Jodhpur, India: la laberíntica ciudad azul y su magnífico fuerte

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23 de diciembre de 2022. Nos levantamos antes de las 5 de la mañana para ir a la estación y tomar el tren de las 6:30. ¿Cuál es nuestro número de tren? Ese dice que sale 8:40 ¿8:40? ¡Ay no, está atrasado! Tanta desmañanada para nada... Queríamos pedirle a alguien información pero no encontrábamos a personal de la estación. Un indio nos vio medio perdidos y nos ayudó con información de una app que rastrea los trenes en India pero que al final no nos sirvió de mucho porque justo la información de ese tren estaba mal en esa app. Nos quedamos esperando y esperando en la estación viendo cómo se iba actualizando el horario de salida hasta que al final fueron cinco largas horas de retraso esperando en la estación. Ni modo, por ahí dicen que más vale tarde que nunca.

Llegamos a Jodhpur finalmente. Sobre los miles de negocios y calles desordenadas vimos lo que alguna vez fueron casas lindísimas construidas con piedra arenisca roja, cada una con sus balcones decorados de estilo Rajput, el de esta zona de India. Tomamos un taxi hacia nuestro hotelito, como siempre en India no podían faltar los claxonazos, vacas, perros, carretas de fruta y verdura, tiendas de telas de todos colores y mucha pero mucha gente. 

La zona donde estaba el hotelito no se podía pasar con coche pero el taxista nos dejó lo más cerca que pudo, nosotros le decíamos que ya nos bajábamos y caminábamos pero no, él quería seguir aventurándose entre estrechas callecitas de doble sentido hasta que ya de plano era físicamente imposible que el coche pasara. Aunque yo hubiera jurado que era imposible muchos metros antes.Desde ahí caminos por callecitas todavía más estrechas por donde sólo pasaban peatones bicis y motos, casa tras casa y edificio tras edifico pintado de azul ahora por una cuestión turística pero que empezó porque se cree que la pintura azul es buena contra el calor y ahuyentando a los mosquitos. Como sea, todo pintado de azul se veía lindísimo. Para que fuera una zona verdaderamente hermosa sólo les faltaba arreglar un poco las calles y atender a los perritos callejeros que están en abandono total. Eso es lo difícil de viajar por India, hay que enfocarse siempre en lo bonito tratando de ignorar lo feo, de otra manera acaba siendo insoportable.

Llegamos a nuestro hotelito, nos dijeron que la habitación que teníamos reservada no la tenían disponible así que nos llevaron a otro hotelito que estaba incluso mejor y la habitación estaba espectacular. Eso sí el baño como en todos lados no tenía cortina ni cancel de regadera así que todo se mojaba. Pero así es en toda la India, sólo en los hoteles de lujo tienen cancel o cortina. Ya nos estábamos acostumbrando a ponernos nuestras chanclas para pasar al baño todo mojado.

Esa noche salimos a cenar a uno de los muchos restaurantes que están en la terraza de hoteles para tener una vista al fuerte y no nos decepcionó, sin duda ese fuerte es el protagonista de toda la zona.

Al día siguiente fuimos al Sardar Government Museum donde no había casi nada de gente, parece que la gente casi no va a ese museo. El museo estaba chiquito pero muy bien puesto, vimos pinturas en miniatura con un detalle increíble que conseguían pintando con pinceles de pelo de ardilla, esculturas hinduistas y jainistas objetos de lujo que pertenecían a maharajás, como acá se les dice a los reyes.

Saliendo tomamos un taxi para ir a conocer el Palacio Umaid Bhawan que ahora es hotel, museo y residencia de la familia real. Cuando llegamos nos dijeron que estaba cerrado y abrían hasta el 26. ¡Ah qué mala onda! En ningún lado decían que iba a estar cerrado. Nosotros nos conformábamos con verlo tantito desde algún mirador o algo así pero no había manera, era como si al acercarnos al palacio hubiera desaparecido y sólo lo pudiéramos ver a kilómetros de distancia. 

Al día siguiente le variamos un poquito a los planes y fuimos a una reserva natural que está a un lado del Fuerte de Jodhpur. Nos hospedamos en una zona muy cercana a todo eso así que pudimos ir caminando. Hasta el 2006 esa reserva había estado completamente abandonada, era prácticamente un terreno de desechos pero decidieron hacer el parque natural quitando toda la maleza que había que no era perteneciente a ese lugar y trayendo las plantas que son originarias de ahí. Costó mucho trabajo que pudieran recuperar toda esa zona y ahora que fuimos la verdad lo vimos súper bonito. Estuvimos caminando por todos lados todos, recorrimos todos los trails que estaban marcados disfrutando un poco de la naturaleza de los montones de pajaritos que habían por todos lados y de lo agradable que es siempre caminar por parques naturales. Nos cayó de maravilla ese paseo.

Saliendo de ahí caminando a unos metros de distancia pasamos a visitar un memorial llamado Jaswanta Thada que fue construido en 1899 para el Maharajá de Jodhpur Jaswanta Singh II. La arquitectura rajput del lugar era hermosa todo de mármol súper blanco del mismo que usaron para el Taj Mahal pero con paneles tan delgados que por dentro podíamos ver la luz atravesando ciertas partes impresionante. Estuvimos allí un buen rato admirando el lugar por dentro por fuera por todos lados y pensando las cosas tan increíbles tan bonitas que se construyen en la India un país con construcciones bellísimas.

Después fuimos a lo más azul de lo más azul de la ciudad donde la gente se emocionó y pintó todo todito de todo de azul, subimos unas escaleras azules y un pasillo azul largo. Al final llegamos a un templo con un mirador en donde había mucha gente esperando el atardecer. Como ya es costumbre, unas chicas indias se pusieron a platicar con nosotros curiosas de nuestra nacionalidad y los lugares que hemos estado visitando en India.

El último día en Jodhpur fuimos a visitar la atracción más importante del lugar, el Mergargh Fort que desde fuera y desde abajo en la ciudad se ve monumental porque lo construyeron en la cima de una montaña rocosa abarcándola toda. Al acercarnos cuesta arriba veíamos lo imponente y bonito del lugar porque no solo era un fuerte sino era un palacio que además durante 500 años lo fueron construyendo y extendiendo hasta acabar teniendo siete puertas de entrada de las cuales hoy quedan seis. 

Fuimos atravesando las seis imponentes puertas y aprendiendo un poco de su historia desde lo más nuevo que es la puerta exterior hasta lo más viejo que es la puerta interior. En una de esas puertas nos encontramos con unas manos en relieve y pintadas de rojo que representan las manos de las esposas, concubinas y sirvientas de un maharajá que se suicidaron cuando cuando él murió. Fue algo impactante ver eso.

Entramos al palacio donde primero pasamos por unas salas de exposiciones que estaban hasta el gorro de gente y que por lo mismo las pasamos rápido aunque si vimos algunas cosas muy interesantes como asientos que ponían sobre elefantes. Después subimos unas escaleras para entrar a lo que eran los aposentos reales y vimos unos cuartos tan extraños que nunca habíamos visto antes.  El primero muy excéntrico todo lleno de espejos alrededor era la habitación de descanso del maharajá aunque yo no sé cómo descansaba con tanta cosa a su alrededor y tanto espejo por todos lados, sin embargo hay que reconocer que era algo muy impresionante. 

Seguimos viendo habitaciones como la sala del trono con oro por todos lados.Pero para mí eso se quedaba corto comparado con las decoraciones en piedra de los patios interiores, era absolutamente hermoso ver cómo habían hechos esos trabajos en piedra que más bien parecían de madera. Alfred y yo no podíamos de la belleza de ese lugar gran magnífico y qué bueno que se conserve también hasta el día de hoy.

Salimos fascinados del Mergargh Fort y quisimos probar suerte a ver si esta vez el Umaid Bhawan Palace estaba abierto. Pedimos un taxi y nos fuimos para allá. Esta vez sí estaba abierto. La historia de este palacio cuenta que en los años veintes hubo sequías y hambruna durante tres años seguidos y los granjeros buscaron la ayuda del maharajá para que les diera trabajo entonces a él se le ocurrió construir un palacio para darles empleo. Este palacio tardó casi 15 años, se requirieron 3000 personas y la construcción fue a propósito lenta para estarles dando empleo a toda esa gente. Supongo que en realidad hubiera sido mejor construir escuelas u hospitales pero no se les daba mucho pensar en eso. Al final el objetivo de darle trabajo a la gente se logró. El palacio es gigantesco, en su momento fue la residencia privada más grande del mundo con 347 habitaciones. Hoy el palacio es un hotel de lujo un museo y una parte todavía lo usan la familia real, todo eso cabe y seguro que hasta sobra espacio.

Lo mejor: No sé si porque ya hemos visto muchos palacios y templos pero lo que más me gustó fue la reserva ecológica que está en los terrenos del fuerte de Jodhpur, está muy bonita, muy bien cuidada, muy agradable, y obviamente el fuerte de Jodhpur pues es espectacular.

Lo peor: Que hay muchísimos perritos de la calle todos ahí rastosos, con patitas rotas, sucios, muy agresivos entre ellos. Si está muy mal lo de los perritos de la calle en Jodhpur.

Lo más chistoso: Las calles del centro histórico de Jodhpur son un verdadero laberinto, además todo está pintado de azul entonces no tienes un punto de referencia en ningún lugar, todo se ve igual y ya fue el último día que ya nos íbamos cuando nos aprendimos nuestra ruta hacia el Airbnb. 

















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