Konya, Turquía: la antigua capital del imperio selyúcida

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26 de octubre de 2022. Salimos de Capadocia encantados de todo lo que habíamos visto, un lugar increíble al que sin duda volveríamos. Nos despedimos de Capadocia y nos fuimos a la micro estación de autobuses listísimos para el autobús de las 10 de la mañana. Hola, el autobús se canceló por hoy, no sabemos la razón. Una disculpa. Por mi cabeza pasaron un montón de imágenes y ninguna muy bonita, desde pelearme porque me pagaran el hospedaje del día extra hasta pasar la noche en la banquitas de la calle. Pero nada de eso fue necesario, el chico que nos estaba atendiendo pidió que lo siguiéramos, nos llevó con otra compañía de autobuses, nos reemplazó el boleto para salir a las 11 de la mañana y hasta nos devolvió dinero. ¡Oh! ¡Amo Turquía! ¡Qué buen servicio! Y así llegamos a Konya sólo un poco después de lo previsto. Llegamos al departamento de un chico turco que había estado viviendo casi toda su vida en Arabia Saudita y hace poco se había tenido que mudar a su país de origen que es Turquía por temas políticos entre ambos países que afectaron su posibilidad de seguir trabajando en Arabia Saudita. Nos sorprendió mucho escuchar esto quizás porque no estamos acostumbrados ya que México es de los pocos países en el mundo que no tiene conflictos con otros países. Somos afortunados por eso.

Al día siguiente salimos a conocer un poco de Konya, la que nos habían dicho que era la ciudad más conservadora del país y sí vimos a casi todas las mujeres con su hiyab en la cabeza pero conviviendo como si nada con otras que no tapaban su cabeza. Como en todo Turquía el llamado al rezo anunciado por los altavoces de las mezquitas nos avisaban que las horas del día iban pasando, algo a lo que ya nos habíamos acostumbrado y que incluso ya nos era agradable. De pronto hasta nos poníamos a cantar partes de la melodía que ya nos habíamos aprendido. Pasamos por una plaza con una escultura muy curiosa cubierta con textiles y armamento de todo tipo representando todas las culturas de Turquía. 

Llegamos a un parque construido sobre un pequeño cerro donde antiguamente estaba el castillo del imperio selyúcida que gobernó esos territorios en el siglo XIII. Entramos a lo único que quedaba de la fortaleza donde vimos tumbas de varios sultanes selyúcidas y una mezquita. 

Cuando entramos aparentemente había una clase que se estaba dando sobre la arquitectura de la mezquita, Se ve que está bien interesante la clase, lástima que no entendemos el turco. Lo que sí es que esta mezquita es diferente a las que habíamos visto antes en Turquía, no tiene para nada la arquitectura bizantina sino una más tradicional. ¡Oh! ¡Y mira ese nicho! Todas las mezquitas tienen uno o varios nichos, o mihrab, que señalan la dirección a La Mecca que es hacia donde los musulmanes deben de rezar, algunos son muy sencillos pero éste era extraordinario, con mosaicos de un diseño y colores lindísimos.

Después de comer la comida tradicional de Konya, que es como una pizza delgada y alargada llamada etliekmek, que muy creativamente significa carne con pan en turco, fuimos a un museo sobre la vida de Mevlana quien fue el fundador de la orden musulmana de los derviches, famosos por la ceremonia sufi que tuvimos la suerte de ver en Estambul gratis en la que dan vueltas y vueltas sin parar representando el movimiento de los planetas y la conexión con Alá. El museo estaba pequeño pero muy bien puesto. En pinturas, esculturas y representaciones panorámicas súper bien hechas nos fueron contando la historia de este personaje, el más importante para Konya y uno de los más importantes para Turquía.

Después nos fuimos a caminar por unas calles muy lindas y agradables del centro de Konya con una arquitectura que nos recordó a pueblos ingleses excepto que en Konya todo estaba lleno de negocios de todo tipo con mercancía a rebosar. Ahí en el centro fuimos a visitar una mezquita pequeña y única con arquitectura neoclásica, construida en el siglo XIX y de ahí el estilo tan diferente a las demás. Esto es lo que pasa cuando a un arquitecto de iglesias católicas le encargas una mezquita.

Después pasamos por otra mezquita a la que entramos por curiosidad, por supuesto yo siempre poniéndome el hiyab en la cabeza por respeto a los musulmanes y no porque me lo exigieran. Esa mezquita estaba impresionantemente bonita, con una combinación de colores preciosa, todo en simetría y armonía. Realmente lindísima. Desde que llegamos a Turquía nos encantaron las mezquitas pero creo que cada vez me gustan más, son muy bonitas y súper pacíficas. Cada quien se pone a rezar en su espacio respetando completamente al otro. Incluso hemos visto en varias niños corriendo y jugando por la mezquita o turistas entrando a tomar fotos por todos lados y nadie les dice nada. Algo muy distinto a lo que yo pensaba del Islam antes de estar en Turquía.

Por último ese día siendo ya de noche pasamos por un parque con un lago artificial Mira, tiene cisnes negros. Tenemos que regresar mañana con luz porque ahorita casi no se ven. Y así fue, al día siguiente lo primero que hicimos fue ir a ver los cisnes negros que son originarios de Australia y por eso en países en occidentales no son tan comunes.

Fuimos después a ver el complejo construido en honor a Mevlana donde está su tumba, el de su papá y su hijo. Era viernes, equivalente al domingo para los musulmanes, y era la hora del rezo así que mucha gente estaba en las mezquita y en el complejo había poca gente. Aprovechamos para entrar al recinto de las tumbas, una construcción con una decoración riquísima, llena de colores y dorados para que quede claro que esa tumba es de alguien importante. Lo más curioso fue que en realidad Mevlana no quería ningún recinto como ese para su papá ni para él, decía que no había mejor domo para la tumba de su papá que el cielo. Luego Mevlana se murió y sí le construyeron el domo arriba de sus tumbas. Un recordatorio que los funerales y las tumbas no son para los muertos sino para los que quedan vivos. También vimos en exhibición libros espectaculares de rezos y versiones de El Corán desde el siglo XV. Nos gustó muchísimo todo el lugar.

La opinión de Alfred sobre Konya:

Lo mejor: La gente es súper amable y súper linda. Todos con los que interactuamos, desde el chico del Airbnb, la familia de la tienda de al lado, los de los tickets del museo, todo el mundo súper lindo y súper amigable.

Lo peor: Especialmente ahí comen mucho pan y poca verdura a diferencia del resto de Turquía. Y el baño del Airbnb era de esos que es un hoyo en el piso horrible, sufrí mucho.

Lo más chistoso: Estábamos sentados en una mezquita y en señor llegó de la nada a preguntarnos "¿Son de la India?" Le dijimos que no y dijo "ah ok" y se fue.











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