Praga, Chequia: la capital del reino de Bohemia

 

31 de julio de 2022. Praga, capital del país ahora llamado Chequia, antes República Checa, antes parte de Checoslovaquia, es una de esas ciudades de la que todo el mundo dice que es muy bonita, creo que yo no había oído una opinión diferente pero realmente no sabía nada de ella. Alfred ya la había visitado hace varios años pero no tuvo la oportunidad de conocerla bien, nada más la había caminado toda por fuera así que ésta era la oportunidad de todos de conocerla bien.

El camino en tren desde Berlín hasta Praga fue espectacular, siguiendo todo el camino del Río Elba con paisajes de pequeñas montañas y sus ríos, bosques y pueblos a las orillas del río, quería tomar millones de fotos pero la ventana sucia del tren me aconsejó no hacerlo. Luis, Alfred y yo llegamos a nuestro destino y esta vez, por primera vez en Europa nuestro hospedaje quedó cercano al centro de la ciudad, nada más a 5 minutos en tren o 20 minutos caminando y también incluía desayuno lo cual significó un descanso para mí, la señora encargada de hacer el desayuno todos los días. Afortunadamente en el hotel nos daban un desayuno decente aunque sí les hice la observación de que faltaban chilaquiles y frijoles refritos. Todos estamos de acuerdo en que no hay desayuno buffet completo chilaquiles.

Con el pretexto de mi cumpleaños esa noche fuimos a cenar con Jesús, un amigo mexicano y su esposa Kasia que es polaca y que estaban paseando por Europa. La cena fue en un restaurante de típica comida checa de la que no teníamos ni idea y nuestra sorpresa fue muy grata porque la cena estuvo deliciosa y nada cara. La pasamos bien a gusto platicando con nuestros amigos. En la mesa de al lado estaban sentados unos chilenos y como buenos latinos nos pusimos a platicar con ellos, algo inaudito para estos países europeos que son bastante antisociales y entre menos interactúen con la gente de alrededor es mejor para ellos. Creo que eso ha sido el mayor choque cultural que hemos tenido.

Al día siguiente empezamos nuestro recorrido en Praga por donde se debe, caminando por el centro a través de unas callecitas que me encantaron empedradas poco rectas con edificios de colores claros, todos casi de la misma altura llenos de negocios dedicados al turismo, no faltaban las tiendas de souvenirs, restaurantes, chocolaterías y museos de toda clase de cosas y temas.

Pasamos por la Torre de la Pólvora en donde durante el siglo XVII se almacenaba pólvora pero originalmente era una de las puertas de la entrada a la ciudad. Una torre gótica muy bonita construida en el siglo XV por donde pasaba el cortejo de la coronación de los reyes checos y, claro, a mí también me hubiera encantado pasar por ahí, una de las construcciones góticas más bonitas para mi gusto. 

Llegamos a la Plaza de la Ciudad Vieja que se nota que se fue construyendo tras el paso el tiempo porque su forma era completamente irregular, sin una forma fija, con edificios de todos estilos, colores y sabores ¿Ya vieron esa iglesia atrapada detrás de esos edificios? ¡Qué raro! Aprendimos que a Iglesia de Tyn fue construida en un patio y por eso quedó simplemente detrás de unos edificios, que si no fuera por sus altas torres gótica puntiagudas como de castillo de bruja uno ni se daría cuenta de que existe, incluso para entrar tuvimos que pasar por un callejón.

Pasamos a ver el reloj astronómico medieval, supuestamente el más bonito del mundo y tenemos que decir que hasta ahora sí es el más bonito que hemos visto y también el más complicado de leer. Luis, Alfred y yo estuvimos un buen rato observándolo tratando de descifrar todo lo que el reloj estaba indicando: la hora, las posiciones del sol y de la luna, los signos del zodiaco y los meses del año. Me doy por vencido, no le entiendo nada a este reloj pero parece que ya va a ser el show. La gente se empezó a juntar para a la hora en punto ver el show que daba el reloj de la procesión de los doce apóstoles que nosotros también vimos con mucha curiosidad. Unos muñecos dando vueltecitas entrando y saliendo del edificio.

Después fuimos a curiosear al barrio judío y nos dimos cuenta de que ya habíamos llegado porque todos los edificios estaban preciosos y todos los coches estacionados ahí eran súper coches. No dejábamos de ver Porsches, Alfa Romeos, Mercedes y demás. Luis ya ni guardaba su celular, se la pasaba con los ojos bien abiertos tomando fotos a todos esos coches mega lujosos.

Estuvimos paseando muy a gusto en el barrio judío disfrutando de la bonita arquitectura. A principios de la Segunda Guerra Mundial en ese barrio vivían 50 mil judíos pero la mayoría nunca regresaron después de que los llevaron a un campo de concentración, una historia terrible que se repitió en toda Europa. Ahí vimos la llamada Sinagoga Vieja Nueva que primero se llamaba Sinagoga Nueva y luego le cambiaron a Vieja Nueva porque construyeron otra. Además que tiene un nombre curioso lo interesante es que es una de las sinagogas más antiguas de Europa, construida en el siglo XIII y sí se ve muy vieja la verdad.

Cruzamos después el Río Moldava para hacer una primera visita al Castillo de Praga, residencia de los reyes de Bohemia, de los emperadores de Sacro Imperio Romano Germánico y de la presidencia de Checoslovaquia en su momento y de ahora Chequia. Este castillo es supuestamente el más grande del mundo así que Luis y  yo estábamos muy emocionados por verlo por primera vez. Llegamos a las puertas del castillo y nos dimos cuenta de que era una calle con construcciones a un lado y al otro. Caminamos y caminamos dentro y en realidad más que un castillo veíamos toda una ciudad de diferentes estilos arquitectónicos llamada castillo porque todo era parte del mismo complejo, una cosa realmente impresionante digna de visitar. En un video vimos cómo a lo largo de la historia, desde el siglo IX y hasta el siglo XVIII se fue construyendo y reconstruyendo hasta quedar como el día de hoy lo vemos. Bueno, todavía en el siglo XX construyeron un obelisco que la verdad no viene al caso con nada, pero supongo que algo más tenían que hacerle al castillo.

Fuimos a comer de volada y después entramos a la Catedral de San Vito junto en una visita guiada que nos hizo más interesante el paseo. Y qué bárbaro, muy impresionante por dentro, sobre todo los vitrales y la tumba de San Nepomuceno toda hecha de plata, tan grande que casi casi no dejaron nada de espacio para que la gente pudiera pasar por el micro pasillo que quedó. Estábamos asombrados con tal obra de arte tan impresionante. 

Ese día por la noche celebramos de nuevo mi cumple con una obra de teatro negro patrocinada por mi mamá que aunque ya se puede ver en muchas partes del mundo es originaria de Praga. Un espectáculo muy bonito y raro que nos gustó mucho. El show que vimos fue una mezcla entre sketches de teatro de comedia simple y boba con mimos chistosísimos de puros con los que no podíamos dejar de reír y otros sketches de baile con fondo totalmente negro y trajes fluorescentes que da la impresión de estar viendo algo mágico.

Al día siguiente regresamos nuevamente al Castillo de Praga porque es muy grande y había más cosas que no podíamos dejar de visitar como el callejón de oro. Paseamos por ahí, literalmente un callejón lleno de casitas pequeñitas de dos pisos donde vivían y trabajaban la gente de servicio del castillo. Desde los que confeccionaban ropa hasta alquimistas. Incluso un dato curioso es que ahí vivió un tiempo Franz Kafka, supongo que para inspirarse un poco.


Entramos también a un salón gigantesco que al rey se le ocurrió construir en el siglo XV para sus eventos e incluso para torneos de justas pero techadas, nada de que se mojaran o los diera frío. En este salón podían hacer los torneos todo el año con la mayor comodidad. Acabamos el día paseando por los jardines del castillo y caminando y caminando por las calles tranquilas de Praga que aun llenas de turistas para mí eran encantadoras.



La opinión de los viajeros Luis y Alfred sobre Praga:

Lo que más les gustó: La comida, tienen pocos platillos pero todos son muy buenos. En especial el puerco. También el precio era bueno.

Lo que menos del gustó: Había demasiadas trampas para turistas y demasiados turistas. Habían muchísimos museos de todo, puras tiendas de souvenirs y casi no hay street food.

Lo más chistoso: Fuimos a comprar los boletos para ir al teatro y teníamos como 2 horas de tiempo, decidimos regresar al hotel para dejar la cena hecha, ir al teatro y saliendo del teatro ir de nuevo al hotel para cenar.











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