Cameron Highlands, Malasia: clima fresco y lindísimas plantaciones de té

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26 de marzo de 2023. Necesito refrescarme y descansar de este calorón, ¿por qué no nos vamos a las montañas altas de Malasia? Así nació la región llamada Cameron Highlands cuando Malasia era colonia británica y un geólogo llamado William Cameron encontró esta zona, vio que tenía un clima ideal para plantaciones de té y para sitio de descanso en el campo y con el paso del tiempo se fue desarrollando hasta lo que es hoy. Alfred y yo, para conocer ese rincón de Malasia, desde Penang nos fuimos en autobús a Cameron Highlands, hicimos cuatro horas de camino incluyendo pasar por el segundo puente más largo del sureste asiático con 24 kilómetros de largo, en algún punto parecía que íbamos más en un barco que en un autobús.

Nos hospedamos en el pequeño pueblo Tanah Rata que en los próximos días lo íbamos a estar recorriendo por completo, de arriba a abajo y varias veces. Así de grande es ese pueblo. 

El primer día queríamos visitar una galería de obras de arte de una tribu llamada Mah Meri. Llegamos a donde el mapa nos mostraba la ubicación de la galería. Esto más bien es una tienda de souvenirs donde también se venden esas obras de arte. De pronto se acercó una señora de la tienda ¿Quieren ir a la galería? Pagan aquí la entrada y les abrimos. Pagamos, un chico nos abrió una puerta, subimos unas escaleras y nos encontramos con toda una galería privada llena de magníficas obras de arte hechas de madera muy dura, resistente y pesada de un manglar en específico que se encuentra en la isla Carey en Malasia donde vive la tribu Mah Meri. A ver, intenten levantar esta pieza. Tratamos de levantar del suelo una obra quizás de medio metro de alto y no, no pudimos levantarla ni Alfred ni yo, a penas la pudimos mover tantito. Nos explicó el chico que son tan pesadas que en esa galería no pueden tener las piezas más grandes, son demasiado pesadas para la construcción.  

Nos explicó también que todas las esculturas están hechas de una sola pieza de madera, no hay ensambles ni incrustaciones lo cual lo hacía todavía más impresionante, y además que cada artista desde niño empieza a hacer sus propios diseños y creaciones, primero trabajando piezas pequeñas hasta que van perfeccionando la técnica y ya son capaces de hacer obras de arte más grandes. Alfred y yo estábamos maravillados observando cada pieza tan bonita, tan creativa y tan bien trabajada.

Ahora ya sólo quedan 10 artistas trabajando en esas obras de arte porque se ha deforestado gran parte del manglar, como en buena parte de Indonesia y Malasia, para la siembra de palmas que producen aceite. Ese mismo aceite de palma que en su mayoría es usado por la innecesaria industria de la comida chatarra y que contiene grandes cantidades de grasas saturadas asociadas a enfermedades cardiovasculares. ¡Vaya! Gracias una vez más a empresas como PepsiCo, Unilever, Nestlé, etc. que sólo piensan en estar ganando más y más dinero quién sabe para qué. Cada vez está más claro que sólo evitando los productos de las súper corporaciones ayudamos más a nuestra salud y la salud del planeta.

Al día siguiente fuimos a un tour. Una combi del Estado de México que no sé cómo llegó ahí pasó por nosotros y nos llevó a varias de las atracciones más importantes de la zona ¿será que todas las combis en el mundo las pintan igual?

Primero nos detuvimos en un espectacular paisaje de plantaciones de té sólo para la foto.

Después fuimos a punto más alto de Malasia, al encantador Mossy Forest porque está lleno de musgo. Hicimos una caminata corta pero preciosa por unas pasarelas de madera que construyeron para que los turistas como nosotros no maltratáramos los 5 metros de profundidad de musgo que hay en el suelo. 

Era un bosque enorme y hermoso, parecía de cuento, todo húmedo, con árboles llenos de musgos de diferentes tipos y uns diversidad de plantas increíble. Aprendimos que ese bosque es uno de los más antiguos del mundo, con 200 millones de años siendo bosque ¡Qué increíble!

Después nos llevaron a ver parte de las plantaciones de té de la empresa BOH que existe desde 1929 y ahora es la empresa de té más importante de Malasia. Creo que en ese entonces nadie hubiera pensado que justo durante la Gran Depresión iba a ser buena idea empezar un negocio. Llegamos a una cafetería-mirador estratégicamente construida para tener una vista privilegiada de las plantaciones que no sé por qué pero son hipnotizantes. Alfred y yo fuimos por supuesto por nuestros tés especiales de las variedades Palas Supreme y Bukit Cheeding No.53 que no tenemos ni idea de qué significan pero eso no nos quitó la ilusión de sentirnos expertos catadores de té mientras nos los tomábamos y disfrutábamos del tranquilizante paisaje.

Por último en nuestro recorrido nos llevaron a un mariposario que acabó siendo como una mini granja, mini zoológico y mini acuario. Un poco extraño pero supongo que muy bueno para que toda la familia se quede contenta. Nunca falta el que sale con que: A mí no me gustan las mariposas. Acá hay de todo un poco.

En el último día en Cameron Highlands tuvimos un poco más de aventura y de emoción.  Hicimos una ruta de trekking, empezando en Tanah Rata llegamos hasta donde el mapa marcaba que era el inicio del sendero pero si no hubiera sido por un par de personas que estaban ahí y que ya sabían el camino no hubiera estado tan fácil encontrarlo. El principio era una subida empinada que tenía puesta una cuerda para ayudarse a subir y no morir en el intento. De ahí seguimos por pura subida entre el bosque donde los amables árboles de alrededor nos prestaban sus raíces como escalones, aunque tengo que decir que esos escalones estaban un poco disparejos.

Subimos subimos y subimos hasta que llegó la inevitable bajada que en circunstancias normales se agradece pero en senderismo no, a una subida difícil corresponde una bajada aterradora. En este caso fue resbalosa porque ya no habían amigos árboles que detuvieran la tierra con sus raíces así que teníamos que ir despacio y con mucho cuidado en cada paso que dábamos para que nuestras pompas no acabaran irremediablemente en el lodo. 

Así fue el camino hasta que llegamos a un camino pavimentado y después de un rato encontramos un sendero por unas plantaciones de té hasta a una cafetería con una vista espléndida donde por supuesto nos felicitamos por los kilómetros recorridos y nos regalamos unos ricos tés y típicos scones que los ingleses también dejaron como tradición, con su debida mermelada de fresas de la región.

Desde ahí podíamos ver claramente la frontera entre el bosque y las plantaciones y nos recordó con tristeza que todo eso algún vez fue todo un bosque fuente de diversidad de flora y fauna y hoy es solamente planta de té. La ventaja en este caso es que esas plantaciones son muy productivas y en realidad no son tan grandes como para representar un problema al ecosistema. Pero ahí no acabó nuestro recorrido porque todavía teníamos que recorrer unos kilómetros por la carretera hasta regresar a Tanah Rata. Al final de cuentas hicimos 5 horas que nos encantaron sobre todo entre bosque y plantaciones de té.

El último día antes de dejar estas hermosas tierras altas y aprovechando el clima fresco salimos a correr a los alrededores de un parquecito de Tanah Rata.

Lo mejor: Las plantaciones de té y el trail que termina en scones. Me gustó mucho hacer un trail que te lleva por el bosque, montaña y terminas tomando té y scones en las plantaciones, ¿qué más puedes pedir?

Lo peor: El pronóstico del clima es tan malo que de repente te llueve, de repente hace frío y no sabes qué está pasando pero lo peor es que andamos cargando los impermeables para todos lados y sólo los anduvimos paseando.

Lo más chistoso: El pueblo es tan chiquito que todo el tiempo estás pasando por los mismos lugares y los de los restaurantes indios cada vez que nos veían nos querían meter a que comiéramos ahí. No importaba la hora ni si íbamos saliendo del restaurante de al lado.


















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