Busan, Corea del Sur: uno de los puertos más bonitos e interesantes del mundo

Inicio > Asia > Corea del Sur

29 de abril de 2023. Llegamos 8:30 de la noche en un vuelo desde Osaka, Japón a Busan, la ciudad que alberga el puerto más importante de Corea del Sur y de la que sólo conocía por cuestiones de mi trabajo en logística internacional. El último país que vamos a visitar antes de regresar a América ¡qué loco! Como ya se nos había hecho costumbre al llegar a un país buscamos nuestra tarjeta SIM, compramos la tarjetita del transporte público, sacamos dinero y listo. En metro nos movimos del aeropuerto hasta el hotel en Busan por sólo 50 pesos por los dos. ¡Qué maravilla ese precio! Ya me está gustando Corea.

Al día siguiente empezamos a conocer Busan empezando por su comida, fuimos a desayunar a un restaurante local donde a señas pedimos un par de sopas que no sabíamos ni de qué eran. Llegaron con las sopas y las pusieron en la hornilla que teníamos en la mesa, las dos estaban buenísimas, una de pescado y la otra del tradicional kimchi que es col fermentada con chile. Corea nos estaba recibiendo extremadamente bien.

Con la panza llena nos fuimos a visitar Gamcheon Cultural Village, una parte de la ciudad que alguna vez fue la más pobre de Busan pero que hoy era motivo de orgullo aunque no sabíamos muy bien por qué. Para llegar ahí nos subimos en un autobús público bien pequeñito que nos llevó por unas callecitas empinadas con curvas bien cerradas hasta la parada donde todos los turistas nos bajamos. Ahí vimos claramente lo que a simple vista parecía el típico barrio pobre de las grandes ciudades, un montón de casitas desordenadas en las montañas. Nos recordó un poco a las favelas de Rio de Janeiro. Nuestra sorpresa fue que al entrar a una de las callecitas vimos todo súper bien cuidado lleno de turistas locales y extranjeros, con arte y comercio por todos lados. Lo desordenado ahora tenía sentido porque lo hacía más bien un lugar acogedor.

Entramos al mini museo del lugar y vimos que a principios del siglo XX Gamcheon era donde los trabajadores del puerto vivían, después, durante la guerra de Corea del Norte y Corea del Sur unas 800 familias llegaron a vivir ahí como refugiados, siguió creciendo y creciendo y la gente vivía de forma muy precaria. En 2009 el gobierno decidió hacer un proyecto para embellecer el pueblo por medio del arte y de ahí siguieron y siguieron más proyectos artísticos, mejoras de espacios, talleres de artesanías, mejora de infraestructura y un montón de pequeños proyectos con la participación de varias dependencias de gobierno hasta que al día de hoy es una zona lindísima con pequeños restaurantes, cafeterías, tiendas de artesanías, dulcerías y cualquier cantidad de pequeños negocios. De ser alguna vez la zona más fea y pobre de Busan, ahora es la zona más bonita. ¡Qué bueno que vinimos a ver esto! Me encanta lo que han hecho aquí. Demuestra que sí se puede, eso me da esperanza.

Después de estar recorriendo esas callecitas nos fuimos en autobús hasta la orilla del mar donde nos subimos a un teleférico con piso de cristal ¡Oh! ¡De todos los teleféricos a los que nos hemos subido nunca nos había tocado uno que tuviera piso transparente! Aunque al final la verdad que no hacía gran diferencia porque lo más atractivo a la vista era lo que veíamos a lo lejos y no tanto lo de abajo. Desde el teleférico se veía súper bonito el color del mar verdoso, las montañas llenas de vegetación y la ciudad.

Llegamos hasta el otro lado donde nos dejó el teleférico, una montañita con todo un bosque con senderos muy bien marcados que nos pusimos a recorrer. Al principio según nosotros estábamos siguiendo una ruta en particular, la ruta color azul, pero después nos dimos cuenta de que esas flechas azules no tenían nada que ver en verdad con ninguna ruta y que nos estaban llevando a ningún lado de interés para nosotros. Mmm mejor caminamos por donde nos lleve el viento. Llegamos hasta un mirador donde veíamos de frente el mar verdoso, de un lado el puerto de Busan y del otro lado la ciudad. ¡Qué bonito lugar! Si viviera aquí vendría a cada rato. Además, y lo mejor de todo fue que nos encontramos con unos hula hulas gigantes para jugar.

Salimos a cenar y no teníamos ni idea de qué comer porque todo estaba en coreano, como que no es una zona tan transitada por turistas así que con ayuda de Google Translator más o menos nos dimos idea del menú y nos llegó algo curioso y delicioso. En ese momento no lo sabíamos pero así iba a ser el resto de nuestra estancia en Busan y quizás en Corea, estar adivinando lo que los restaurantes nos ofrecían y sorprendernos con lo rica de toda la comida.

El día siguiente fue muy entretenido porque hicimos todo un recorrido de varias paradas sobre las costas de Busan. Visitamos primero lo más lejano a una hora en transporte público, el templo budista Haedong Yonggungsa que estaba hasta el gorro de turistas, muchos locales y muchos otros extranjeros como nosotros. ¡La calle está llena de lamparitas de papel con dibujos Budas bebé! Supongo que eso significa que vamos hacia el templo. Llegamos a un templo bien bien bonito construido en el acantilado donde el agua del mar chocaba contra las rocas a los pies del templo. Recorrimos todo el templo disfrutando mucho de sus hermosos salones tanto por la arquitectura como por el paisaje.

De aquí nos podemos ir caminando por toda la costa hasta un mirador y un trenecito turístico, ¿va? En este viaje nos hemos acostumbrado a caminar siempre que el clima y el itinerario nos lo permitan así que nos pusimos a caminar y caminar bajo un cielo sin una sola nube pero con una temperatura fresca. Pasamos por barrios al parecer sólo frecuentados por locales, pequeños puertos con embarcaciones de pescadores y una playa grande donde empezó a soplar un ventarrón frío que nos hizo apurar el paso porque de plano parecía que nos quería correr de la playa.

Vamos por ahí, vi en internet esa pasarela para peatones a un lado de las vías del tren. ¡Qué agradable fue caminar por esa pasarela! Kilómetros y kilómetros de una pasarela elevada con vista al mar, algo de ciudad y algo de bosque. Estaba lindísimo todo excepto el viento frío que no dejaba de soplar con ganas y que no nos dejó en todo el resto del día.

Por fin llegamos a la estación del tren turístico, desde ahí podíamos tomar el tren o unos micro trenecitos cápsula de 4 pasajeros muy chistosos, lo malo fue que los boletos para esos ya se habían acabado porque obvio son una atracción muy popular así que nos conformamos con el tren normal que de normal no tenía mucho porque todos los asientos estaban dispuestos en forma de teatro en desnivel viendo hacia la costa. Claramente era un trenecito diseñado para ese atractivo turístico en particular. Estuvimos disfrutando del paisaje hasta llegar a la estación Mipo desde donde fuimos al Mercado Haeundae para comer y aplacar nuestras tripas que ya estaban exigiendo su comida.

Después tomamos otro autobús público hasta la playa Gwangan para sacar la tradicional foto de la playa con el puente vehicular que se ha convertido en un ícono de la ciudad y que conecta por el mar dos zonas de la ciudad naturalmente divididas por una bahía. Caminamos por la playa un ratito para finalmente regresar a nuestro hospedaje. Suficiente viento frío por ese día.

¡Buenos días! ¡Hoy nos toca día de museos! Ya habíamos estado paseando por Busan los días anteriores y aprendiendo un poco pero nos faltaba adentrarnos bien en la historia de la ciudad y del país. Fuimos primero al Museo de Busan. Esta ciudad ha sido muy importante en la historia del país porque es el puerto más cercano a Japón  así que tanto en cuestiones comerciales, culturales, religiosas y militares siempre ha estado muy activo. 

Cuando fue la guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur en el marco y debido a la llamada Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Busan fue la única ciudad que Corea del Sur logró no ser invadida por Corea del Norte y por lo tanto ahí llegaron muchos refugiados de ambas Coreas víctimas de decisiones absurdas de países ajenos a ellos, y también ahí estaba los centros de mando militares de Estados Unidos, o Corea del Sur, para combatir a Corea del Norte. 

S‌aliendo de ahí pasamos a visitar el Cementerio Conmemorativo de las Naciones Unidas en Korea, el único en su tipo en el mundo. Entramos a lo que parecía ser un parque enorme donde nos invitaron primero a un salón a ver un video, ahí nos explicaron que durante la guerra de las dos Coreas más de 10 mil soldados de la ONU de diferentes nacionalidades perdieron la vida a nombre de la libertad de Corea. El video era súper emotivo y nos hizo entender muy bien el lugar que estábamos visitando. Entramos al cementerio, un jardín enorme con más de dos mil tumbas y memoriales en honor a los soldados. El corazón se nos hizo chiquito estando ahí en ese lugar tan tranquilo, tan triste y tan bonito al mismo tiempo.

‌Por último y para terminar con los museos sobre la historia del país entramos al Museo de Movilización Forzada Bajo la Ocupación Japonesa que, como su nombre lo dice, no esperábamos que fuera una visita muy agradable. La intención del museo era dar a conocer las atrocidades tan horribles que vivieron los coreanos cuando fueron invadidos por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Corea, al ser el país más cercano a Japón sufrió primero que nadie las invasiones y de las movilizaciones forzadas de alrededor de 3 millones de coreanos a otros territorios que invadió Japón en ese momento como Malasia, Vietnam o China.

Vimos historias e historias de muchísimos coreanos obligados a dejar sus familias, su trabajo y su vida entera para ser prácticamente esclavizados en tierras desconocidas durante años y años. Muchos nunca regresaron a sus hogares. Pero quizás lo más horrible es que al día de hoy a pesar de toda la evidencia Japón no reconoce esas atrocidades, distorsiona la verdad y niega muchísimos de los hechos al grado que muchos japoneses no saben ni creen que nada de eso haya pasado. Ojalá que algún día llegue un gobierno japonés que lo reconozca y que acepte la verdad de la historia tal y como es.

‌Al día siguiente fuimos a correr al Busan Citizens Park, lo que alguna vez fue una base militar ocupada por Japón y después por Estados Unidos y que a penas hace 15 años el terreno fue entregado a la ciudad de Busan para convertirlo en un parque increíblemente bonito con zona de juegos para niños, muchos senderos por donde correr, jardines de flores y todo lo que debe de tener un parque. No puedo creer cuánto ha cambiado esta ciudad y ahora lo bonita que es. Aquí, como ya lo habíamos notado antes en otros lugares, había muchísima gente de la tercera edad caminando, haciendo ejercicio, platicando entre ellos. Parece que los adultos mayores en Corea son súper activos y les encanta andar al aire libre, era muy sorprendente verlos por todos lados en excelente condición física.

Después de ahí pasamos a desayunar, le atinamos al lugar y nos dieron lo único que tenían en el momento que estaba muy rico, tuvimos suerte. Después seguimos caminando como media hora hasta llegar al Templo Samgwangsa que empezamos a recorrer cuando de pronto una señora nos empezó a hablar en coreano y a jalarnos para llevarnos a que conociéramos los demás salones del templo que era muy grande. Con señas nos dio indicaciones para que siguiéremos una ruta que ella nos sugería, o eso fue lo que le entendimos. Nosotros sólo le sonreíamos de regreso y le dábamos las gracias en coreano.

Fuimos visitando los diferentes salones del templo incluido uno de varios pisos súper nuevecito que acababan de construir y que nos tocó completamente vacío, nada de gente. En general nos sorprendió ver que el templo estaba hermoso y realmente casi no había nada de gente visitándolo, quizás porque estaba lejos de la ruta turística tradicional. Nos hemos dado cuenta que muchas veces visitamos lugares que no muchos turistas conocen y no sabemos por qué.

Saliendo de ahí nos fuimos al hotel a darnos una buena bañada porque estábamos bien apestosos de la corrida. Ahora que lo pienso ¿será que la señora coreana en el templo realmente nos estaba diciendo que olíamos chistoso? Bueno, no lo sabremos nunca. Después de bañarnos nos fuimos a conocer el centro de la ciudad, pasamos por la Torre de Busan y por la estatua de un héroe nacional llamado Yi Sun-sin que en el siglo XVI logró vencer a japoneses en múltiples batallas y en especial en una batalla naval gracias a su invento: el primer navío militar acorazado.

Pasamos también a ver el lugar donde, durante la Guerra de Corea, las familias de desplazados se quedaban de ver. Muchos pasaban ahí días y días enteros sin saber de sus familiares y la mayoría nunca volvió a saber de ellos. En ese lugar vimos una escultura de una familia de refugiados para no olvidar esa etapa de Corea tan difícil y a la vez tan importante.
El último día antes de dejar Busan aprovechamos para visitar el templo budista Beomeosa que nos quedaba cerca de la estación de autobuses y que afortunadamente tenía lockers para guardar el equipaje mientras hacíamos nuestra visita al templo. De la estación de autobuses en 15 minutos en transporte público llegamos al templo, éste estaba en la montañas, alejado de la ciudad así que se veía hermoso todo rodeado de montañas completamente verdes. El templo es uno de los más importantes de Corea que se inauguró desde el siglo VII pero fue destruido durante las invasiones japonesas, como casi todo en Busan, y fue hasta el siglo XVI que fue reconstruido sin embargo algo muy impresionantes es que todavía se conservan algunas estructuras desde el siglo IX. 

¡Oh! Creo que hay un evento. Avanzando más hacia la parte principal del templo vimos mujeres vestidas en ropas tradicionales coreanas, mucha gente sentada y en silencio tomando parte de lo que evidentemente era una ceremonia religiosa. Nos quedamos de metiches viendo a unos monjes budistas en procesión pasando entre los fieles hasta otro recinto del templo. Es bien curioso cómo son tan parecidas muchas ceremonias religiosas en todo el mundo. Después de esto nos pusimos a conocer los pequeños salones del templo que sí se veían muy antiguos y que nos gustaron muchísimo especialmente por la vegetación a su alrededor.

La opinión de Alfred sobre Busán:

Lo mejor: El Barrio de Gamcheon que es una ex favela y hoy en día es un barrio cultural totalmente recuperado y uno de los atractivos turísticos más importantes de Busan junto con su comida. Te demuestra que sí puedes sacar a la gente de la miseria y mejorar los lugares donde viven si quieres como país.

Lo peor: Todas las atracciones están muy lejos unas de otras. Sí tienes que considerar que si no tiene coche tienes que usar transporte público y trasladarte de un lado a otro y te va a llevar un buen rato. Es un lugar que hay que visitar con paciencia.

Lo más chistoso: La gente te empieza a hablar en coreano para tratar de ayudarte o darte instrucciones no pedidas y aunque evidentemente se nota que no hablas coreano y no les entiendes nada se siguen y te empiezan a relatar la historia de sus vidas y ya no te queda de otra más que asentar con la cabeza y decir "gracias" en coreano que es lo único que sabíamos decir. 



















Comentarios