Da Nang y Hue, Vietnam: El espectacular Vietnam moderno y la bellísima antigua ciudadela

Inicio > Asia Vietnam

7 de marzo de 2023. En el hotel de Tam Coc mi mamá, Alfred y yo tomamos el desayuno típico de Vietnam que me encanta aunque suene raro para desayunar: sopa de noodles con carne y hojas verdes. Nos alistamos y nos fuimos en taxi de regreso a Hanoi para tomar un vuelo corto a Da Nang, la ciudad más importante del centro de Vietnam y que nos recibió con una gran costa enmarcada por grandes edificios típicos de una ciudad bien desarrollada. Desde que llegamos Vietnam no nos ha dejado de sorprender con su desarrollo en todos sentidos y en todos lados.

Al día siguiente de nuestra llegada a Da Nang visitamos el templo de Lady Budha construido a penas hace 10 años en honor a la diosa que bendice el agua para que tengan buen viaje los navegantes. Luego luego llegando al complejo de templos en la cima de una montaña podíamos ver la estatua gigante color blanco, la estatua de un buda más alta del país con 67 metros de altura. Entramos al complejo, visitamos los templos y contemplamos la maravillosa vista de la bahía de Da Nang desde las alturas de la montaña.

Fuimos a comer y a tomar un café vietnamita en una típica y muy bonita cafetería vietnamita. Mi mamá bien consentida entró a un spa para un relajante masaje de pies mientras que Alfredo y yo resolvíamos el transporte y tours de los siguientes días. En el atardecer caminamos un rato por el malecón, a esas horas el sol ya estaba soportable pero vimos que la gente no se animaba a meterse al mar y la playa estaba vacía porque para Vietnam 20 grados es muy frío.

Llegamos hasta un increíble puente con la forma de un dragón dorado llamado Puente del Dragón, qué difícil adivinar ese nombre. Es el puente más largo del país con 666 metros de largo, 66 metros de alto y 6 carriles vehiculares, todo eso porque el número 6 es de la buena suerte en vietnamita así como el dragón es símbolo de riqueza y prosperidad.

Nosotros atravesamos el puente caminando  admirando tanto la estructura del enorme dragón como la ciudad a las orillas del río. Al final del puente arriesgamos nuestras vidas al atravesar la calle, porque ahí nadie se detiene en el paso de peatones, y llegamos al mercado nocturno. Atravesamos primero la sección de chucherías y souvenirs que estaba curiosa pero sin nada muy emocionante hasta la sección de la deliciosa comida protagonizada por productos del mar como pulpo, langostino y langosta. Estábamos fascinados con todos los manjares, tanto que se nos acabó abriendo el apetito y nos dimos una cena de reyes a precio de proletariado. ¡Amo Vietnam!

Al día siguiente en el departamento que rentamos comimos un desayuno sorpresa que Alfred y yo habíamos comprado el día anterior a una señora de la calle y no teníamos ni idea de qué era. Lo calentamos en el horno de microondas y ¡sorpresa! ¡eran tamales de arroz! muy ricos por cierto. Siempre hay que confiar en todo lo que venga envuelto en hoja de plátano, aunque no pongo la foto porque la verdad no se ven tan ricos como estaban. Mejor pongo la foto de una linda changuita.

Después nos fuimos en taxi a un parque de diversiones llamado Sunworld que fue construido en el lugar de un resort de descanso que los franceses hicieron durante la ocupación en los años 20s, y mucho tiempo después unos empresarios vietnamitas decidieron construir este parque de diversiones como si fuera una ciudad europea. 

Junto con toda la gente el personal del parque nos fue acarreando pasando por unas instalaciones que parecían un hotel de lujo hasta que llegamos a un teleférico, el más largo del mundo, que nos llevó 5 kms por encima de bellísimas montañas selváticas. ¡Qué alto estamos! Ya vamos a entrar a las nubes. De pronto ya no veíamos nada alrededor del teleférico más que una capa blanca de nubes esponjosas que nos cubrían por completo. 

Llegamos a la primera estación sorprendidos por el frío, habíamos subido alrededor de 1000 metros y el clima era muy diferente, frío y lleno de neblina y la verdad no íbamos tan bien preparados para ese clima, como el 80% de los turistas que torpemente pensamos que va a hacer calor igual que en la costa. Nos bajamos del teleférico con la ilusión de ver un famoso puente sostenido por las manos de un gigante de piedra. Hay mucha neblina, no se ve casi nada. ¡Qué mala suerte! Aunque tengo que decir que para mí la neblina tiene su encanto.

Seguimos el recorrido para visitar una cava de vinos francesa original construida en 1929 donde nos tomamos un rico vino especiado calientito. Entre la neblina recorrimos unos jardines estilo francés, y visitamos un buda blanco gigante con su templo que nos encontramos en el recorrido. Este templo creo que no tiene nada que ver con Francia, pero pues ni modo que pusieran un buda estilo francés, estaría muy raro.

De ahí subimos a otro teleférico para llegar a la siguiente estación con todo un curioso pueblo europeo hecho desde cero hasta con fuentes e iglesia gótica donde la mayoría era hotel pero muchos otros lugares eran restaurantes y entradas a juegos.

Les quedó el lugar espectacular, de verdad que había zonas que sí parecían auténticos lugares europeos. Entramos a una zona de juegos mecánicos y de feria. Alfred se subió a uno que otro juego mientras que mi mamá y yo nos entretuvimos un rato viendo un show de malabaristas. Estaba muy peculiar ese lugar y creo que valía mucho la pena estar ahí paseando entre esas calles.

De pronto nos encontramos con la entrada a otros templos budistas ¡Qué raro! En un parque de diversiones que haya templos budistas de verdad, hasta con residencia de monjes. Así que de estar en Europa de pronto estábamos en Vietnam visitando templos, pasábamos unas escaleras y así, en un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos otra vez en Europa. 

Seguimos visitando las diferentes partes del parque viendo que estaban construyendo más y más sitios al estilo de castillos y palacios europeos. Vimos una pequeña película de experiencia inmersiva sobre ciudades del mundo y a Alfred y a mí nos dio muchísima emoción ver algunos de los lugares que ya hemos visitado en este viaje como El Cairo y Río de Janeiro. 

Terminamos la visita al parque regresando al puente con las manos del gigante de piedra que por suerte ya no tenían neblina, qué maravilla, pero sólo nos dio tiempo de una fotito muy rápida porque ya era hora del cierre del parque.

Al día siguiente pasaron por nosotros a las 8 de la mañana, un tour lleno de asiáticos y nosotros siendo los únicos no asiáticos. El guía turístico se levantó de su asiento y empezó a hablar Ting tong tang ñu ña ñi lam nam pam. Me empecé a preocupar de que todo el tour fuera a ser en algún idioma extraterrestre, que por no entender nada no pudiéramos regresar al autobús a tiempo y nos perdiéramos para siempre en la selva Vietnamita. Todo eso pasó por mi mente cuando me di cuenta de que ahora sí estaba empezando a entender lo que parecía ser el idioma inglés. Nos salvamos, el tour iba a ser tanto en vietnamita como en inglés.

Después de un par de paradas técnicas, una tienda de perlas artesanales y pasar por un túnel de 6 kms de distancia, el más grande en el sureste asiático, llegamos a nuestro primer destino: la tumba del último monarca de la dinastía Nguyen que duró desde 1805 a 1945. Ya a este último emperador se le consideraba un títere de los franceses y la gente no lo quería especialmente porque subió los impuestos con el pretexto de la construcción de esa tumba que hoy estábamos visitando. 

Esa tumba era algo que nunca habíamos visto antes, parecía más un palacio europeo, pero al acercarnos vimos que toda la arquitectura europea se transformaba en decoraciones evidentemente vietnamitas con sus típicos dragones por todos lados. ¡Wow! ¡Qué bonito! Subimos las escaleras hasta llegar a un salón que nos paralizó y nos dejó con la boca abierta. Eran como los interiores de los más bellos palacios franceses pero con las más impresionantes decoraciones asiáticas en porcelana. Absolutamente espectacular. Todo lo que en Europa suele ser de tela aquí estaba hecho de porcelana, una belleza difícil de igualar. Este emperador a lo mejor no fue muy querido pero esta tumba tan impresionante hace que todos quieran ir a verlo.

Después fuimos a comer bien rico a un restaurante vietnamita muy lindo todo de madera con típicos jardincitos, riachuelos y puentes vietnamitas. Ahí comimos en la misma mesa que tres señoras vietnamitas muy simpáticas que no hablaban inglés pero que con sonrisas y señas se daban a entender muy bien.

El siguiente destino fue otra tumba, ésta del primer emperador de la dinastía Nguyen. Aprovechamos la oportunidad para que mi mamá posara con las tres señoras vietnamitas con las que habíamos comido y que estaban todas disfrazadas para sus sesiones de fotos y ¡sí que sabían posar!

Esta tumba era todo un complejo de templos. Vimos que de ahí era un famoso monje que se prendió fuego para protestar contra el gobierno impuesto por Estados Unidos durante la ocupación. Su fotografía dió vuelta al mundo y dejó en evidencia las absurdas políticas de ese gobierno que pretendía cambiar la religión del budismo al catolicismo.

Por último visitamos la impresionante ciudadela de Hue, también de la dinastía Nguyen, que fue la capital de Vietnam en el siglo XIX y parte del XX. Estoy segura de que hubiéramos podido estar ahí horas y horas recorriendo el lugar. Lo bueno es que íbamos en tour y el guía nos llevó a los sitios más importantes e interesantes de la ciudadela. Vimos que han hecho un extraordinario trabajo de recuperación, restauración e incluso reconstrucción de varias partes de la ciudadela, aunque algunas no ha podido reconstruir porque no se sabe cómo eran.

Estuvimos recorriendo el extraordinario complejo construido al estilo de la Ciudad Prohibida de Beijing, con un muro exterior protegiendo a toda la ciudadela de intrusos  y un muro interior alrededor sólo del palacio real para proteger al emperador y su familia. Y además, como mucho en esa época se construía siguiendo las reglas del Fengshui para lograr armonía de los espacios, por eso mucho sigue patrones rectangulares.

El último emperador de Vietnam, Bao Dai, el mismo de la tumba súper espectacular que visitamos primero fue también el último emperador en habitar la ciudadela de Hue, gobernó desde 1926 y hasta 1945 durante las caóticas guerras de Indochina hasta que fue obligado a abdicar, abandonó Hue y se exilió en Hong Kong. Hoy es un gran destino turístico en donde hasta nos tocó un pequeño concierto de música tradicional.

Ese día al regresar a Da Nang fuimos en la noche a cenar a un restaurante con terraza para ver a las nueve de la noche el emocionante show del Puente del Dragón echando fuego y agua.

La opinión de mi mamá sobre Da Nang:

Lo mejor: Fueron muchísimas cosas. El night market con sus langostas, langostinos, ostiones, camarones. El dragón expulsando fuego y agua en el puente. La cena que tuvimos a la orilla del río estuvo también muy rica. ¡Da Nang estuvo súper! El parque de diversiones. Es que todo está padrísimo.

Lo peor: ¡Ay! La atravesada de las avenidas que luego son enormes y luego no te da tiempo de atravesar. No tuvimos ningún evento desafortunado y eso estuvo maravilloso.

Lo más chistoso: En el templo de la Lady Budha los changos que corrían por todos lados persiguiéndose estaban muy simpáticos.





























Comentarios