Mumbai, India: herencia británica y desarrollo sin freno

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Desde Aurangabad tomamos un tren-cama nocturno bastante cómodo hasta con almohada, sábanas y cobija. Llegamos a Mumbai a las 5:30 de la mañana con ganas de seguir durmiendo más, el anfitrión del Airbnb nos recibió a las 6:30 de la mañana y nos aventamos a la cama para dormir otro ratito. Ya siendo de día nos dimos cuenta de que teníamos una vista lindísima de Mumbai, una de las ciudades más grandes y pobladas de India, el centro financiero indio, la más cara y desarrollada pero que no por eso está exenta del caos y la pobreza extrema. A un lado de nuestro departamento estaba el zoológico donde teníamos por vecino a Ramiro el elefante, según Alfred tenía cara de Ramiro pero luego nos enteramos de que era hembra y estaba solita porque su pareja se murió durante el Covid. ¡Pobrecita! ¡Ahora se ha de sentir bien sola!

Por la tarde pedimos un Uber para ir a una zona muy especial en Mumbai llamada Kotachi Wadi, una zona muy antigua desarrollada por descendientes portugueses que se quedaron ahí después de que Portugal estuvo ocupando y explotando una gran parte de la costa india. Aunque yo ya había visitado Mumbai hace 15 años eso era nuevo para mí. De estar en una mega urbe entre rascacielos, autos por todos lados, ruido y mucha gente de pronto nos encontrábamos en un pueblito de callejones tranquilos y coloridas casitas portuguesas de madera. Esto no me lo esperaba, es como si nos hubiéramos teletransportado. 

En los 90s se declaró esta zona como protegida pero en los 2000s lamentablemente el gobierno lo revocó para darle a las inmobiliarias la posibilidad de vender esas propiedades, demolerlas y construir departamentos por lo que es un lindo oasis en peligro de desaparecer. De ahí fuimos a una consulta con un dermatólogo para que me diera unos productos que necesitaba para la caída del cabello, porque ya saben, la edad y la genética no ayudan, pero  lo más curioso fue que acabando la consulta el doctor me pidió una foto conmigo. Me encanta India que todo el mundo quiere fotos con los extranjeros.

Más tarde fuimos al cine, y no, esta vez no vimos una película india sino Avatar y la fuimos a ver nada más y nada menos que al cine más lujoso de toda India en pantalla IMAX con tecnología láser súper wow, hasta los elevadores estaba súper lujosos, todo por 150 pesotes. Toda la película sentí que estábamos dentro de un acuario, se veía impresionante. Pero lo que más nos sorprendió de ir al cine en India es que antes de la película de pronto ponen una imagen de la bandera nacional y todos se paran a cantar el himno nacional.

Al siguiente día quisimos descansar un poco, el último mes en India había estado muy intenso y teníamos que recuperar energías para seguir esta aventura por el mundo. Ese día solamente nos fuimos caminando a conocer uno de los lugares más emblemáticos de Mumbai llamado Dhobi Ghat o lugar de lavanderos, la lavandería a cielo abierto más grande del mundo donde prácticamente se lava toda la ropa de Mumbai incluidas casas, hospitales y hoteles, y la mayoría se lava a mano en las mismas instalaciones desde hace 140 años cuando se construyó por primera vez. Ahí van a estar colgados tus calzones que acabas de mandar a lavar. 

Aprendimos que en esta área que es enorme viven y trabajan alrededor de 700 familias en condiciones infrahumanas en donde no cuentan con los servicios básicos y hay muchísimo crimen. ¿Cómo es esto posible? Ellos viven casi en la miseria mientras que los edificios vecinos son departamentos de lujo que tienen mucho más que los servicios básicos y algunos hasta más caros que en Nueva York. Resulta que Mumbai es una de las ciudades con más rápido crecimiento poblacional en donde también tienen sus casas, departamentos y edificios enteros los multimillonarios del país. Las inmobiliarias, de las que son dueños estos mismos multimillonarios, buscan comprar todos los terrenos posibles para construir mega edificios. 

Las familias de Dhobi Ghat llevan años en riesgo de ser desalojadas y perder el trabajo que llevan haciendo más de 100 años, ese es su medio de subsistir y sin él a muchos nos les quedaría más que mendigar en las calles. Esa es la triste realidad que vive muchísima gente en India donde la clase social más baja a nadie le importa debido al legendario sistema de castas y sobrevive en el abandono e indiferencia total. Para nosotros como turistas es muy difícil saber y ver eso y no poder hacer nada al respecto. La sociedad en la que vivimos debemos de dejar de glorificar a los multimillonarios y empezar a darle su lugar a los que se parten el lomo por tener comida en su plato cada día.

Al siguiente día teníamos la intención de ir a Elephanta Island donde hay unas cuevas budistas parecidas a las que pudimos visitar en Aurangabad, pero había un exceso de gente donde se toma la embarcación porque era día de festival y varios templos y esa isla iban a estar a reventar así que decidimos mejor ir al museo con el nombre más complicado del mundo, el museo Chhatrapati Shivaji Maharaj Vastu Sangrahalaya. Después de haber pasado más de un mes en India habíamos aprendido un montón de cosas sobre hinduismo, jainismo, budismo, arte, arquitectura, textiles, historia y demás, y este museo nos encantó porque fue para nosotros un gran resumen sobre mucho de lo que ya habíamos aprendido. Lo nuevo fue principalmente sobre las zonas que no visitamos como la región de los Himalayas, el sur y el este. Ahora que lo pienso, nos faltó muchísimo pero si la vida nos da seguro que estaremos visitando India de nuevo.

En ese museo vimos réplicas de los diamantes más famosos de India, todos enormes, de colores como amarillo, azul, transparente por supuesto y hasta negro. Actualmente los originales está uno en la corona de la difunta Reina Isabel II, otros en museos de Nueva York, París y  varios de ellos no se sabe dónde están. Seguramente en la colección privada de alguien.


Y también aprendimos en ese museo sobre la historia de extaordinarias mujeres en la historia de India que han luchado por darles a las mujeres un lugar en el sistema educativo del país, que han luchado en contra del matrimonio infantil y en general a favor del desarrollo del país. Todas esas mujeres han podido alzar la voz gracias al apoyo que padres y sobre todo que esposos les han dado. No me queda duda de que la lucha por los derechos de las mujeres es también una lucha de los hombres.

En nuestro último día de turismo en India recogimos nuestra ropita de la lavandería, esa que seguramente se había lavado en Dhobi Ghat, y nos fuimos a ver si esta vez podíamos ir Elephanta Island pero no, también era día de festival y estaba peor que el día anterior así que no se pudo tampoco. Bueno, en Aurangabad visitamos templos en cuevas hasta cansarnos así que no es tan grave que no visitemos estos. En su lugar entramos al famoso hotel Taj Mahal que fue construido en 1903 por Tata, quien fundó la empresa Tata que hoy es una mega corporación india. La construcción de este hotel fue en respuesta a los británicos que no permitían indios hospedarse en sus hoteles. Ese hotel se convirtió en el hotel más lujoso de toda India y un ícono vivo hasta el día de hoy. 

Después tuvimos nuestra última y deliciosísima comida en India. Recorrimos caminando parte del centro histórico de la ciudad lleno de edificios construidos durante la ocupación británica, algunos claramente británicos y otros con un estilo indio, era como estar paseando por un Londres tropical post-apocalíptico porque muchos edificios con escaso mantenimiento ya tenían plantas o de plano la selva ya se los había comido. Y, como en toda India, la miseria era evidente con gente viviendo en casitas de plástico sobre banquetas a un lado de un rascacielos ultra modernos. 

Pasamos por casualidad por un parque deportivo donde estaban jugando un partido de cricket, el deporte más importante de India que no pudimos entender al 100% porque es como el béisbol pero según yo un poco más complejo. En algún momento Alfred y yo nos pusimos a querer entender las reglas y abdicamos.

Regresamos al departamento y nos preparamos para dejar al día siguiente este magnífico país y embarcarnos a nuestra siguiente aventura: Kenia.




La opinión de Alfred sobre Mumbai:

Lo mejor: De Mumbai el Hotel Taj muy bonito y sobre todo la historia y lo que ha pasado a su alrededor. Muy interesante. Puntos extras para Mumbai por su extraordinario museo nacional.

Lo peor: Lo peor fue que no pudimos ir a la Isla Elefanta para ver las cuevas, aunque la verdad ya después de las Ellora y Ajanta estas ya no eran un must. Pero no pudimos ir porque no sabíamos que ese día era día de festival y cuando llegamos a donde tomábamos el barquito nos encontramos con hordas y hordas de zombies y dijimos "no más multitudes, es nuestro último día en la India y no quiero más multitudes"

Lo más chistoso: Lulú le preguntó al chico del Airbnb de Mumbai qué conocía de México y nos dijo que le gustaba la comida mexicana, y como siempre todos piensan que la comida mexicana es la tex-mex así que le empezamos a explicar lo que es la verdadera comida mexicana. Lulú le enseñó unas fotos de mole poblano y nuestra sorpresa fue cuando nos dijo "¡yo he cocinado mole poblano! ¿eso es típico de México?" Resulta que él había tomado clases de cocina y en una de esas le tocó hacer mole poblano y así lo conoció.
















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