscuro.

Lo peor: Las colas del Louvre, nos quedamos sin entrar porque en verdad tienes que perder medio día en la cola con la esperanza de entrar, y en línea las entradas están agotadas con semanas de anticipación.

Lo más chistoso: Nos hospedamos en un Airbnb con una dueña portuguesa que pensó que éramos brasileños y nos hablaba en portugués y como aprendimos portugués en Brasil le contestábamos en el mismo idioma, no se dio cuenta de que éramos mexicanos y hasta que le dijimos.

















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