Tomamos el tren y llegamos a Versalles para visitar esos jardines de los que todo el mundo habla. No sabíamos muy bien qué esperar porque ya habíamos visto jardines increíbles de otros palacios y pensábamos que tal vez estos no iban a ser realmente tan sorprendentes como decían. Llegamos al palacio, enorme e impresionante con puertas doradas con referencias a Luis XIV el Rey Sol por todos lados. Habían muchos turistas en las puertas pero nos la arreglamos para que no saliera en nuestras fotos.
Pagamos nuestra entrada para visitar los jardines, pasamos y sí se veía una extensión considerable de jardines con flores y fuentes muy bonitas, seguimos caminando hasta unas escaleras ¡Wow! ¡Qué grande! Este jardín va hasta el lago que es enorme. Qué impresionante. Se veía enorme, pero en realidad todavía no habíamos visto nada. Seguimos los mapas que nos decían que teníamos visitar varias partes del jardín, o más bien dicho varios jardines. Pasamos por incontables jardines, la verdad ya ni recuerdo cuántos fueron y varios de ellos eran una cosa espectacular por sí mismo, cada uno como si fuera un jardín de un palacio, era verdaderamente impresionante.
No tenemos ni idea de cuántos kilómetros habremos caminado dentro de esos jardines, no por nada muchos turistas rentan carritos de golf para recorrerlos. Y en cada uno de los jardines nos sorprendíamos más y más, y cuando pensábamos que ya habíamos visto todo llegábamos a otro jardín más. Ahora entiendo por qué son tan famosos los Jardines de Versalles, no habíamos visto nada como esto. Un palacio enorme y unos jardines gigantescos.
Al día siguiente seguimos nuestro recorrido por París. Visitamos la casa de Víctor Hugo que ahora es un museo en uno de los conjuntos condominales más emblemáticos y bonitos de París. Paseamos por las orillas del Río Sena hasta llegar a la Isla de la Cité, la isla donde se empezó a construir París en el siglo III dC por la tribu celta de los Parisii, y que desde ese entonces se le quedó el nombre de París. Visitamos sólo por fuera la Catedral de Notre Dame que empezó su construcción en el siglo XII ¡Uy! Pues todavía no la acaban, sigue en obras. Hace unos años sufrió un terrible incendio y por eso nos tocó en reconstrucción. Ni modo, no se puede todo pero tampoco podíamos dejar de visitarla por su importancia en la historia como la coronación de Napoleón como emperador y la beatificación de Juana de Arco.
Después fuimos a visitar la tumba de uno de los personajes más famosos del mundo, amado por Francia y odiado por el resto de Europa: Napoleón. Un genio militar y el terror para todos sus enemigos. Entre su legado está el código civil que puso un orden en las leyes y reglamentaciones que tenemos hasta el día de hoy ¡Gracias Napoleón! No quiero ni pensar cómo era consultar alguna ley antes de él, qué pesadilla. Entramos en el Palacio de los Inválidos que fue construido por orden de Luis XIV para darle atención y hospedaje a los militares lesionados y retirados, y fue hasta el siglo XIX cuando se construyó la monumental tumba a Napoleón. El edificio desde el inicio nos pareció extraordinario pero la tumba ¿¡qué onda con esa mega tumba de mármol rojo!?
También vimos en esa misma impresionante construcción con uno de las cúpulas más emblemáticas de París las tumbas de José Bonaparte, Jerónimo Bonaparte y algunos mariscales importantes en las campañas de Napoléon que también estaban muy bonitas. Digamos que yo no me quejaría si me hacen alguna de esas tumbas, no tiene que ser como la de Napoleón, cualquiera de las otras están bien.
Vámonos a otro lugar emblemáticos de París, tomemos el metro porque sí está lejos. Nos bajamos del metro y con unas buenas crepas para apaciguar el hambre empezamos la caminata para pasar por el famoso Moulin Rouge y cuesta arriba. Conforme íbamos subiendo las calles se hacían más angostas y la densidad humana aumentaba, eso quería decir que íbamos por buen camino hacia Montmartre. La zona que para mí es la más pintoresca y bonita de París y aunque es cierto que el gentío le quita un poco el encanto yo creo que sigue siendo una de las mejores zonas que visitar. Nos encontramos con un montón de tienditas de souvenirs típicos franceses como postales de pintores como Toulouse Lautrec que me encantan, con muchísimos cafés y restaurantes con sus mesitas en la calle, dibujantes y pintores vendiendo su arte ¡es tan lindo!
Llegamos hasta el mirador donde casi pudimos ver todo París, entramos a la Basílica del Sagrado Corazón junto con cientos de turistas curiosos por ver el interior de esa iglesia que se puede ver desde cualquier parte de París como el punto más alto de la ciudad.
El último día de Luis en París fuimos a la Torre Eiffel ya que por ahí dicen que es pecado ir a París y no visitar su monumento más famoso. Luis subió mientras Alfred y yo nos quedamos abajo tomándonos fotos junto con una bola interminable de turistas de todo el mundo. Después fuimos a ver el Arco del Triunfo, éste es muy famoso por estar en la avenida más emblemática de París pero por todo Europa vimos muchos arcos del triunfo que los romanos fueron los primeros en construir para celebrar victorias militares.
Para celebrar el cumple de Alfred nos fuimos a comer a un restaurante francés a donde nos alcanzó Marisol mi prima quien viajó desde Londres sólo para pasar un par de días con nosotros en París ¡detallazo de su parte!. Así que estuvo genial pasar la tarde los cuatro juntos, algo muy especial para nosotros poder compartir con otras dos personas lo que normalmente hemos estado viviendo solos nosotros dos.
Desde el restaurante nos pusimos a caminar por París para conocer la Iglesia a Maria Magdalena con una arquitectura igualita a un templo romano, caminamos por las orillas del Río Sena disfrutando de las vistas de los edificios típicos parisinos, llegamos a ver Notre Dame de París, seguimos hasta el museo del Louvre.
Al día siguiente salimos temprano para ir al aeropuerto de París. Luis iba un poco triste porque ya se le había acabado el viaje pero esperábamos que a la vez hubiera estado tan contento como nosotros estuvimos con él. Nos encantó pasar esas 5 semanas en su compañía aprendiendo muchísimo de su conocimiento en historia. Estuvo padrísimo todo lo que vivimos con él. Llegamos al aeropuerto y nos despedimos de Luis que se alejaba para ir a su sala de abordaje.
De ahí regresamos a París para vernos con Marisol en la Torre Eiffel y la encontramos cómodamente acostada en el pasto ¡Hola! ¡No nos veíamos desde Brasil! ¡Qué cool que nos vuelves a visitar! Marisol en Brasil nos acompañó a las Cataratas de Iguazú, y ahora que estaba en Londres nos fue a visitar a París ¡detallazo de su parte!
A pesar de que Marisol traía un pie lesionado todavía en proceso de recuperación caminamos desde la Torre Eiffel al Arco del Triunfo, después caminamos por todo Campos Elíseos hasta Las Tullerías y de ahí al Palacio de los Inválidos para que Marisol entrara a ver la tumba de Napoleón aunque fuera cojeando. Mientras Alfred y yo nos fuimos a relajar a un restaurancito cercano a comer un delicioso profiterol de cumpleaños. Marisol nos alcanzó para comerse unos típicos escargots y también su buen profiterol ¡había que aprovechar el poco tiempo en París!
Lo mejor: El profiterol, delicioso, el mejor regalo de cumpleaños en un restaurante especializado en profiteroles en París con delicioso chocolate oscuro.
Qué increíble fue verlos por allá! Buen blog! Un abrazote
ResponderBorrarIncreiiiiible!!! Un abrazo enorme
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