Seúl, Corea del Sur: la ciudad del futuro que no olvida su pasado

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13 de mayo de 2023. Con un vuelo corto desde Isla Jeju llegamos a Seúl, capital de Corea y nuestro último destino en esta aventura por el mundo. No es casualidad que Seúl esté tan cerca de la frontera con Corea del Norte ya que Estados Unidos, en su propuesta de división de toda la península coreana, decidió que Seúl quedara del lado sur que los estadounidenses estarían controlando y que a partir del paralelo 38 hacia el norte se formara Corea del Norte. Así de práctico quedó el asunto. Supongo que al día de hoy los seulitas se sienten afortunados de haber quedado de este lado.

Llegamos al aeropuerto y tomamos el metro que nos llevó hasta nuestro hospedaje, una pequeña habitación en un acogedor departamento con cocina y baños compartidos. Bastante bien considerando que estábamos en el centro de la ciudad y a minutos caminando de los palacios reales y de algunos museos que queríamos visitar. Fuimos a comer deliciosa comida coreana de la que no nos habíamos cansado para nada, todo lo contrario, ya éramos fans de la simplicidad pero excelente preparación de su cocina. Me sorprende que no sea más famosa en el mundo, para mí es de las mejores que hemos probado.

Terminando de comer fuimos a una plaza a ver la escultura del Rey Sejong el Grande, uno de los gobernantes más importante de la historia de Corea y del que estábamos súper interesados en saber. Debajo de la plaza encontramos el museo subterráneo sobre el rey. Ahí vimos que fue un gran líder del siglo XV preocupado por toda la población sin importar su clase social o su educación. Su interés primordial era inventar y crear cosas que le fueran útiles a la población así que hizo un centro de investigación para el desarrollo de tecnología útil para el país y el pueblo. Varios de sus ministros no estaban muy de acuerdo, no les gustaba que le diera poder al pueblo.  También, al darse cuenta de que la gran mayoría de la población era analfabeta porque hablaban en coreano pero usaban la escritura china que era muy compleja y no podía expresar todos los sonidos y palabras propios del coreano, decidió crear el alfabeto coreano actual para que todos pudieran aprender a leer y escribir.

‌Después, ahí mismo en el espacio subterráneo entramos a otro museo sobre el héroe nacional Yi Sun-sin del que ya habíamos visto un monumento en Busan. En este museo vimos una réplica a escala del genial Turtle Ship, el primer barco acorazado que venció a los japoneses en muchas batallas. Recorriendo el museo Alfred y yo encontramos con un jueguito de disparar a barcos enemigos y nos pusimos a jugar sin darnos cuenta de que el museo ya estaba cerrando y personal del museo tuvo que ir a corrernos. ¡Tan divertidos que estábamos!

Saliendo del museo vimos unas esculturas lindísimas hechas como tradicionales lámparas que nos encantaron. Era sábado y había mucha gente disfrutando del buen clima y el espacio público que tenían.

‌Después pasamos a conocer el magnífico templo Jogyesa construido en en el siglo XV y nombrado como el templo principal del budismo coreano. Alfred recordaba haberlo visitado hace 10 años que vino a Seul de trabajo. Me acuerdo perfecto de este templo y de ese buda sonriente.

‌Al día siguiente nos fuimos en metro al Museo Nacional de Corea. Al llegar nos sorprendió un edificio enorme, súper voluminoso con un gran patio y muchísimos espacio público al aire libre, pero sobre todo nos llamó la atención un oso gigante bien lindo ahí en medio de la entrada al museo así nada más.

Entramos al museo con exposiciones sobre toda la historia de Corea. Estuvimos horas recorriéndolo, repasando un poco lo que ya habíamos aprendido sobre su historia tanto en Busan como en Gyeongju. Es importante mencionar un robotito que había como parte del staff del museo un amable robot que te daba información y te guiaba a donde quisieras como al baño o a alguna sala de exposiciones, me cayó muy bien ese robot.

Saliendo pasamos por el War Memorial of Korea. Estos lugares siempre parten el corazón por un lado y brindan orgullo y sentido a los países por otro lado, todo depende de cómo se cuente la historia. Ahí vimos varios memoriales dedicados a diferentes guerras importantes para el país y sobre todo a la Guerra de Corea que para ellos es un tema súper doloroso que no olvidan. 

Entramos a un museo sobre las guerras a través de la historia del país. Creo que lo más sorprendente fue que el museo trataba de las guerras desde el paleolítico hasta las últimas en la península coreana. Vimos maquetas bien curiosas de las primeras fortalezas cuando lo que protegían eran chozas a penas ¡Desde ese entonces se hacían fosos como defensa!

‌Saliendo de ese museo nos fuimos a conocer la Namsangol Hanok Village. La palabra hanok en coreano se refiere a las casas tradicionales coreanas y éstas que fuimos a ver eran casas del llamado periodo Joseon, de 1392 a 1910, y que pertenecían a personajes de la familia real, funcionarios o de la clase alta que tienen un alto valor histórico y por lo tanto las reubicaron para su conservación y exhibición. En esas casas ya no habita nadie desde hace mucho tiempo y están nada más para que los turistas como nosotros podamos ver cómo eran por fuera y por dentro. ¡Qué bonitas! La arquitectura coreana para mí ha sido de las más lindas que hemos visto, con un muy buen balance entre la decoración, la sencillez y la practicidad.

‌Para terminar el día caminamos hasta una zona y calle súper concurrida y animada llamada Myeong Dong llena de tiendas de todo tipo y de puestitos de comida que sorprendentemente estaban bien caros. Probamos un par de cositas ahí y huimos para cenar decentemente y más barato. En este viaje ser codos ya se nos ha hecho costumbre.

Al día siguiente visitamos el Museo Folclórico Nacional donde vimos varias exposiciones bien interesantes para entender mejor a Corea, su cultura, su economía y su gente. Vimos una exposición sobre la pesca, la importancia de la anchoa en su alimentación diaria y todo su proceso aunque no vimos nada sobre el impacto al medio ambiente de la pesca tan desmesurada. Tristemente es una constante en los países del este de Asia la poca consciencia que se tiene en temas relacionados con el medio ambiente y por lo tanto la sociedad en general no actúa mucho en consecuencia, ni siquiera lo piensan.

En el museo también vimos exposiciones sobre temas como la educación en el país. Hoy Corea del Sur es el país en el mundo que más horas dedica al estudio y trabajo, y eso tiene sus orígenes siglos atrás cuando trabajar en el gobierno era la máxima aspiración de toda persona y que para ello se tenía que pasar un examen que de fácil no tenía nada. Ahora, de igual manera los coreanos para estudiar en las mejores universidades y por lo tanto trabajar en las mejores empresas tienen que prepararse toda su vida escolar para aprobar un examen muy difícil. ¡Incluso los niños estudiaban en las vacaciones! Uy no, no me imagino mi infancia estudiando todo el tiempo, al contrario.

Después de salir del museo y comer fuimos a la embajada de México en Corea a ver al embajador Carlos Peñafiel que es el amigo de Gaby, una prima y que nos puso en contacto con él. Súper buena gente nos hizo un huequito en su agenda para recibirnos en su oficina y platicar sobre Corea, México y los viajes. Alfred aprovechó para hacerle una pregunta de lo más relevante en la coyuntura actual. Embajador ¿dónde encuentra buena comida mexicana en Seúl? El embajador seriamente, entendiendo la importancia de la pregunta nos contestó que había encontrado un lugar de carnitas y otro de una señora mexicana, los dos muy buenos. Nos encantó tener ese ratito para pisar suelo mexicano, conocer y platicar con una persona tan agradable y buena onda.

Saliendo de la embajada nos fuimos a caminar por el río Cheonggyecheon que hasta el 2003 era una vía vehicular rápida y decidieron recuperar el río que por ahí pasaba e incluir un parque lineal a los lados que ahora está hermoso, ultra agradable. Para nosotros fue muy impactante imaginar ese lugar tan bonito  que muchísima gente disfruta todos los días lleno de concreto y coches. ¡Quedó hermoso! Que más ciudades en el mundo sigan este ejemplo por favor.

‌Llegamos hasta una plaza de diseño que parecía una nave especial estacionada, una arquitectura súper vanguardista. Resulta que en ese espacio antes había un estadio de béisbol japonés que los coreanos decidieron derribar para construir una plaza pública que nada tuviera que ver con Japón. Nos metimos a conocer una parte de la plaza que era de salas de exhibiciones. Nos recordó mucho al Museo Soumaya en México pero en éste al llegar hasta arriba nos encontramos con un jardín en rampa desde el que podíamos bajar hasta el nivel de la calle. ¡Qué innovador y qué buena idea!

Para terminar el día fuimos a un mercado callejero de pura comida. Estaba enorme y por más que recorríamos el mercado viendo todas las delicias que podíamos comer y aunque moríamos de hambre no nos podíamos decidir, eran demasiadas opciones pero no muchas se veían muy saludables. Alfred tuvo muy buen ojo en un puesto y acabamos comiendo unos dumplings de kimchi al vapor recién hechecitos. Extraordinarios.

El siguiente día, el martes 16 de mayo fue día de entrevista en el programa por internet Floppy Radio que tiene Fer mi hermano. Durante el viaje habíamos tenido otras dos entrevistas, una estando en Uruguay, otra en Turquía y esta tercera y última en Corea. Estuvo bien divertido platicar con él de tantas cosas que hemos vivido, aprendido y de las que hemos reflexionado en este viaje. Para que vean toda la entrevista-plática dejo el link aquí, está bastante larga pero muy interesante, entretenida y reveladora.

Terminando la entrevista y después de comer fuimos a pasear a la llamada Bukchon Hanok Village que es un barrio de casas tradicionales en donde todavía vive gente. Nos sorprendió muchísimo lo lindo del barrio, pasear en las callecitas entre esas bardas y casas que daban ganas de entrar a conocer pero como eso es ilegal nos conformamos con sólo verlas y tomar fotos por fuera.

Llegaron los días asignados para ver palacios y fortalezas, los últimos días de Seúl. La gripa no nos dejaba en paz a Alfred y teníamos unos días mejores y otros peores, así que tratamos de llevarla más o menos tranquila. Seúl tiene 5 palacios pero decidimos sólo visitar los dos que consideramos que más valían la pena, tampoco se trataba de empalaciarnos tanto. Visitamos ese día el Palacio Gyeongbokgung, considerado el más importante porque fue el primero en haberse construido en el año 1395. 

Ese día el sol estaba brillando a más no poder, no había ni una nubecita en las alturas que cubriera tantito. Vimos el colorido cambio de guardia y después aprovechamos un tour guiado gratuito en inglés que nos llevó a conocer las diferentes partes del palacio, los magníficos salones, habitaciones del rey, habitaciones de la reina, etc. todo construido en madera y en realidad todo reconstruido a partir de 1990 y sigue en proceso de reconstrucción.

Después de la visita guiada que nos gustó muchísimo porque todo era muy parecido y no hubiéramos entendido qué salón servía para qué cosa. Saliendo del palacio fuimos al Museo de los Palacios que hablaba sobre la historia y la actualidad de los diferentes palacios de Corea. 

Al día siguiente tocaba otro palacio aunque parecía que iba a llover un poco. Ni modo, a usar los impermeables. ¡Uy! Estoy viendo que teníamos que haber reservado el acceso a los jardines y para hoy ya no hay espacio disponible. Ya pensaba yo que no íbamos a poder ver los jardines que dicen que son muy bonitos cuando de pronto leí que el mismo día también tenían boletos en taquilla disponibles. Me eché la carrera a la taquilla del palacio que estaba bien cerquita, a 10 minutos caminando, y sí tenía boletos para cualquier horario así que compré el de las 3:30 de la tarde pensando que para esa hora ya habría dejado de llover según el pronóstico. 

Nos la llevamos leve ese día, tranquilamente desayunamos, nos bañamos, nos alistamos cual si fuera fin de semana, sin prisas y salimos. Llegamos al Palacio de Changdokkung, entramos por su monumental puerta que es la más antigua de Corea y empezamos a visitar uno a uno los patios y los recintos del palacio. ¡Oh! Creo que éste es el palacio más bonito que hemos visitado en Corea. Cada construcción tenía su propio estilo y el salón del trono era magnífico. Nos emocionó ver qué ahí se había filmado una película sobre un rey coreano que habíamos visto unos días antes, la película El Rey y El Payaso con la que aprendimos mucho porque retrataba muy bien y con humor la vida del rey y de la gente dentro del palacio.

A las 3:30 en punto empezó la visita guiada a una parte de los preciosos jardines del palacio en donde el rey, la reina, la corte solían pasear, relajarse, incluso pescar en alguno de los estanques. Estaba hermoso, un lugar lindísimo en el que sí dan ganas de pasar horas y horas caminando y reflexionando sin rumbo fijo.

‌Llegó el último día de turisteada en Corea y ese día  fuimos a correr al parque lineal,no podíamos dejar pasar esa oportunidad de correr en un lugar tan lindo en medio de la ciudad.

Después viajamos en metro hora y media hasta otra ciudad a visitar la Fortaleza de Hwasong cuyo muro, torres de vigilancia y puertas han reconstruido y hoy está prácticamente completa con excepción solo de aperturas para calles necesarias para una ciudad actual. Creo que nunca habíamos visto una muralla completa ¡qué maravilla! 

Para llegar a la muralla empezamos recorriendo un sendero por un bosquecito hasta que llegamos a la muralla. Estamos del lado enemigo de la muralla, ¿ahora cómo entramos? Seguimos caminando y encontramos la entrada, del otro lado también habían dejado bosque. Nos pusimos a caminar por la muralla, llegamos a la parte más alta desde donde veíamos la ciudad actual, Suwon, y el resto de la muralla a la lejos. También veíamos desde ahí el palacio al que la muralla protegía. 

Seguimos caminando por la muralla, bajamos de la montaña hasta una de las puertas de la muralla y  llegamos a otra puerta. Aquí se ve que hay muchos restaurantes ¿y si comemos de una vez? Aprovechamos para pedir a señas y comer nuestra última deliciosisísima comida coreana llena de verduras y de sabor. Sin duda voy a extrañar esa comida.

Terminamos de comer, seguimos recorriendo la muralla, llegamos hasta un río bien lindo, caminamos junto a él hasta encontrarnos con la última puerta de la muralla ahora adornando tranquila y orgullosamente la glorieta de una avenida de Suwon.

Regresamos al metro y emprendimos nuestro viaje a Seúl. ¿Podemos pasamos al famoso barrio Gnangam nada más por no dejar? Pues sí. Llegamos, salimos a la calle y nos encontramos con avenidas enormes y edificios por aquí y por allá. ¡Mira, la está la escultura de las manos de Gnangam Style!

Pantallas y pantallas gigantes con anuncios sobre edificios enormes. Llegamos a un centro comercial y ahí entramos para ver la que dicen es una de las bibliotecas más bonitas del mundo, la Starfield Library. Y sí estaba bien bonita, con un diseño de muebles e iluminación lindísimas. Pues listo, no hay nada más que ver en este barrio, vámonos que mañana se nos acaba este viaje.

Así fue la última ciudad al otro lado del mundo. Era muy raro para nosotros pensar en que ya estábamos terminando, después de año y siete meses, el loco viaje alrededor del mundo que se nos ocurrió hacer.

La opinión de Alfred sobre Seúl:

Lo mejor: Tiene que ser definitivamente los palacios. Se dieron a la tarea de reconstruirlos de la época Joseon y dejarlos como en su mejor momento de esplendor y creo que verdaderamente lo lograron, son espectaculares.
Puntos extra para la comida ya que en el lugar en el que te metas comes bien. Así te metas en algún lugar por accidente comes muy bien.

Lo peor: Después del resfrío que nos dimos en Gyeongju nos enfermamos en Seúl pero eso no es culpa de Seúl, es culpa del clima de Gyeongju.
También que fuimos a Gnagam para subirnos al tren del mame del Gnagam Style pero la verdad que no hay nada que ver, sólo edificios, y una biblioteca que está bonita pero hasta ahí.

Lo más chistoso: Fuimos a desayunar a un lugar de potajes que al parecer les gusta desayunar en Corea. Después de varios días que llevábamos en Corea aprendimos muy bien a decir "gracias" en coreano. Tanto así que en ese lugar una señora se sorprendió de cómo Lulú le dijo "gracias" e hizo la reverencia y la señora la volteó a ver con cara de "¿Y ahora ésta? ¿Habla coreano?".





















Comentarios

  1. Tuve la oportunidad de conocer varios e interesantes lugares de un Pais

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