Udaipur: la ciudad de palacios, de lagos y de palacios en lagos

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27 de diciembre de 2022. Desde Jodhpur tomamos un autobús para llegar a Udaipur porque no había ninguna ruta de tren disponible directa entre esas dos ciudades. Al igual que en los trenes acá en India tienen autobús cama pero no es con asientos que se reclinan hasta atrás para volverse cama sino que directamente ya son colchonetas totalmente horizontales, como en los hoteles cápsula solo que en un espacio un poco más pequeño. Fueron 6 horas de camino por pueblitos, carreteritas, baches, topes y poca infraestructura, por eso si en cualquier momento a alguno de los dos nos ocurría sentarnos inmediatamente nos caíamos por algún enfrenón o tope brusco así que mejor estuvimos acostados todo el trayecto. Yo además aproveché para dormir un poco porque estaba agripada y las medicinas que me recetaron me tenían noqueada. Llegamos a Udaipur finalmente y no conseguíamos taxi así que Samvit, el anfitrión del hotelito que reservamos, pasó por nosotros y nos llevó hasta la casa hotel que tiene donde nos recibió con cena y el resto de los días nos trató como familia.

Al día siguiente desayunamos con Samvit y estuvimos platicando y platicando tanto con él que se nos fue el tiempo. Nos habló sobre el mundo en el que él vivía y recordaba de niño, de cuando no había comida empacada en plásticos, de cuando las empresas que vendían comida era hecha en casa y no fabricada en laboratorios, de cuando no había basura en las calles porque ni siquiera se producían ese tipo de productos. Nos habló también sobre la importancia de estar saludable antes de verse bien que mucha gente no entiende, y sobre las tres cosas que él considera las más importantes del cuidado personal: dormir bien, comer bien y mantenerse en movimiento. No podíamos estar más de acuerdo con él, nos complicamos tanto la vida y hacemos tan complejo el mundo en el que vivimos que se nos olvidan las cosas más sencillas que son cuidarnos y cuidar nuestro entorno. 

Hasta mediodía salimos del hotelito para empezar a conocer Udaipur, la llamada ciudad de los lagos. Tomamos el tuc tuc público hasta una glorieta con un gran laguito alrededor. y de ahí caminamos a la entrada del jardín Saheliyon ki Bari que era el jardín privado de las mujeres de la corte del maharajá así que por supuesto que estaba lindísimo con fuentes y fuentes y albercas y muchísima vegetación siendo regada constantemente por sistemas de esparcidores de agua que servían también para refrescar el ambiente de los veranos abrasadores de Udaipur. Qué bonitos jardines que aunque muy bonitos no dejan de ser una prisión en la que vivían esas pobres mujeres.

Saliendo empezamos a caminar hacia un restaurante que nos habían recomendado para comer. Es como media hora caminando y está agradable caminar por estar calles, si en algún momento deja de estar bien ya tomamos un tuc tuc. En algún punto sí dejó de estar tan agradable caminar porque se convirtió en avenida sin banqueta por supuesto, porque en India no conocen esa palabra, pero ya estábamos muy encarrerados y habíamos caminado en peores lugares así que le seguimos hasta que nos encontramos a nuestra derecha con un lago espectacular, el Fateh Sagar, un lago artificial que el maharajá mandó a construir en 1678 ¿Es eso un parque flotante? ¡Wow! Sí, en ese lago vimos varias islitas, una con un lindísimo parque flotante construido en 1967 en honor a Nehru, uno de los héroes de la independencia de India, y otra islita con un observatorio. El restaurante en el que comimos estaba ahí justo a las orillas del lago. Disfrutamos muchísimo de la comida al atardecer con una vista muy especial. Hermosa.

Al día siguiente nos llevó un conductor a dos horas de Udaipir hasta el fuerte Kumbhalgarh que es especialmente famoso porque tiene la segunda muralla más grande del mundo después de la China con más de 30 kms de longitud. Esa muralla por fuera se veía espectacular, llena de puestos de defensa enormes. Entramos y nos encontramos con pequeños templos hinduistas, no estamos seguros si custodiados o secuestrados por monos pero en los que había muchos monos que no se veían particularmente amigables. Recorrimos la fortaleza pero en realidad adentro no había mucho que ver así que salimos pronto de esas construcciones y nos fuimos a ver la muralla. Alfred se resguardó del sol con la sombra de la muralla en lo que yo me fui a caminar todo lo que pude de la muralla hasta que una reja ya me impedía pasar ¡Y yo que quería recorrer los 30 kms de la muralla! Tendré que conformarme con 300 metros y decir que recorrí todo lo que pude.

De ahí fuimos a un templo jainista en Ranakpur, el más grande e importante de los jainistas que estaba en medio de la nada. Las carreteras para llegar ahí estaban fatales de doble sentido pero con pavimento puesto para un solo carril pequeño. Yo digo que para obtener licencia de conducir en India hay que graduarse primero en magia e ilusionismo, no hay manera de ser una persona normal y lograr manejar aquí. Afortunadamente nuestro mago-conductor era bueno y llegamos enteros a todos lados.


En el templo de Ranakpur nos dieron una audioguía y estuvimos aprendiendo sobre la importancia de ese templo, su construcción en el siglo XIV y su restauración. Recorrimos todo el templo con la boca abierta, verdaderamente fascinados con la arquitectura tan impresionante y la hermosa decoración de mármol en las 1444 columnas que adornan todo el templo, techos abovedados y paredes resguardando en nichos esculturas de los 24 gurús del jainismo, las 24 personas que trascendieron a través de la liberación del mundo material. Esa es una de las construcciones más bonitas que hemos conocido en India.

Esa noche dormí muy bien pero al día siguiente amanecí súper cansada, según yo por la medicina que estaba tomando, y gran parte del día estuve turisteando en automático con cara de zombie así que tal vez no muestre tanto entusiasmo como debería en narrar específicamente ese día. Después del desayuno en el hotelito fuimos a visitar el Palacio de la Ciudad. Tomamos el tuc tuc público y luego un tuc tuc privado porque el público no llegaba hasta allá. Bajamos, llegamos a comprar los tickets para entrar al Palacio y para la audioguía que supongo que fue muy buena pero ese día me pareció normal. Desde que entramos el palacio estaba abarrotado de gente pero esperábamos que sólo fuera esa primera parte. 

Fuimos recorriendo el palacio en un circuito que nos iba guiando a toda la muchedumbre a través de arbolados patios, algunas excéntricas recámaras y otras de influencia británica, y estrechos pasillos que forzaban a la gente a apachurrarse como en metro en hora pico. La última parte del palacio eran galerías de arte y cristalería que nos saltamos, yo por la inmensa apatía que me invadía ese día y Alfred porque ya estaba muy engentado y quería salir de ahí lo antes posible. La verdad no me pareció tan espectacular ese palacio pero le echo la culpa a mi estado de ánimo, siendo objetiva sí valía la pena hacer la visita aún con tanta gente.

Salimos y fuimos a comer a un lugar tranquilo que encontramos de milagro entre las callecitas de la vieja ciudad de Udaipur, ahí recuperamos un poco de fuerzas y de buen humor para seguir el día. Después visitamos un templo hinduista de más de 400 años de antigüedad con increíbles decoraciones talladas de elefantes, guerreros y bailarines que estuvimos admirando un buen rato.

Por último ese día fuimos a ver un show de danza folclórica del estado de Rajastán que estaba muy recomendado y no decepcionó para nada, sin duda lo volveríamos a ver porque nos encantó la manera de interpretar esos bailes tradicionales que representaban en su mayoría la vida campesina como la ida a recolectar agua en pozos, pero también representaron el baile llamado Ghoomar que sólo lo bailaban mujeres de la realeza cuando iban a casarse y al parecer a la gente en India les encanta porque se emocionaron muchísimo cuando lo presentaron. Fue un show muy lindo que complementamos con una vista de noche al Lago Pichola, otro lago artificial obra de los maharajás de hace más de 300 años.

El siguiente día en Udaipur no hicimos nada. Íbamos a hacer un trekking con nuestro anfitrión del hotel pero no pudo porque sus perros estaban enfermos y porque iban a llegar algunos huéspedes así que aprovechamos para descansar bien y bonito, y eso me ayudó a salir más rápido de la gripa. Lo único que hicimos y porque era 31 de diciembre fue cenar con nuestro anfitrión y unos italianos que se estaban hospedando ahí, al menos sí pasamos acompañados ese cambio de año aunque no tomamos ninguna foto como evidencia.

El último día, el 1 de enero todo estaba abierto como si fuera cualquier otro día, acá en India eso del año nuevo parece ser algo poco especial. Ese día nos fuimos caminando a una montaña donde hay una estatua de metal enorme de Merana Pratap, un rey y guerrero ultra importante en Rajastán. Al llegar nos recibió una guía que nos dio un recorrido buenísimo por todo el complejo que era como una atracción de niños con figuras de tamaño casi real representando todas las batallas de Merana Pratap y sus actos heroicos. 

Y eso no era nada, después nos fue pasando a pequeños salones con figuras en acción que se iluminaban y se movían mientras se contaba la historia. Qué curioso, esto es totalmente como para niños pero con temas dramáticos y muy trágicos que son para adultos. Nos encantó, estaba genial. Al final subimos para ver la curiosa estatua de este héroe nacional de cerca que era una versión caricaturizada de la persona, muy bonita y curiosa a la vez. Acabamos el día comiendo en un restaurante lindísimo que estaba ahí a un lado de la escultura.

Y cerramos Udaipur sin broche de oro porque se nos ocurrió usar el servicio de entrega a domicilio que tienen los trenes de India pero nuestro comida no llegó a tiempo, el tren se arrancó y nos tuvimos que ir con nuestras pancitas vacías hasta nuestro siguiente destino. Moraleja: no confíes en los servicios de entrega si no puedes darte el lujo de que lleguen tarde.


La opinión de Alfred sobre Udaipur:

Lo mejor: Lo mejor fueron definitivamente los lagos con sus palacios en medio construidos en islas artificiales no solo palacios jardines eh lugares de descanso todo construido en lagos que son también artificiales lo cual lo hace todavía más espectacular, es increíble lo que llegaron a hacer en Udaipur. Y también obviamente la cenita romántica con Lulú en rooftop con vista al castillo y a los Lagos fue muy bonito.

Lo peor: Tal vez es que aunque hay Uber no funciona bien. Ningún Uber te quiere recoger ni llevarte a ningún lado porque lo que les paga Uber es muy poquito contra lo que podrían ellos ganarle a los turistas por su cuenta y a los extranjeros en especial, entonces sí es difícil encontrar transportación. También fue tal vez porque nos quedamos lejos del centro porque la verdad es que es una de las ciudades más caras de la India por los lagos tan bonitos y hay hasta casas de estrellas de Bollywood y hoteles de cinco estrellas que India son muy raros,  entonces es una ciudad muy cara y de mucho lujo y nos tuvimos que quedar bastante lejos  del centro para que el Airbnb estuviera barato.

Lo más chistoso: Cuando fuimos a ver la estatua de Merana Pratap pasamos caminando por lugares con gente muy pobre y unos niños llegaron corriendo a pedirnos dinero con unas sonrisotas y cantando a todo pulmón algo que no entendíamos, durante como 15 minutos estuvieron detrás de nosotros hasta que se aburrieron y nos dejaron.

Otra también es que en el año nuevo cuando dieron las 12 subimos todos a la azotea de la casa a ver los fuegos artificiales y en cuanto acabaron todo el mundo desapareció y se fue a dormir ¡Qué chafa!
















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