Delhi, India: la capital de los contrastes

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6 de diciembre de 2022. Nuestra travesía hacia Delhi empezó en El Cairo de donde salía nuestro vuelo. Teníamos algo de dinero egipcio sobrante y pensamos que lo mejor era cambiarlo en el aeropuerto donde hay más seguridad, pero fue una pésima decisión porque no había una sola casa de cambio en esa terminal del aeropuerto. ¿Y ahora qué hacemos? A ver si en la escala en Arabia Saudita podemos cambiarlo. Llegamos al aeropuerto de Riyadh y empezó nuestra peregrinación para cambiar las libras egipcias que traíamos a rupias indias. Hola, quiero cambiar libras egipcias por rupias indias. ¿No las recibe? Voy a preguntar en otro lugar. Hola, ¿sólo me las cambia por saudís? Bueno. Hola, quiero cambiar saudís por rupias indias. ¿Ya no tiene? Entonces por dólares o euros. Hola, quiero cambiar euros por rupias indias. Logramos cambiar casi todo en las casas de cambio pero algunos billetes rotos y pequeños no los quisieron aceptar así que buscamos alguien que estuviera esperando por su vuelo a Egipto y con él pudimos cambiar el resto. Obviamente que entre tanta transacción perdimos más dinero del que hubiéramos querido pero ni modo, eso nos pasa por confiar en que todos los aeropuertos internacionales van a tener casas de cambio. Lección aprendida.

Finalmente llegamos a Delhi a las 3 de la mañana, quedamos de llegar al Airbnb a las 9 así que aprovechamos para hacer actividades productivas tales como picarnos los ojos. Las horas pasaron como es costumbre, llegamos al Airbnb y nuestro anfitrión nos recibió como reyes, se apuró para tener listo el cuarto pronto y nos dio desayuno sin costo adicional. ¡Qué linda persona!

Yo había ya estado en este increíble país hace 15 años y me había gustado tanto que sabía que algún día tenía que regresar. Hoy ese sueño se estaba cumpliendo y estaba muy emocionada. Alfred por su parte también estaba muy emocionado porque yo llevaba desde que nos conocimos hablándole de India y ya quería él vivirlo por su propia cuenta a ver si era cierto lo caótico y bonito que le había platicado tanto. Nos subimos al primer taxi ¡primera aventura! India es famoso porque manejan horroroso y tocan el claxon todo el tiempo sólo para avisar que van pasando o para pedirle a otro coche, moto, peatón, perro o vaca que se quite de su carril imaginario, ahí a cada instante se está a punto de morir en la calle. Y no nos defraudaron, efectivamente casi chocamos, normal para Delhi. Al menos están tan acostumbrados que la gran mayoría de las veces sí evitan el accidente aunque no el susto.

Tuvimos la fortuna de coincidir en Delhi con Jai mi primo que no veíamos desde hace varios años, nosotros llegamos el 7 de diciembre y él volaba a México el 8 así que nos vimos en el Lodhi Garden, un parque muy lindo con magníficas tumbas del siglo XV que la verdad no están muy bien conservadas pero el estado en el que están les da cierto encanto. Paseamos un rato platicando de las aventuras de viajeros porque Jai también ha viajado mucho. Ron, un amigo suyo súper buena onda se nos unió al paseo y fuimos a cenar a un muy buen restaurante que nos recomendaron, el Kwality, que para los indios es caro pero para nosotros fue muy barato como todo en la India, el país más barato que hasta el momento hemos visitado.

Al día siguiente nuestro tour en Delhi empezó por El Fuerte Rojo. No hay que pensarle mucho para adivinar por qué su nombre ¿verdad?. Una muralla enorme de piedra arenisca roja que más que defensa en realidad delimitaba el majestuoso palacio del que ya no queda tanto porque los británicos se encargaron de destruir parte de los edificios y construir otros nada bonitos para fines militares. Sin embargo las construcciones originales que vimos estaban maravillosas. Con piedra roja, mármol blanco y mármol negro, el arquitecto del emperador hizo obras muy lindas dignas de visitar. Era muy interesante para nosotros después de ver tanta arquitectura musulmana en este viaje ahora encontrar esa misma arquitectura pero mezclada con figuras y formas hindúes.

Dentro de los horribles edificios británicos decidieron establecer museos precisamente sobre la colonización británica, los abusos de estos y las luchas independentistas desde 1857 y hasta 1947 cuando India logró su independencia. Nos podríamos haber quedado en ese museo por horas pero teníamos que seguir nuestro paseo por la ciudad.

Fuimos a visitar la Mezquita Jama Masjid. Hola, no puede pasar así, tiene que usar esta bata. Mis jeans traían unos pequeños hoyos que impúdicamente dejaban ver parte de piel y  por eso me pusieron una bata gigante para que pudiera entrar a la plaza de la mezquita, me veía muy cómica y me moría de calor pero valió la pena por entrar a esa mezquita que en algún momento formó parte del complejo del Fuerte Rojo. Ese mismo día decidí cambiar esos jeans por unos pantalones guangos para estar más ad hoc.


Salimos de la mezquita para visitar el mercado de especias más grande del mundo pero en nuestro intento por encontrarlo según la ubicación de Google Maps pasamos por el mercado de libros, el mercado de telas y vestidos, el mercado de lentes y nada más no dábamos con el mercado de especias. Como no estábamos en ningún lugar turístico éramos los únicos extranjeros en esas calles entre un montón de indios ocupados en su trabajo diario, la gente a la que le preguntábamos nada más nos decía que de frente, o eso les entendíamos, tal vez sólo nos querían decir que no sabían o que no nos entendían. Finalmente pudimos dar con el dichoso mercado de especias después de recorrer todo Old Delhi ¡Achú! ¡Cof cof! Ese mercado era todo un concierto de gente tosiendo y estornudando porque todo está lleno de todo tipo de chiles y especias que irritan instantáneamente las vías respiratorias. Veíamos pasar costales y costales de especias, gente de aquí para allá y todo inundado de miles de olores. Toda una experiencia estar ahí.

Al día siguiente nos fuimos en metro al hermoso Templo de Loto que yo recordaba muy bien por lo bonito que es y también porque es un templo que acepta que cualquier persona de cualquier religión vaya ahí a rezar. En realidad es de una religión reciente llamada Baha'i que se basa en la unidad de la gente sin importar sus creencias y sólo buscando la paz. Entramos al enorme jardín que estaba súper bonito, súper bien cuidado y vimos el magnífico templo en forma de flor de loto recubierto de mármol blanco. Nos acercamos, nos quitamos los zapatos como todos los demás y entramos después de una breve explicación que nos dieron sobre la religión y el templo. Nos sentamos en unas bancas junto con el resto de los turistas y todos en silencio súper respetuosamente nos pusimos algunos a observar el templo por dentro que en realidad no tenía mucho pero que esta falta de decoración nos hacía sentir en un lugar con muchísima paz. Alfred y yo nos quedamos ahí un rato en silencio relajándonos y sin pensar en nada más. ¡Wow! ¡Cuánta paz y cuánta tranquilidad! Después del caos del día de ayer hoy nos hacía falta mucha tranquilidad y no puedo pensar en un mejor lugar que este en Delhi.

Saliendo del Templo de Loto fuimos al Qutub Minar un complejo del siglo XVI que es súper importante porque además de que es hermoso es el primer complejo en su tipo en India. Tuvimos la buena suerte de que en ese sitio hay un audioguía maravillosa gratuita en una aplicación que nos estuvo literalmente llevando lugar por lugar explicándonos como si tuviéramos un guía. Uno de los turistas indios que estaba por ahí se acercó como quien no quiere y se puso a escuchar nuestra audioguía junto con nosotros y al final nos empezó a hacer preguntas sobre lo que hayamos escuchado. De lo más curioso que aprendimos es que en el siglo XIII hubo una dinastía de sultanes que habían sido esclavos, sí, esclavos porque el sultán en turno se fue a la guerra y dejó el trono encargado a su esclavo de confianza que había estado a su lado en todas sus conquistas en la India. Cuando el sultán se murió el esclavo tomó el trono, nombrando como sucesor a otro esclavo.


El hermoso minarete del complejo mide poco más de setenta metros de altura y es el centro de atención de todo el complejo por su tamaño y su decoración tan magnifica. A mí personalmente me encanta y antes cuando el complejo no estaba en ruinas como hoy no imagino cómo se habrá visto, el lugar ha de haber sido maravilloso.

Saliendo de Qutub Minar ya teníamos hambre porque ya era bastante tarde pero por ahí no había muchos lugares donde comer así que regresamos al centro de la ciudad, cenamos en un lugar bien rico como en toda India que la comida es deliciosa. Terminando de comer, ya de noche, fuimos a visitar la puerta de India, un monumento a los héroes caídos en las guerras. Era sábado así que estaba repleto de gente y en la noche se veía muy bonito iluminado con los colores de la bandera de India.

Recorrimos caminando desde la puerta de India hasta el complejo del Parlamento casa presidencial y demás que se construyó desde que se eligió a Delhi como capital en los años treintas. ¡Qué contraste tan espectacular! Del caos de las calles, los coches, los claxonazos, gente de aquí para allá, tuc tucs, mercancía, etc a este lugar, un gran parque perfectamente planeado en donde solamente hay peatones, áreas verdes, fuentes decorando. No tiene nada que ver un Delhi con el otro, es impresionante.

Nuestro tercer día turisteando en Delhi visitamos primero el memorial a Gandhi un lugar mega bonito que nos encantó, entramos primero a un parque con un gran pasillo y frases de Gandhi enmarcándolo hasta un espacio muy bien delimitado totalmente cuadrado en donde en el centro estaba el memorial un cuadrado también de granito negro justo en el punto exacto donde Gandhi fue incinerado. Qué bonito que tu héroe nacional sea una persona tan pacífica y brillante.

Saliendo fuimos al museo de Gandhi donde al entrar unos chicos indios luego luego nos preguntaron nuestra nacionalidad y se pusieron a platicar con nosotros diciéndonos que querían ir a América Latina, que si había países socialistas, que querían ver el comunismo, como si nada, simplemente platicando con nosotros y deseándonos a nuestra despedida un buen viaje por India. Así es la gente en este país, se te acercan a platicar sólo porque sí. En el museo de Gandhi y el memorial vimos muchas de sus frases que nos hicieron cuestionar nuestra vida y nuestra sociedad como "Una cosa no robada debe de ser clasificada como robada si la poseemos sin necesitarla".

Terminando lo de Gandhi y eso que no pudimos ver demasiado del museo porque nos hubiera tomado muchísimas horas, prácticamente todo el día. Nos fuimos a ver la tumba del sultán mogol Humayon a la que hicimos muchísimo tiempo porque según nosotros iba a ser más rápido en taxi que en metro siendo domingo pero no, estábamos súper equivocados e hicimos muchísimo más tiempo en taxi porque varias de las calles estaban cerradas y había un tráfico horroroso. Al final tuvimos que caminar como 20 minutos hasta llegar a la tumba precursora del Taj Mahal que se construyó sesenta años antes y fue la primera tumba jardín de su tipo. 

Esta la construyó la esposa del emperador Humayon cuando él falleció y ella lo quería tanto que el resto de su vida prácticamente lo dedicó a esta obra. Estábamos fascinados viendo la construcción tan bonita, unos jardines espectaculares a los que si yo viviera en India iría a cada rato y me quedaría ahí todo el día paseando y disfrutando de ese paisaje. Esas islas de jardines en Delhi son lindísimas.

Ese día por último en Delhi fuimos a visitar un templo sij llamado Gurudwara shri Bangla Sahib. A los sij los confunden mucho con musulmanes pero en realidad no tienen nada que ver. Esta religión surgió en el siglo XV en el contexto de peleas entre el hinduismo y el Islam. El sijismo es una religión que se basa en el servicio y nos lo demostraron completamente en el templo al que fuimos. Cuando llegamos como en todos los templos de la India nos estábamos quitando los zapatos cuando llegó un sij a decirnos que podíamos dejar los zapatos resguardados y que ellos estaban ahí para explicarnos todo lo que nosotros quisiéramos, cuantas preguntas quisiéramos hacer eran bienvenidas así que nos condujo a una especie de oficina de atención a los turistas donde nos quitamos los zapatos nos sentamos. Yo me cubrí la cabeza ya que en el sijismo es necesario cubrirse la cabeza pero no solo las mujeres sino también los hombres. Alfred con sorpresa de pronto sintió que le estaban imponiendo un pañuelo en la cabeza porque no se había dado cuenta que también él se la tenía que cubrir. Había también una pareja alemana que quería aprender sobre el sijismo y aclarar muchas dudas que tenían así que nos sentamos juntos y nos empezaron a explicar conceptos muy básicos de la vida pero que se nos han olvidado como nuestra relación con la naturaleza, el equilibrio que debe de haber entre todas las cosas, y cómo muchísimas religiones con el afán de tener dinero y poder han cambiado completamente sus objetivos. Nos explicaron que los sij lo que buscan es solamente el servicio y para ellos las personas les permiten servirles. Recorrimos el templo junto con él y literalmente nos llevó hasta la cocina porque ahí además de ser un templo es un comedor comunitario en donde todas las personas de cualquier clase social, raza, religión, etc son bienvenidas a comer. El sij estuvo como dos horas con nosotros explicándonos sobre su religión sus costumbres pero sobre todo sobre su filosofía que no era más que el entendimiento del mundo, del lugar en el que vivimos y del lugar que como ser humano tenemos o deberíamos de tener.

Nuestro último día en Delhi fuimos a un templo hinduista llamado Chhattarpur. El día anterior aprendimos la lección y nos fuimos en metro ¡Ay sí! Mejor una hora en la tranquilifad del metro que 40 minutos en el caos. Llegamos al templo que más bien era un complejo enorme de templos, escuelas y hasta hospital y centro de diagnóstico para gente de bajos recursos. ¡Mira! ¡Un Hanuman, el dios mono, gigante! Estaba cerrado el acceso hasta la escultura de Hanuman pero era enorme así que igual la pudimos ver bastante bien. Entramos al primer templo con representaciones muy coloridas de sus dioses hindúes casi rayando en lo cursi. Un señor tomó dos flores las bendijo con la representación de la diosa Lakshmi y nos las entregó con una gran sonrisa. Subimos a la segunda planta del templo y ahí otro señor nos puso el típico bindi en la frente, ese punto rojo que es un símbolo de buena fortuna entre los hinduistas.

Cruzamos la calle para entrar a visitar los otros templos de ese gran complejo por lo menos los que se veían visitables porque había más pero estaban cerrados vimos a gente llevando ofrendas como flores a sus dioses y haciendo todo un circuito, toda una procesión para tener la bendición de todos sus dioses. Yo era feliz observando los rituales que hacía la gente, cómo tocaban a las representaciones de los dioses y se llevaban la mano a la frente para recibir la bendición, cómo le susurraban al oído a a la escultura de un toro que representa al más fiel acompañante de Shiva, cómo le ponían agua encima a algunas esculturas y todas esos comportamientos de la gente que para mí siempre son súper interesantes.

El regreso en el metro fue todo un show porque la maquinita de tickets del metro se tragó nuestro dinero y nos tardamos un rato en reclamar, que nos regresaran el dinero y volver a comprar nuestros tickets. Pero bueno al final pudimos regresar en el metro recoger nuestras maletas e irnos al tren cama para pasar las siguientes 14 horas hasta llegar a nuestro siguiente destino: Khajuraho.

La opinión de Alfred sobre Delhi:

Lo mejor: Híjole, tantas cosas! Lo que más me asombró de Delhi fue el Qutub Minar y los templos hinduistas también, pero el Qutub Minar sí es una cosa espectacular, esa torre eh de diferentes pisos súper bonita y súper alta es muy diferente a otras cosas que ya habíamos visto.

Lo peor: Lo peor de Delhi el tráfico por supuesto, que manejan terriblemente, estás a punto de morir cada 15 metros. También la contaminación es terrible.

Lo más chistoso: Que al querer conocer el spice market acabamos conociendo el wedding dress market, el book market, el electronic market, el spice market y todos los markets del centro que estaban hasta el gorro.











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