Luxor, Egipto: la majestuosa capital del Antiguo Egipto

1 de diciembre 2022. Después de visitar unos días Aswan tomamos un tren de 4 horas hasta llegar a Luxor donde nos recogió un taxi, nos llevó al muelle pasando por las calles de una ciudad lindísima Wow, no me la imaginaba tan bonita! Esto pinta muy bien. Nos subimos a un barco que nos atravesó el Río Nilo para llegar a nuestro lugar de hospedaje, una casita muy linda y baratísima que encontramos en Airbnb. Los dueños, unos italianos, cuando no la están usando la rentan. Muy buen negocio. Ese día salimos a comer a un restaurante que nos recomendó el encargado de la casa. Ese lugar se convertiría en nuestro lugar de excelencia por el servicio tan amable, de la gente, la deliciosa comida y precio bajísimo, se llama Coffee Cup Sunrise y lo apunto para que no se me olvide porque si regresamos a Luxor seguro que querremos ir ahí.

Al siguiente día tomamos el barco público para cruzar el Nilo y visitar los sitios arqueológicos que desde el otro lado podíamos ver, especialmente lucían las columnas del Templo de Luxor, impresionante y majestuoso. ¿Por dónde será la entrada? ¿Será por acá? A ver, caminemos, al fin que le podemos dar toda la vuelta mientras vemos las espectaculares construcciones por fuera. Nos equivocamos por completo de lado y le acabamos dando una vuelta a gran parte del templo pasando incluso por la entrada de la mezquita dentro del templo de Luxor en el lugar donde los romanos construyeron una iglesia el año 395 dC que los musulmanes convirtieron en mezquita en el 640. Es uno de los poquísimos lugares en el mundo que tiene más de 3 mil años sirviendo como templo, primero egipcio, luego cristiano y ahora musulmán.


Entramos a una explanada donde una impresionante entrada con un montón de estatuas de Ramsés II y dos imponentes obeliscos nos dieron la bienvenida ¿Dos obeliscos? No, sólo hay uno! Ah sí! El otro está en la Plaza de la Concordia en París. En el siglo XIX Egipto le regaló a Francia los dos obeliscos pero fue tal la complejidad de mover uno que el otro ya mejor lo dejaron en Luxor. En París pudimos ver el otro así que se podría decir que ya vimos el templo completo.

Al cruzar la imponente entrada vimos patios repletos de columnas enormes, paredes llenas de jeroglíficos y representaciones de Ramsés II y de los dioses egipcios recibiendo ofrendas y dándole vida al faraón. 

Cada año aquí se hacía una procesión llevando a los dioses Amón y Mut desde el templo de Luxor hasta el templo de Karnak ¿Qué te parece si hacemos la misma ruta de la procesión? Hacer el camino implicaba más de 40 minutos caminando bajo el sol sin una sola nube y sin una sola sombra. ¡Sí, claro! Hay que hacerla llevando a nuestro ídolo, la muñequita de trapo. Tomamos el llamado camino de las esfinges, casi 3 kilómetros con más de 1000 esfinges adornando ambos lados del camino aunque ahora ya quedan pocas. Éramos los únicos turistas locos caminando todo el trayecto bajo el sol abrasador, la mayoría prefiere tomar un taxi de un templo al otro pero nosotros queríamos la experiencia completa. A medio camino, para pasar al lado del templo de Karnak teníamos que pagar un nuevo boleto pero ahí no aceptaban tarjeta y no nos alcanzaba con el efectivo. Tuvimos que salir del sitio arqueológico, encontrar un cajero y regresar a seguir con nuestra procesión Supongo que esto no pasaba en el Antiguo Egipto, seguro que todos en la procesión traían suficiente efectivo.

Gracias a Amón y Mut llegamos finalmente a la entrada del templo de Karnak, pasamos la enorme entrada y nos dirigimos hacia lo que quedaba del templo de Mut. Vimos que tenía la puerta cerrada pero un cuidador se nos acercó para pedirnos los boletos y abrirnos la puerta, luego nos estuvo siguiendo tratando de que lo peláramos, quería guiarnos, tomarnos fotos o lo que fuera para al final podernos exigir una propina, como todos en Egipto. De todos modos al final de nuestro recorrido cuando el cuidador nos iba a abrir la puerta nos pidió su propina, por abrir la puerta supongo, pero nada más le dimos las gracias y salimos. Eso en Egipto es una plaga, todos están viendo cómo sacarte dinero por nada, piden propinas todo el tiempo sólo por existir y hay que armarse de paciencia y buen humor para no desquiciarse.

Seguimos nuestro recorrido por el templo de Karnak entre ruinas un tanto reconstruidas y restauradas cuando llegamos a una de las construcciones más espectaculares que hemos visto. Era como estar en un bosque de columnas gigantescas decoradas con gran colorido al puro estilo del Egipto Antiguo. Sin duda el lugar tenía el objetivo de hacer sentir pequeño y perdido a cualquiera que lo visitara, y además originalmente tenía techo con unas pocas y focalizadas entradas de luz para incrementar ese efecto. Increíble el lugar en el que estábamos, nos encantó recorrerlo y admirarlo.

A la mañana siguiente un taxista pasó por nosotros para llevarnos al Valle de los Reyes, el lugar en donde los faraones decidieron hacer sus tumbas cuando Guiza pasó de moda y ahora en lugar de que fueran pirámides que se vieran desde kilómetros de distancia serían sitios secretos donde el cuerpo del faraón momificado junto con sus tesoros funerarios se resguardarían para la siguiente vida. Irónicamente en muchos casos las tumbas fueron abiertas y saqueadas al poco tiempo de cerrarse ya sea por sacerdotes o por los mismos constructores que sabían perfectamente de la ubicación de la tumba. Eso de secretas no tenían mucho. Sin embargo para los turistas sí permanecía un atractivo que era la exquisita decoración dentro de las paredes y techos de esas tumbas.

Llegamos, pagamos nuestro boleto y entramos a la primera de las cuatro tumbas que escogimos. Desde el primer paso adentro de ese amplio pasillo no sabíamos ni a dónde mirar. Jeroglíficos, representaciones de dioses y del faraón llenos de colores muy bien preservados, era maravilloso. 

Seguimos recorriendo el pasillo hasta llegar al final donde se abría para dar paso a una habitación donde iba el sarcófago y dentro los restos momificados del faraón. 

Entramos a las otras tres tumbas que eran parecidas pero a la vez cada una con su propia decoración y su propio encanto. Una de ellas había quedado sin completar y pudimos ver cómo los decoradores marcaban primero los bordes del dibujo para después tallarlo y ponerle color. Nos pareció interesantísimo, era como haber llegado a medio proceso de decoración. Y pensar que todo esto tiene 3500 años. No lo puedo procesar, es una locura.

Salimos de ver las tumbas y el pobre conductor que nos estaba esperando nos reclamó por habernos tardado tanto, en realidad no habíamos quedado con él en el tiempo pero nosotros nos habíamos tardado tres horas en lo que la gente normalmente tarda sólo una. Después nos llevó al templo de Hatpshepsut, la primera mujer faraón de Egipto, que al parecer fue muy buena pero por ser mujer tuvo muchas trabas primero para llegar a ser faraón, segundo para gobernar y tercero para que su historia perdurara, pero cuando llegamos a ese templo ahora ya bastante reconstruido vimos que no había manera de eliminar simplemente obras tan importantes como esa. Este templo está muy bonito y diferente a otros templos de faraones. Parece un edificio de gobierno actual. Qué curioso.

Por último visitamos otro templo que nos recomendaron locales llamado Habu. Ese estaba casi completo y la entrada nos recordó un poco a las pirámides mayas, esa arquitectura de alguna manera era similar. Está increíble, nada más le faltan las columnas gigantes para ser tan impresionante como Karnak. Unos cuantos metros más adelante llegamos a un patio con columnas gigantes que nos dejaron calladitos. 

¿Que decías que le faltaba qué? No le faltaba nada, ese templo que en un principio no habíamos considerado visitar nos había demostrado ser una cosa espectacular. Nos encantaba que a estas alturas del viaje por Egipto ya podíamos reconocer a las representaciones de los diferentes dioses así como los nombres en jeroglíficos de algunos faraones, y con los videos que habíamos visto reconocíamos en muchísimos casos lo que estaban representando con los dibujos. Si era la victoria en alguna batalla, el nacimiento de algún faraón o la ofrenda a alguno de los dioses. ¡Ya casi casi somos egiptólogos!

El último día en Luxor nos alejamos un poco de las atracciones relacionadas con el Antiguo Egipto y hacer algo más práctico: cocinar comida tradicional egipcia. Del restaurante que había sido nuestro favorito nos llevaron en una moto pickup a pleno campo, alejados del resto de restaurantes y turistas hasta un restaurante construido de adobe con todo el estilo tradicional de viviendas Egipcias. Ahí ayudamos a cocinar la comida del día y nos enseñaron a hacer el pan plano con la receta más antigua de pan: harina, sal y agua cocinado en horno de barro y leña.

La opinión de Alfred sobre Luxor.

Lo mejor: Luxor es espectacular en general pero lo mejor son las tumbas de los faraones que son increíbles y el templo de Ramsés III es increíble porque se mantienen los colores. Te quita un poco la idea de que todo en Egipto era color arena y ahora sabes que todo estaba pintado de colores.

Lo peor: Consistente con el resto de Egipto, los acosadores vendedores, todo el mundo te quiere sacar dinero si te dejas como turista, tienes que andar a las vivas todo el tiempo y no puedes confiar en nadie.

Lo más chistoso: Dentro de una de las tumbas de faraones que estábamos visitando un cuidador se ofrecía a tomarle una foto a los turistas y además de tomarles la foto se metía a la zona de la tumba que estaba protegida para tomar miles de fotos a figuras, jeroglíficos, el techo, el sarcófago y lo que se le ocurriera mientras los turistas se quedaban con cara de preocupación esperando a que el señor les regresara el celular que sólo se lo habían dado para una foto. Hasta que se topó con uno que sí se lo agarró de fotógrafo personal y lo traía tomándole un montón de fotos. 
















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