Hanoi y Ha Long Bay, Vietnam: uno de los lugares más bonitos del mundo

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28 de febrero de 2023. Dejamos Ho Chi Minh y llegamos en avión a Hanoi, capital de Vietnam por la tarde para estar listos para recibir a mi mamá al día siguiente que bien aventurera se animó a viajar desde México en un maratón de vuelos. Llegamos a nuestro alojamiento, un lindo departamento perdido entre los viejos callejones del centro de Hanoi. Alfred se había estado sintiendo un poco mal así que se quedó a descansar mientras yo salí por algo de comer, a caminar un poco y a preguntar por precios de los tours de los siguientes días.


Por la noche del día siguiente fuimos al aeropuerto a recibir a mi mamá que después de 3 vuelos, 2 escalas y millones de horas de viaje por fin llegaba a Hanoi para acompañarnos 2 semanas a este par de locos aventureros. Bien atentos estábamos esperando a que saliera mi mamá por la puerta A1 por donde debía de salir según decían las pantallas del aeropuerto, cuando de pronto me llegó un mensaje de mi mamá diciéndome que ya había salido y estaba en una cafetería ¿Cómo? ¿Por dónde saliste que no te vi? Lo que pasó es que decidió pasarse a un lado de una barrera que en teoría impedía el paso de la gente y salir por la puerta A2, esa puerta por la que nadie más estaba saliendo porque en teoría no estaba en funcionamiento. A penas había llegado y ya teníamos la primera anécdota.

Al día siguiente nos levantamos tarde para que mi mamá pudiera descansar después de tanto viaje. Nos levantamos a comer comida vietnamita deliciosa y a tomar un rico café adentro de una tienda de ropa que no parecía servir cafés. Y es que literalmente teníamos que atravesar una tienda de ropa para llegar a una cafetería secreta a la que si no te llevan nunca llegas. Así es Hanoi, repleto de lugarcitos secretos.

Después fuimos a ver un show de marionetas en el agua, una de las actividades culturales más bonitas del país y muy original con música tradicional en vivo. En el show vimos representaciones muy simpáticas y algunas incluso cómicas sobre la vida tradicional en el campo y algunas de las leyendas más importantes que le da identidad a la población. Salimos felices y sonrientes como niños de ese show tan lindo.

Al día siguiente nos levantamos temprano, desayunamos y nos preparamos para el tour a Ha Long Bay. Normalmente ese tour está hasta el gorro de gente porque es la atracción número uno de Vietnam pero afortunadamente para nosotros todavía no hay muchos chinos viajando por las restricciones Covid y entonces nos tocó menos gente de lo normal. Después de unas pocas horas de camino, una parada técnica y una parada turística para ver el proceso de producción de las perlas naturales llegamos al muelle y nos subimos al barco-restaurante donde nos sentamos a la mesa con un par de coreanos muy simpáticos con los que pudimos platicar un poco porque la verdad que no les entendíamos mucho su inglés. Luego luego la comida empezó a circular en cantidades muy abundantes y mientras comíamos nos sorprendió uno de los paisajes más peculiares y bonitos que hemos visto. Muchas montañitas escarpadas que se alzaban en el agua y que parecían haber brotado de pronto de las profundidades. Era un paisaje lindísimo. Acabamos de comer y subimos al segundo piso del barco a aprovechar de esa magnífica vista.

El barco hizo una primera parada en una isla llamada Titov en honor a un cosmonauta ruso. Ahí podíamos meternos al mar pero hacía un poco de frío y preferimos subir los 300 escalones que nos llevaron a la cima de la isla, poco a poco paso a pasito mi mamá sin dudar subió hasta arriba donde otros viajeros la recibieron con muchas porras. Algunos que iban ya de bajada se asombraban por sus ganas y energía para subir hasta allá arriba. Al final la vista valió muchísimo la pena, una belleza incomparable.

En la siguiente parada nos asignaron unos kayaks para pasear un ratito y la verdad que no teníamos ni idea de lo que veríamos. Mi mamá y yo nos subimos juntas a un kayak doble, nos pusimos a remar siguiendo al resto de los turistas, pasamos por debajo de un túnel natural que se abrió y de pronto dejó a la vista toda una entrada de mar escondida para todo aquel que no llegue por agua. Mi mamá estaba fascinada y me decía Lucita, ¿a dónde me hiciste venir! ¡Ay, qué hermoso lugar! Todo el tiempo que estuvimos ahí de verdad que lo disfrutamos.

A Alfred le tocó compartir el kayak con un señor que a medio camino se acalambró, o eso dijo, y Alfred tuvo que remar solo el resto del recorrido. Pobrecito, el karma ya le cobró cuando hace unos años me dejó remando a mi sola mientras que él admiraba el paisaje.

Dejamos los kayaks y regresamos al barco para nuestra última parada, unas cuevas impresionantes de millones de años de antigüedad con estalactitas y estalagmitas enormes. Me encantan las formas derretidas que hacen las estalactitas y estalagmitas, si fueran de colores parecerían bolas de helado. Lo que más nos llamó la atención y que no habíamos visto antes eran la formas en el techo de la cuevas creadas por impactos de las olas cuando todo eso estaba sumergido bajo agua.


De regreso nos tocó disfrutar del lindo atardecer reflejándose sobre el mar. Estábamos todos embobados con el espectáculo.

Al día siguiente nos tocó pasar el tiempo conociendo Hanoi. Alfred me había dicho que era una ciudad con una infinidad de cables por todos lados, según él peor que en India pero me engañó por completo ¡Esto está totalmente cambiado! ¡Ya no hay cables y todo está mucho mejor que cuando yo vine hace 10 años! Vietnam ha tenido un crecimiento económico y social constante que se refleja en todos lados. Dicen que cada 5 años uno puede ver cambios muy notables, y que tiene la meta de ser un país desarrollado para el 2040, prueba de que sin importar el pasado los países pueden salir adelante con voluntad de la gente. 

Fuimos primero a visitar el llamado Templo de la Literatura, construido en el año 1070 para venerar a Confucio y que acabó convirtiéndose en la primera universidad del país donde estudiaban las élites encargadas de dirigir al país. Fuimos recorriendo patios simétricos con estanques y plantas que daban una grata sensación de armonía y tranquilidad. Aprendimos que lo más valioso son unas estelas de piedra donde están los nombres de todos los graduados de esa universidad. Esas estelas, durante la guerra de Estados Unidos y Vietnam las enterraron para protegerlas de las bombas.

Después visitamos el mausoleo de Ho Chi Minh, el máximo héroe nacional, y la casita que se le construyó durante su presidencia para dirigir desde ahí las estrategias para expulsar a Francia y a Estados Unidos de su territorio. Él era una persona muy sencilla, vivía con lo mínimo indispensable y no quería que se hiciera nada especial a su muerte pero se le olvidó que son los quedan vivos los que necesitan de grandes monumentos para venerar a sus grandes líderes así que uno se encuentra por todo el país con estatuas e imágenes de él, e incluso con este imponente mausoleo.

Ese día, al regresar al centro de Hanoi nos topamos por suerte con un show de música con tambores por la celebración de los 75 años del cuerpo de policía de Hanoi.

Visitamos también un pequeño templo confucionista construido en medio del lago del centro de Hanoi, construido en el siglo XIX y dedicado al General Tran Hung Dao quien en el siglo XIII con su ejército derrotó al poderoso ejército mongol. También vimos ahí unas tortugas disecadas muy raras que nunca habíamos visto antes y que son típicas de ese lago aunque al día de hoy quedan ya muy poquitas.

La opinión de mi mamá sobre Hanoi y HaLong Bay:

Lo mejor: Las marionetas me gustaron mucho porque es una mezcla de costumbres, tradiciones, cantos y técnicas que me parecieron diferentes, muy coloridas. Es un show muy completo por todos los ingredientes que tiene.

Lo peor: La atravesada de calles y que no había comida a la hora que la queríamos, a deshoras, como a las 4 de la tarde y tuvimos que estar yendo de restaurante en restaurante y acabamos en uno chino.

Lo más chistoso: Cuando fuimos al café de Hanoi nos tocaron banquitos como de 30 cms, creíamos que no llegábamos a poner nuestra asentaderas encima de las sillas.














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